?Pagaremos menos por la comida?
El aumento de consumo de alimentos en China empuja sus precios al alza en todo el mundo
Son la fuente de mayor prosperidad para millones de pobres en los pa¨ªses que m¨¢s los producen. No: el aumento de su consumo en China y otros pa¨ªses asi¨¢ticos empuja sus precios al alza, nos encarece la vida a todos y nos empobrece. Adem¨¢s, el desenfreno en su consumo amenaza la supervivencia del planeta. Al contrario: son una fuente de progreso y estabilidad econ¨®mica global. ?No! La variabilidad de sus precios causa estragos en las econom¨ªas¡ Estas contradictorias afirmaciones son solo algunas de las que se hacen con frecuencia sobre los commodities: los minerales, vegetales, hidrocarburos y otras materias primas cuyo consumo y precios se han disparado en la d¨¦cada pasada. De sus precios depende lo que nos cuesta la comida. Y sus variaciones pueden hundir Gobiernos, crear inmensas fortunas o producir dr¨¢sticos cambios en la manera en la que se reparte el poder entre las naciones.
No hay duda, por ejemplo, de que lo que ha sucedido entre 2000 y 2010 con el mercado de estos productos ha cambiado el mundo. A los exportadores de soja, hierro, algod¨®n, aceite, cobre, trigo, petr¨®leo, madera y tantos otros productos b¨¢sicos les fue muy bien. Venden m¨¢s y a precios m¨¢s altos y, algunos, como Brasil o Malasia, han usado esos mayores ingresos para mejorar las condiciones de vida de millones de sus habitantes m¨¢s pobres. A su vez, este aumento en la demanda se debe principalmente al acelerado crecimiento econ¨®mico de Asia, especialmente en China e India, pa¨ªses donde vive el 37% de la humanidad. En los ¨²ltimos cinco a?os, por ejemplo, las importaciones agr¨ªcolas de China han aumentado un 23% cada a?o.
?ltimamente se ha generalizado entre los expertos la percepci¨®n de que los mercados de las materias primas van a experimentar un profundo cambio de tendencia y que esto, a su vez, va a generar importantes alteraciones en la econom¨ªa y la pol¨ªtica mundiales. El argumento es que esta etapa del ¡°superciclo de los commodities¡± est¨¢ llegando a su fin. Estos superciclos son periodos de precios altos que duran entre 15 y 20 a?os, y que se han venido repitiendo con cierta regularidad en los ¨²ltimos 150 a?os. En la d¨¦cada anterior, por ejemplo, el precio promedio de las materias primas se duplic¨®. Este alza contrasta con el hecho de que, durante el siglo XX, estos precios (ajustados a la inflaci¨®n) cayeron en promedio un 0,5 % cada a?o (independientemente de que tambi¨¦n hubo periodos en los cuales los precios subieron). Pero entre 2000 y 2013 los precios de las materias primas no solo aumentaron vertiginosamente, sino que sus variaciones fueron tres veces m¨¢s extremas de lo que hab¨ªan sido en la d¨¦cada de los noventa. Y una muestra de esta volatilidad es que, en los ¨²ltimos dos a?os, los precios han dejado de subir. En la primera mitad de este a?o, el ¨ªndice mundial de precios de las materias primas cay¨® un 10,5 % y algunos de los metales ¡ªcobre, aluminio o n¨ªquel¡ª han bajado hasta en un 20%. El hecho de que la econom¨ªa china ya no se expanda a la misma la velocidad contribuye a la ca¨ªda de estos precios, al igual que la an¨¦mica situaci¨®n de las econom¨ªas de Europa y el bajo crecimiento de Estados Unidos.
La sorpresa, sin embargo, es que a pesar de las fuerzas que empujan las materias primas a la baja, los precios se mantienen como promedio al mismo nivel que en 2008, cuando comenz¨® la crisis econ¨®mica mundial. Seg¨²n un reciente estudio del McKinsey Global Institute, el anuncio de la muerte de este superciclo es prematuro. Los precios seguir¨¢n altos. Y la raz¨®n no ser¨¢ esta vez la intensidad de la demanda asi¨¢tica, sino el aumento en los costes de producci¨®n de estos bienes b¨¢sicos. Este aumento de costes se debe a su vez a fuerzas que van desde el cambio clim¨¢tico, que altera el ciclo de las cosechas o aumenta la frecuencia e intensidad de sequ¨ªas e inundaciones, a las pol¨ªticas de restricciones a las exportaciones de productos agr¨ªcolas de algunos pa¨ªses productores. Tambi¨¦n inciden la mayor frecuencia de huelgas, el activismo de las comunidades campesinas y las protestas sociales, as¨ª como el hecho de que, seg¨²n McKinsey, los productores est¨¢n vi¨¦ndose obligados a operar en lugares cada vez m¨¢s remotos e inh¨®spitos y a usar tecnolog¨ªas m¨¢s costosas.
La mala noticia es que a corto plazo los precios de la comida no bajar¨¢n de manera significativa. La buena noticia es que estos precios altos est¨¢n creando enormes incentivos para inventar tecnolog¨ªas que los reduzcan.
S¨ªgame en Twitter @moisesnaim
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.