?Por qu¨¦ Marine Le Pen?
El Frente Nacional franc¨¦s ha labrado su fama a costa de otros: ayer, de la derecha cl¨¢sica; hoy, de la izquierda en el poder
El rechazo de la clase pol¨ªtica francesa a comprender las razones del ascenso del Frente Nacional es un fen¨®meno curioso: este partido lleva desarroll¨¢ndose desde 1983, pero hacemos como si lo acab¨¢ramos de descubrir, como si hubiera surgido esta ma?ana. Sin embargo, existen cientos de obras que han analizado el problema desde todos los ¨¢ngulos: investigadores se han hecho pasar por militantes de este partido para describirlo desde su interior, tr¨¢nsfugas han relatado sus guerras intestinas, periodistas se han hecho amigos de sus dirigentes, catalogados desde 1983 como representantes aborrecidos del fascismo franc¨¦s.
El partido contin¨²a labrando su fama a costa de otros: ayer, de la derecha cl¨¢sica; hoy, de la izquierda en el poder. He aqu¨ª, pues, una organizaci¨®n pol¨ªtica que dentro de poco celebrar¨¢ su 30? aniversario, que ha visto al padre ¡ªacusado de torturas durante la guerra de Argelia¡ª convertirse en diputado europeo, y a la hija, abogada, vestida de ninfa Egeria de la Rep¨²blica contra el ¡°enemigo interior y exterior¡±. A principios de los a?os ochenta, este partido era desconocido y no ten¨ªa ninguna proyecci¨®n, pero Le Pen se abri¨® paso en las elecciones municipales de 1983, porque la izquierda acababa de enterrar su programa socialista para precipitarse en la construcci¨®n liberal de Europa y porque la derecha, golpeada por la victoria de Fran?ois Mitterrand, estaba dividida y no ofrec¨ªa ning¨²n recurso a sus simpatizantes. Por aquel entonces, los buenos resultados de la extrema derecha ya se hab¨ªan presentado como una advertencia a la respetable clase pol¨ªtica republicana francesa. El presidente Mitterrand comprendi¨® inmediatamente la ventaja que pod¨ªa obtener de esta situaci¨®n: la derecha, dec¨ªa, es republicana, no puede pactar con la extrema derecha sin renegar de s¨ª misma y, por tanto, perder una parte importante de su electorado. Como consecuencia, hace falta una extrema derecha fuerte, para evitar que la derecha concentre la mayor¨ªa. La defensa de los valores republicanos iba a servir de escudo a la izquierda para mantener a la derecha eternamente en la oposici¨®n¡
Por otra parte, la izquierda se convirti¨® en la mejor defensora del multiculturalismo, lo que tuvo la virtud ¡ªdada la formaci¨®n cultural de la naci¨®n francesa¡ª de hacer escalar los votos a favor del partido de Le Pen. Mitterrand no se detuvo ah¨ª: cambi¨® la ley electoral para permitir a la extrema derecha tener una veintena de electos en las elecciones legislativas de 1986 y as¨ª impedir a la derecha gobernar con ella sin violar este pacto republicano. Evidentemente, Jacques Chirac, vencedor de las legislativas, rechaz¨® la alianza con el partido de Le Pen. Este, por otra parte, sac¨® provecho, puesto que la situaci¨®n le permiti¨® alcanzar unos resultados de m¨¢s del 14% en las elecciones presidenciales de 1988, que ver¨ªan igualmente la reelecci¨®n triunfal de Mitterrand.
Para muchos electores, este partido dice la verdad sobre la inmigraci¨®n o Europa; habla de sus preocupaciones
As¨ª, se estableci¨® una especie de complicidad, a costa de la derecha, entre los dos enemigos que son la izquierda y la extrema derecha. Fue este el cerrojo que salt¨® durante las elecciones del pasado domingo en Brignoles: all¨ª, a pesar de la alianza republicana de todos los partidos de cara al Frente Nacional, este ¨²ltimo ha ganado las elecciones. Ello quiere decir que para muchos electores, este partido dice la verdad sobre la inseguridad, la inmigraci¨®n, Europa, etc¨¦tera. Que habla de sus preocupaciones. A base de, sobre todo, provocar miedo, se ha convertido, bajo la direcci¨®n cosm¨¦tica de Marine Le Pen, en un partido respetable y serio a ojos de millones de electores. ?Por qu¨¦?
Dos razones fundamentales: los electores no aceptan m¨¢s el chantaje que les obliga, so pretexto del respeto a los valores republicanos, a retarse con la extrema derecha, ya que derecha e izquierda han retomado la ret¨®rica securitaria del Frente Nacional. Prefieren el original a la copia. Segundo: derecha e izquierda han desertado del terreno de lo social y nunca, desde los a?os ochenta, los sacrificios pedidos a las capas m¨¢s pobres de la poblaci¨®n han sido tan grandes. La decepci¨®n con respecto a la izquierda en el poder alcanza un nivel excepcional. Los ciudadanos franceses tienen un inmenso sentimiento de abandono, de injusticia, de opresi¨®n. Se trata de una crisis de representaci¨®n de la Naci¨®n, de sus esperanzas, de su cohesi¨®n. Es esta percepci¨®n la que manipula con destreza Marine Le Pen, dando para colmo la imagen de una militante ¡°?republicana!¡±. Y es esto lo que hace de la Francia de hoy el pa¨ªs m¨¢s explosivo de Europa.
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