Debatir con el coraz¨®n o con la cartera
Los escoceses han de elegir entre un mundo ideal o los riesgos del d¨ªa a d¨ªa
Hay debates que se llevan con el coraz¨®n y debates que se llevan con la cabeza. Es decir, con la cartera. Cuando los conservadores brit¨¢nicos reniegan de Europa lo hacen con el coraz¨®n. Y esa pasi¨®n es lo que reflejan ahora las encuestas, en las que la opci¨®n de abandonar la Uni¨®n Europea aparece como la ganadora. Los europe¨ªstas brit¨¢nicos creen que, llegado el momento del refer¨¦ndum ¡ªsi es que ese momento llega alg¨²n d¨ªa realmente¡ª el debate descender¨¢ al terreno del bolsillo y le dar¨¢n la vuelta a las encuestas.
En Espa?a pasa algo muy parecido a la hora de debatir la cuesti¨®n catalana: mucho coraz¨®n y muy poca cabeza, en ambos lados. Aunque en este caso parece m¨¢s dif¨ªcil que la cabeza sustituya alg¨²n d¨ªa al coraz¨®n, si eso pasara las dos partes quiz¨¢s se dar¨ªan cuenta de que a lo mejor sale m¨¢s a cuenta soportarse que separarse o forzar al otro a quedarse.
Como ocurre con la cuesti¨®n catalana, hay mucha pasi¨®n y muy poca cabeza
En Escocia, donde el refer¨¦ndum de independencia ya est¨¢ convocado para el 18 de septiembre de 2014 y la posibilidad de que se fracture el reino es una realidad, el debate hace ya tiempo que se ha instalado en la cartera, muy lejos del coraz¨®n. Y esa es precisamente la t¨¦cnica que han seguido los partidarios de la uni¨®n: en lugar de insultar y despreciar a los independentistas, lo que est¨¢n haciendo es decirle a los escoceses que cometer¨ªan un error si se marcharan y que las dos partes saldr¨ªan perdiendo.
Desde que hace ya meses empezara de hecho la campa?a sobre el refer¨¦ndum, el Gobierno brit¨¢nico y algunas organizaciones independientes han inundado el debate con datos, con hechos, o con hip¨®tesis que plantean interrogantes no resueltos, desde la cuesti¨®n de la moneda a la pertenencia a la Uni¨®n Europea o la posici¨®n fiscal de una Escocia independiente.
El problema de los independentistas es que no tienen respuestas claras para resolver muchos de esos dilemas y el carism¨¢tico Alex Salmond, ministro principal escoc¨¦s y l¨ªder independentista, se ha de refugiar en su carisma y en unas loas gen¨¦ricas a lo bien que ir¨¢ todo. Y eso no parece que de momento consiga mover las encuestas a su favor.
El martes que viene, Salmond jugar¨¢ una de sus cartas principales: el lanzamiento del esperado libro blanco sobre la independencia. Ah¨ª se ver¨¢ si el Partido Nacional Escoc¨¦s (SNP en sus siglas en ingl¨¦s) consigue llenar de contenido la ret¨®rica independentista.
En los ¨²ltimos d¨ªas, Salmond y el SNP no han conseguido ofrecer esas dosis de realismo. La semana pasada, los independentistas no pudieron dar garant¨ªas sobre una cuesti¨®n tan esencial como cu¨¢l ser¨ªa la moneda de una Escocia independiente: ?El euro? ?La libra esterlina? ?Una nueva moneda propia? Alex Salmond defiende que se mantendr¨¢ la uni¨®n monetaria con Reino Unido en torno a la esterlina, pero eso es algo que se tendr¨ªa que negociar con Londres y que por lo tanto no se puede dar por garantizado. As¨ª lo ha tenido que reconocer un alto funcionario del ejecutivo escoc¨¦s al declarar: ¡°No podemos aseverar como un hecho a priori que podemos alcanzar una uni¨®n monetaria con Reino Unido pero podemos explicar por qu¨¦ creemos que es la mejor opci¨®n¡±.
Algo parecido ha ocurrido esta semana, con el contraste aparente entre los malos augurios del independiente Instituto de Estudios Fiscales y la ret¨®rica optimista del Ejecutivo escoc¨¦s en su documento sobre las opciones econ¨®micas de una Escocia independiente. Mientras el instituto estima que la independencia crear¨ªa de entrada un agujero en las cuentas p¨²blicas equivalente al 1,9% del PIB en Escocia y al 0,8% en el resto de Reino Unido, el ejecutivo escoc¨¦s del SNP habla de ¡°tremendas oportunidades¡±.
Nunca se debe subestimar la habilidad del SNP cuando entra en campa?a, pero ese goteo de realismo que emana desde hace meses desde Londres parece una carga demasiado grande para los partidarios de la independencia. Un viaje tan arriesgado solo se hace si lo que espera en la meta es un gran premio. Pero un pa¨ªs que no sabe qu¨¦ moneda tendr¨¢, si seguir¨¢ o no en la Uni¨®n Europea ni si tendr¨¢ realmente margen de maniobra desde el punto fiscal parece un viaje demasiado arriesgado si el premio son los poco m¨¢s de 1.000 euros por habitante que ha pronosticado el ministro escoc¨¦s de Finanzas, John Swinney.
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