EE UU promete espiar s¨®lo lo que necesite, no todo lo que pueda
Washington insiste en su derecho a recabar informaci¨®n en cualquier pa¨ªs para proteger a sus ciudadanos
El Gobierno de Estados Unidos insiste en su derecho a recabar informaci¨®n en cualquier pa¨ªs del mundo con objeto de proteger a sus ciudadanos, pero est¨¢ dispuesto a revisar los programas actuales de espionaje para asegurarse de que se recoge la informaci¨®n que realmente se necesita, no toda la que su desarrollada tecnolog¨ªa es capaz de reunir.
En ese contexto, la portavoz del Departamento de Estado, Jean Psaki, coment¨® que la Administraci¨®n estaba considerando la propuesta hecha por Alemania y Francia de discutir con EE UU nuevas reglas para limitar el espionaje, aunque a?adi¨® que no hab¨ªa todav¨ªa ninguna decisi¨®n al respecto.
La portavoz dijo que funcionarios de distintos niveles de la Administraci¨®n hab¨ªan mantenido contactos en los ¨²ltimos d¨ªas con Francia, con Alemania y con Italia para tratar de responder a la preocupaci¨®n que el asunto del espionaje hab¨ªa provocado, y hab¨ªan discutido f¨®rmulas para poner fin a este conflicto.
Con ese prop¨®sito, el presidente Barack Obama orden¨® hace ya varias semanas la revisi¨®n de los sistemas actuales de espionaje, pero ninguna novedad se ha producido desde entonces. Al contrario, las pruebas aportadas por Edward Snowden sobre la extensi¨®n casi ilimitada de la vigilancia de EE UU han continuado y las quejas de los pa¨ªses m¨¢s afectados ¨CAlemania, Brasil, Francia, M¨¦xico- han aumentado.
La crisis ha escalado hasta el punto de que la relaci¨®n bilateral ha retrocedido, en t¨¦rminos pr¨¢cticos, con alguno de sus aliados (Brasil), se ha complicado con otros (M¨¦xico) y ha adquirido una aspereza con Europa que no se recuerda desde los tiempos de la guerra de Irak, con la diferencia de que entonces estaba en la Casa Blanca un neo con antieuropeo y ahora est¨¢ un progresista proeuropeo.
La Casa Blanca conf¨ªa en poder salir de esta situaci¨®n a base de amabilidad y contactos personales que devuelvan la calma a las agitadas capitales europeas. Entre otros perjuicios, el espionaje ha herido la dignidad de los europeos y los ha expuesto ante alguna de sus m¨¢s profundas frustraciones: la desigualdad de su relaci¨®n con EE UU.
La Administraci¨®n est¨¢ considerando la propuesta hecha por Alemania y Francia de discutir con EE UU nuevas reglas para limitar el espionaje
Pese a que Obama y los portavoces norteamericanos insistan en que la pr¨¢ctica del espionaje es vieja y habitual entre todas las naciones del mundo, tambi¨¦n entre amigos y aliados, les falta a?adir que ninguna de ellas dispone de los medios con los que cuenta EE UU para entrometerse en los secretos ajenos y proteger los propios. Aunque Alemania tuviera inter¨¦s en el tel¨¦fono m¨®vil de Obama, es dudoso que consiguiera tener acceso a ¨¦l.
El problema de fondo, por tanto, es el del disparatado tama?o y poder alcanzado por los servicios secretos de EE UU. La Agencia de Seguridad Nacional (NSA), de la que m¨¢s se habla ahora porque es de donde proceden los papeles de Snowden, es solo una de las 16 agencias del Gobierno norteamericano dedicadas a recopilar informaci¨®n, toda la que puedan.
Los l¨ªmites est¨¢n, por supuesto, establecidos por la ley y por el control judicial y parlamentario al que el espionaje est¨¢ formalmente sometido. Pero las nuevas tecnolog¨ªas han hecho esos controles ineficaces y obsoletos. Ninguna comisi¨®n parlamentaria, ning¨²n juez del tribunal establecido para ese fin es capaz de controlar las millones de comunicaciones que los servicios de inteligencia de EE UU siguen a diario. Si, adem¨¢s, esa comisi¨®n y ese tribunal act¨²an tambi¨¦n en secreto, la falta de transparencia llega a ser alarmante.
Ese control es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil desde las atribuciones que la Ley Patri¨®tica promulgada tras el 11 de septiembre de 2001 concedi¨® al presidente. Obama reconoci¨® hace unos meses en un discurso que esos poderes presidenciales eran excesivos y no estaban justificados por las amenazas a las que el pa¨ªs se enfrenta en la actualidad. Pidi¨® al Congreso que se reformulara esa legislaci¨®n, pero tampoco se ha avanzado al respecto todav¨ªa.
No es f¨¢cil la vuelta atr¨¢s. Una vez que se ha creado un monstruo de espionaje de semejantes proporciones, no es sencillo que ¨¦ste acepte voluntariamente renunciar a sus capacidades. A los esp¨ªas se les entrena para conseguir informaci¨®n. No es f¨¢cil a?adirles excepciones.
Ahora Obama necesita, al menos, la apariencia de que se van a aumentar los controles. No se negocian las leyes nacionales con los Gobiernos de otros pa¨ªses, pero seguramente ser¨ªa tranquilizador para Francia y Alemania la abolici¨®n de la Ley Patri¨®tica. De cara a los propios norteamericanos, mayor transparencia parlamentaria y judicial parece lo m¨¢s urgente.
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