El desplome de una ficci¨®n
Los alemanes han gritado: "?Virgencita, que me quede como estoy!" y han votado a la madre protectora
Durante meses los medios espa?oles han alimentado el mito, que en las ¨²ltimas semanas ha llegado a ser clamoroso, de que del resultado de las elecciones alemanas depender¨ªa el que pudi¨¦ramos salir antes del pozo al que nos arrojaron. En el ambiente flotaba tambi¨¦n la opini¨®n, aunque mucho m¨¢s desva¨ªda, de que los causantes de nuestros males tienen la obligaci¨®n de sacarnos las casta?as del fuego.
Si incluso con austeridad sigue aumentando el endeudamiento, causa principal de nuestros males, es obvio que hay que acabar con esta pol¨ªtica, un objetivo que exige eliminar la posici¨®n obcecada de la canciller alemana. La esperanza radicaba, bien en que el triunfo de la socialdemocracia pusiera en marcha el plan Marshall prometido para el sur de Europa, bien, que la misma canciller, ya sin la presi¨®n de las elecciones, reconociera que hab¨ªa llegado el momento de impulsar el crecimiento.
Pensar que las elecciones del 22 de septiembre eran decisivas, en el sentido de que entre alternativas claras y contundentes se dilucidar¨ªa una de tal trascendencia que, no solo modificase a fondo la pol¨ªtica alemana, sino que adem¨¢s incidiera con tal fuerza en Europa como para que se tomasen en cuenta los eurobonos y la mutualizaci¨®n de la deuda, es ignorar todo de Alemania, sin conocer lo m¨¢s m¨ªnimo la situaci¨®n real de Europa.
La ficci¨®n se ha mantenido, aunque en la campa?a ning¨²n partido hubiera dicho una sola palabra sobre Europa, excepto Una Alternativa para Alemania (AfD), fundada hace unos pocos meses, que con una cr¨ªtica del euro muy semejante a la del Frente Nacional de Marine Le Pen, se ha acercado al 5% gracias al voto de protesta.
Y no se ha hablado de Europa, no porque funcione de manera razonable, sino al rev¨¦s, porque la situaci¨®n est¨¢ tan enmara?ada, que no cabe hacerlo sin atemorizar al personal. ?C¨®mo explicar que el bienestar de Alemania depende de las exportaciones, y estas del euro, pero que la moneda com¨²n ¨²nicamente podr¨¢ resistir, si en un corto plazo se llevan a cabo reformas de gran envergadura, de las que nadie sabe si ser¨¢n posibles, ni con qu¨¦ resultados? En el tema Europa los partidos han preferido seguir la t¨¢ctica de la se?ora Merkel de transmitir emociones que movilicen, en vez de ideas complejas que solo abren interrogantes y producen desasosiego. En las primeras elecciones en las que Merkel se present¨® en 2005, parti¨® con 20 puntos de ventaja al inicio de la campa?a y apenas obtuvo un punto m¨¢s. Prometiendo el oro y el moro Schr?der alcanz¨® el 34,3% de los votos; ella, con argumentos, sin levantar falsas ilusiones, confiando en que lo mejor es hablar de los problemas sin tratar de enga?ar, el 35,2%.
Merkel no ha vuelto a cometer este error. En las posteriores campa?as, hechas ya desde el Gobierno, no maneja ideas ni propone proyectos, que siempre la oposici¨®n dir¨ªa, y por qu¨¦ no los ha realizado antes, sino ¨²nicamente transmite emociones que refuercen la certeza de que con ella la gente est¨¢ protegida de los males que por doquier acechan.
La izquierda ¡ªque esta vez, adem¨¢s del SPD y los que se llaman a s¨ª mismos ¡°la izquierda¡± ha a?adido a los verdes¡ª se ha centrado en se?alar las grandes deficiencias de la Alemania de hoy que, pese al monto de sus exportaciones y el aumento fabuloso de los ingresos fiscales, faltan inversiones en infraestructuras y en educaci¨®n, y una buena parte de los alemanes viven de empleos precarios con salarios muy bajos. La exigencia un¨¢nime de la izquierda ha sido subida de salarios, fijando uno m¨ªnimo, y aumento de los impuestos a los que m¨¢s tienen para poder financiar las inversiones que se necesitan.
Con estas exigencias ¡°la izquierda¡± y los verdes han perdido puntos y el SPD, partiendo del peor resultado que hab¨ªa obtenido en la historia de la RFA, ha ganado tan solo dos, llegando al 25% de los votos, una cifra que lo mantiene muy alejado de poder presentar al canciller.
La se?ora Merkel, en cambio, con un 41,5%, ha conseguido el mejor resultado obtenido desde los tiempos de Adenauer, y no precisamente porque a Europa y a la mayor¨ªa de los alemanes les vaya bien. Al contrario, los alemanes han gritado virgencita que me quede como estoy, y se han entregado en manos de la madre protectora, que sin hacer experimentos les garantiza aguantar agazapados hasta que pase la tormenta. Al contrario que en Espa?a, en que cada d¨ªa Gobierno y medios anuncian una mejor¨ªa con la perspectiva de que a lo m¨¢s tardar en un a?o empezaremos a crecer, los alemanes han votado con el miedo de que lo peor de la crisis est¨¢ todav¨ªa por llegar.
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