El expresidente del PT brasile?o, Jos¨¦ Dirceu, l¨ªder hasta en la c¨¢rcel
El hombre que aup¨® a Lula a la presidencia lava celdas y comanda al resto de los pol¨ªticos presos por el 'caso mensal?o'
Jos¨¦ Dirceu, exministro del primer gobierno de Lula da Silva entre 2003 y 2005, fundador como ¨¦l del Partido de los Trabajadores (PT) y varias veces presidente del mismo, quiz¨¢ el preso m¨¢s emblem¨¢tico del caso de corrupci¨®n mensal?o, se ha convertido ya en su primera semana de c¨¢rcel en el l¨ªder del grupo de pol¨ªticos que comparten celda com¨²n en el presidio de Papuda, en Brasilia.
Lejos de quedarse quieto, Dirceu conduce la vida de los presos, reparte tareas y hasta organiza discusiones sobre las elecciones pol¨ªticas de 2014. En prisi¨®n, sigue confirmando el refr¨¢n popular de ¡°genio y figura¡±, mientras, entre el resto de los condenados, las reacciones han sido diversas. Uno de ellos, el expresidente del Banco de Brasil (BB), Henrique Pizzolato, prefiri¨® huir al extranjero, despu¨¦s de haber pensado en suicidarse. Otros, como la activa propietaria del Banco Rural, Katia Rabello, vive su encierro en un estado, dicen sus compa?eras, de ¡°grave depresi¨®n¡±. Hasta el l¨ªder y expresidente del PT, Jos¨¦ Genoino, se ha sentido mal varias veces y ha acabado siendo hospitalizado.
Dirceu, de quien sus adversarios pol¨ªticos ¨Cincluso algunos jueces del Supremo- tem¨ªan que pudiera fugarse, tras entregarse voluntariamente el 15 pasado, fiesta de la Rep¨²blica, levantando el pu?o en alto, sigue siendo entre rejas lo que siempre fue: ¡°un l¨ªder¡±, como cuenta hoy el diario O Estado de S?o Paulo. Y esta vez no necesit¨® ser elegido como jefe por el peque?o grupo de pol¨ªticos que comparten la celda com¨²n: Genoino, que la compart¨ªa hasta ayer, Delubio Soares, extesorero del PT, Jacinto Lamas, extesorero del PR (Partido de la Rep¨²blica) y el exdiputado, Romeu Queiroz, del Partido del Trabajo Brasile?o (PTB).
A nadie le extra?a, dado que Dirceu es un verdadero animal pol¨ªtico, como el propio Lula, que se vio obligado a relevarlo de su cargo de ministro de la Casa Civil (un cargo que heredar¨ªa Dilma Rousseff) despu¨¦s de que el Congreso brasile?o, en votaci¨®n secreta, lo despojara de su esca?o de diputado por las denuncias sobre el esc¨¢ndalo del mensal?o.
Dirceu fue el gran art¨ªfice de la victoria del exsindicalista y tornero que consigui¨® llegar al Palacio del Planalto (sede del Gobierno federal) despu¨¦s de disputar cuatro veces seguidas las presidenciales. Fue ¨¦l qui¨¦n convenci¨® a empresarios y banqueros de que el temido Lula no cambiar¨ªa la pol¨ªtica econ¨®mica neoliberal de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso. Y lo consigui¨®. Este diario escribi¨® en aquella ocasi¨®n que Dirceu fue el hombre que ¡°puso la corbata a Lula¡±. En efecto, lo convenci¨® para dejar aquel aspecto tan suyo de sindicalista duro, de barba sin cuidar (¡°sapo barbudo¡± lo llamaban sus adversarios pol¨ªticos), y empezar a vestirse con trajes de grandes estilistas, a recortarse la barba y el bigote en los mejores salones de belleza, a frecuentar los salones del poder y a recorrer el mundo lo m¨¢s elegante posible.
Dirceu, que durante la dictadura militar estuvo exiliado durante a?os en Cuba, volvi¨® de inc¨®gnita a Brasil donde vivi¨® ocho a?os con falsa identidad, tras haberse realizado varias cirug¨ªas pl¨¢sticas faciales en la isla caribe?a.
Cuando salt¨® de nuevo a la vida pol¨ªtica, ya en democracia, fue puntal junto a Lula en la creaci¨®n del Partido de los Trabajadores que se convertir¨ªa en el mayor partido de la izquierda latinoamericana, nacido para implantar la democracia tras la dictadura militar, y con un fuerte contenido social.
Dirceu fue varias veces presidente del PT, el ¨²nico capaz de sacar a un mill¨®n de militantes a la calle cuando quer¨ªa. El PT no se entender¨ªa sin Dirceu, ni a la inversa, porque sigue teniendo, abierta o subterr¨¢neamente, un enorme poder de convocatoria.
Fue condenado por el Supremo a 10 a?os de prisi¨®n por corrupci¨®n pol¨ªtica en el esc¨¢ndalo del mensal?o y como el art¨ªfice ¨²ltimo del sistema de sobornos a diputados y partidos, incluso de derechas, para asegurar la mayor¨ªa al gobierno reci¨¦n estrenado. Seg¨²n ¨¦l, es s¨®lo un ¡°preso pol¨ªtico¡± en democracia, condenado ¡°sin pruebas¡±, en un juicio de excepci¨®n¡±.
Dirceu, amigo personal de Paulo Coelho y lector de libros de autoayuda junto a los cl¨¢sicos del marxismo, no ha demostrado a¨²n s¨ªntomas de desaliento. Asegura que se siente cada d¨ªa ¡°m¨¢s inocente¡±, incluso en chirona. Se levanta ya de buen humor y empieza enseguida a distribuir tareas. A Delubio, amante de la limpieza, le pone en las manos un cubo de agua (fr¨ªa hasta para la ducha), jab¨®n y fregona y se lo lleva a lavar la celda, la n¨²mero 13, que les ha correspondido en el complejo penal de Brasilia.
Hipocondr¨ªaco reconocido, Dirceu se adjudic¨® tambi¨¦n la tarea cari?osa de cuidar de los horarios de las medicinas que necesitaba tomar Genoino que en julio pasado sufri¨® una operaci¨®n en la aorta.
El diputado Zeca Dirceu, hijo del detenido, despu¨¦s de haber visitado en la c¨¢rcel a su padre y verle actuando all¨ª como l¨ªder, dijo: ¡°Uno llega all¨ª triste, pero sale motivado al ver que nuestro padre ¡°no se entrega¡± y sigue vivo pol¨ªticamente.
En efecto, Dirceu no solo se dedica a los trabajos ¡°dom¨¦sticos¡± de la celda, sino que celebrar reuniones con sus compa?eros pol¨ªticos, del PT y de los otros partidos, para ¡°discutir las elecciones de 2014¡±, como si estuviera en libertad.
En el tiempo que le sobra, lee O capital e suas metamorfoses (El capital y sus metamorfosis), del economista Luiz Gonzaga Belluzzo que, seg¨²n el autor de la obra, ¡°es una tentativa de rescatar a Karl Marx, como pensador, de la c¨¢rcel a la que fue sometido a lo largo del siglo XX¡±. En el manual personal de autoayuda de Dirceu lo importante, seg¨²n ¨¦l, es mantener la ¡°mente quieta, la espina dorsal erguida y el coraz¨®n tranquilo¡±.
Nadie apostar¨ªa sobre el final pol¨ªtico de Dirceu que, a¨²n condenado, sigue abrigando los mismos sue?os de poder que ten¨ªa en libertad. Al igual que para Lula, la pol¨ªtica es, y seguir¨¢ siendo para ¨¦l el aire que respira. Quienes pensaron, la noche que lo vieron entrar en la c¨¢rcel que all¨ª, entre rejas, se cerraban sus aspiraciones pol¨ªticas de futuro, podr¨ªan equivocarse. Es muy posible que, de un modo u otro, Dirceu acabe resucitando de sus cenizas y quiz¨¢ hasta como ¡°h¨¦roe¡±.
Callado, en su celda no va a estar. Seguir¨¢ haciendo ruido y pol¨ªtica. La oposici¨®n lo sabe y de, alg¨²n modo, le sigue temiendo, ahora entre rejas donde no le faltar¨¢ tiempo ni para pensar, ni para idear nuevas estrategias pol¨ªticas y, qui¨¦n sabe, hasta alguna nueva candidatura en el futuro.
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