Irlanda decide en refer¨¦ndum si suprime el Senado

Los irlandeses han votan este viernes en refer¨¦ndum una propuesta del Gobierno para abolir el Senado a partir de la pr¨®xima legislatura. Aunque a menudo es arriesgado vaticinar el resultado de una consulta en la Rep¨²blica y hab¨ªa antes de la votaci¨®n un elevado porcentaje de indecisos, los ¨²ltimos sondeos apuntan a una clara victoria de los partidarios de la abolici¨®n. Esta es apoyada por todos los grandes partidos menos el Fianna Fail, actualmente en la oposici¨®n pero hist¨®rica fuerza dominante de la pol¨ªtica irlandesa.

El argumento econ¨®mico se dibuja como el factor decisivo a favor de un eventual triunfo del s¨ª en la consulta, muy por delante de otro factor citado estos d¨ªas por los comentaristas: el deseo de los irlandeses de recortar el n¨²mero de pol¨ªticos para vengarse por lo que consideran su irresponsable gesti¨®n de la econom¨ªa del pa¨ªs en los a?os previos a la crisis financiera de 2008. Los ahorros previstos, sin embargo, son modestos. Oficialmente, el Senado cuesta unos 20 millones de euros al a?o, pero no se sabe cu¨¢ntos de ellos dejar¨¢n de gastarse con su supresi¨®n.

Una encuesta realizada por la consultora Ipsos MRBI para el diario The Irish Times una semana antes de la votaci¨®n se?alaba que el 43% de los encuestados que se declaraban a favor del s¨ª citaban el ahorro de dinero como su principal motivo para apoyar la desaparici¨®n del Senado. Un 16% iban a votar tambi¨¦n a favor por creer que la c¨¢mara alta no tiene sentido debido a sus escasos poderes, que lo m¨¢ximo que le permiten es retrasar tres meses una propuesta de ley; un 14% cree que no es necesario y que ya ha sido suprimido en pa¨ªses como en Dinamarca, Suecia y Nueva Zelanda; tan solo un 8% citaban la reducci¨®n del n¨²mero de pol¨ªticos como su principal incentivo para votar a favor y un 4% contestaban pura y simplemente que no saben para qu¨¦ sirve el Senado.

Creado en 1922, a los pocos meses del nacimiento del llamado Estado Libre Irland¨¦s, el Senado est¨¢ formado por 60 miembros designados: 11 por el jefe del Gobierno, seis por las universidades y los 43 restantes por la clase pol¨ªtica a trav¨¦s de votaciones en paneles formados por los miembros de la c¨¢mara baja, los senadores salientes y concejales municipales.

Es su car¨¢cter antidemocr¨¢tico de c¨¢mara no electa lo que empuja a partidos como el Sinn F¨¦in a apoyar su supresi¨®n. Pero los partidarios de mantenerlo y reformarlo, como el Fianna Fail y movimientos pacifistas, creen que su abolici¨®n impide crear una verdadera c¨¢mara reformada que haga de contrapeso al Gobierno. Es esa carta blanca en favor de la c¨¢mara baja ¡ªy por lo tanto del Gobierno que se apoya en ella¡ª lo que empuja a oponerse a su abolici¨®n al 54% de los encuestados que apoyan el no.

Pero esa misma encuesta vaticina que esos partidarios del no son tan solo el 38% de los que est¨¢n decididos a votar y saben en qu¨¦ sentido, frente a un 62% que dijeron que votar¨ªan a favor del s¨ª. Un porcentaje muy s¨®lido, que hace pensar que ganar¨¢ el s¨ª. Pero en febrero eran el 74% y en junio el 72%, lo que deja abierto un resquicio de esperanza a los partidarios del no.