El Supremo de EE UU debate la legalidad de las oraciones en actos p¨²blicos
El alto tribunal aborda el papel de la religi¨®n en la Administraci¨®n y si las invocaciones y rezos al comienzo de eventos gubernamentales viola la separaci¨®n Iglesia-Estado
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha abordado este mi¨¦rcoles la constitucionalidad de las oraciones e invocaciones religiosas al inicio de actos y reuniones gubernamentales o legislativas. La presencia de la religi¨®n en las actividades del Gobierno y la posible vulneraci¨®n de la Primer Enmienda, que garantiza la separaci¨®n Iglesia-Estado, es una cuesti¨®n pol¨¦mica que divide a los ciudadanos de este pa¨ªs y que no es nueva para los nueve jueces que integran este tribunal, que ya legislaron sobre este asunto hace 30 a?os.
Entonces, un senador de Nebraska denunci¨® que abrir las sesiones legislativas de su Estado con un rezo era inconstitucional porque la religi¨®n no deb¨ªa inmiscuirse en asuntos estrictamente pol¨ªticos. El Supremo determin¨® que las invocaciones ¡°estaban profundamente arraigadas a la historia y la tradici¨®n de este pa¨ªs, desde la ¨¦poca de las colonias¡± y que, por tanto, no violaban la Primera Enmienda. Ese argumento es que ha invocado este mi¨¦rcoles la defensa de la localidad neoyorquina de Greece, que fue denunciada por dos de sus residentes, Susan Galloway, jud¨ªa, y Linda Stephens, atea, por dar comienzo a todas las sesiones en el Ayuntamiento con oraciones cristianas, una circunstancia que ellas consideran ¡°coactiva y aislacionista¡±, de acuerdo con sus abogados. Las mujeres perdieron el caso en primera instancia, pero, despu¨¦s, un juzgado de Apelaciones dictamin¨® que las plegarias de Greece deb¨ªan incluir a otros credos. El recurso a ese fallo es el que se ha discutido este mi¨¦rcoles ante el Senado.
La decisi¨®n que adopten los magistrados en junio podr¨ªa sentar un precedente sobre el papel de la religi¨®n dentro de los actos y eventos p¨²blicos en la naci¨®n con mayor diversidad religiosa del mundo. La Oficina del Censo establece que el 63% de la poblaci¨®n declara pertenecer a una iglesia, una cifra que ha permanecido inalterada desde 1960, y varias encuestas citadas por la Uni¨®n Americana de Libertades Civiles coinciden en que el 90% profesa una creencia religiosa. Las oraciones al comienzo de audiencias o de sesiones en instituciones p¨²blicas o eventos pol¨ªticos son una pr¨¢ctica casi indisoluble de los mismas.
El propio Tribunal Supremo abre sus sesiones con la invocaci¨®n: Dios salve a los EE UU ya su honorable corte¡±. Cada ma?ana, en el Capitolio, los capellanes de cada una de sus c¨¢maras comienzan las reuniones con una plegaria. Durante el cierre de la Administraci¨®n a comienzos de septiembre, el capell¨¢n del Senado, Barry Black, llam¨® la atenci¨®n de todos los medios por sus preces instando a la cordura de los pol¨ªticos para que pusieran fin a la par¨¢lisis. ¡°S¨¢lvanos de la locura¡±, sol¨ªa terminar sus oraciones.
Las implicaciones del caso que se ha presentado ante el Supremo estadounidense son tan significativas que hasta la Casa Blanca ha remitido una ¡°petici¨®n amistosa¡± a los magistrados en la que solicita que apoyen a la ciudad de Greece en este asunto, en una rara alianza con organizaciones religiosas y extremistas que tambi¨¦n han respaldado la causa de la localidad neoyorquina. Del otro lado se encuentra grupos progresistas a favor de la separaci¨®n Iglesia-Estado.
En el caso concreto que se debate en el alto tribunal de EE UU lo que se pide no es tanto que se eliminen las plegarias al comienzo de actos p¨²blicos sino que ¨¦stas no sean proselitistas, sobre todo cuando se trata de eventos de obligada asistencia, como denunciaban Galloway y Stephens como los del Ayuntamiento de Greece. La neutralidad de las invocaciones en el caso de Nebraska de 1983, fue uno de los argumentos que el Supremo abraz¨® en su fallo y esa neutralidad es la que se pide a los capellanes del Congreso que ¡°deben tener en cuenta que est¨¢ integrado por miembros que siguen distinta fe y tradiciones¡±, ha recordado el magistrado Stephen Breyer.
A tenor de sus preguntas y comentarios, los jueces no han parecido seducidos por los alegatos de ninguna de las dos partes. El presidente del tribunal, John G. Roberts, se ha mostrado esc¨¦ptico ante el argumento de las demandadas de que sea el Gobierno quien determine qu¨¦ oraciones son aceptables y cu¨¢les no, por considerar que podr¨ªa plantear ¡°problemas de censura¡±, pero tampoco se ha mostrado satisfecho con los de la parte demandante, que ha basado todos sus argumentos en el sentido del fallo que hace 30 a?os adopt¨® este mismo tribunal. ¡°Su argumento, entonces, s¨®lo se sustenta en que hay que permitir las oraciones porque siempre se ha hecho as¨ª¡±, ha se?alado el juez Anthonny Kennedy en alusi¨®n al argumento de la tradici¨®n.
En este caso los jueces deber¨¢n examinar tanto el contenido de las plegarias como el contexto de las reuniones en las que se pronuncian, una tarea con la que el Supremo no parece sentirse a gusto, a tenor de las declaraciones de la juez Elena Kagan. ¡°Cada vez que el tribunal se implica en estos asuntos, las cosas empeoran en lugar de aclararse¡±. Si los magistrados apoyaran la decisi¨®n del juzgado de Apelaciones, el caso volver¨ªa al de primera instancia que es quien deber¨ªa dictaminar c¨®mo se llevan a cabo las oraciones en el Ayuntamiento de Greene.
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