Paul Reichmann, el promotor que transform¨® el perfil de Londres
Fue un visionario que contribuy¨® a regenerar y transformar zonas en letargo de grandes ciudades como Toronto y Nueva York
Paul Riechmann, promotor inmobiliario canadiense, fue un visionario que contribuy¨® a regenerar y transformar zonas en letargo de grandes ciudades como Toronto, Nueva York, M¨¦xico DF y, con especial impacto, Londres. Porque a un empe?o que en su d¨ªa le cost¨® parte de la fortuna familiar ¨Ccomo se ha recordado a ra¨ªz de su muerte, a los 83 a?os- obedece la metamorfosis de la antigua zona portuaria del este de la capital brit¨¢nica en el flamante distrito financiero del Canary Wharf,
Aunque a Reichmann se le atribuye la radical transformaci¨®n del perfil y la econom¨ªa de los Docklands, los muelles donde anta?o se descargaban los productos procedentes de las islas Canarias (Canary Islands), la idea originaria de revitalizar el puerto en desuso no fue suya, sino del banquero americano Michael Von Clemm en los a?os 80?. Pero s¨ª fue su perseverancia la que hizo posible el proyecto, recabando la financiaci¨®n para expandir las actividades bancarias y comerciales de la City y planificando la construcci¨®n de decenas de bloques de oficinas y los primeros rascacielos de la ciudad. Si bien esa arquitectura al estilo de Manhattan fue muy criticada desde los sectores m¨¢s inmovilistas de Londres, la visi¨®n de Reichmann recibi¨® el pleno apoyo de los bancos. En 1991 los nuevos inquilinos comenzaban a ocupar la zona del Canary Wharf.
La crisis econ¨®mica que apuntaba a principios de los 90?supuso, sin embargo, un tremendo rev¨¦s. Una de sus consecuencias fue que el gobierno de la ¨¦poca (dirigido por Margaret Thatcher)) incumpli¨® la promesa de ampliar y modernizar a l¨ªnea de metro que conectar¨ªa con el nuevo barrio. El promotor hab¨ªa conseguido embarcar a un sector de la prensa en el Canary Wharf (los diarios Daily Telegrpah y el Daily Mirror trasladaron all¨ª sus sedes), pero las grandes firmas se resist¨ªan a dar ese paso mientras no se mejoraran las redes de transporte. La empresa que Reichmann dirig¨ªa junto a sus hermanos, Olympia & York, acab¨® en la bancarrota.
A pesar de que la operaci¨®n le supuso unas p¨¦rdidas estimadas en 7.000 millones de libras, el empresario canadiense persisti¨® en su objetivo buscando otros socios para completar el proyecto. El tiempo le dio la raz¨®n: entre 2001 y 2012 el n¨²mero de empleados en Canary Wharf se cuadruplic¨® hasta m¨¢s de 100.000, y con ellos fueron multiplic¨¢ndose las oficinas, los apartamentos, los locales de restauraci¨®n y otros negocios. Emblema del inicio de la regeneraci¨®n del este de Londres, el distrito es hoy un gran centro financiero que cuenta con la l¨ªnea de metro m¨¢s moderna de la ciudad (Jubilee Line), conexi¨®n de tren y fluvial, y la proximidad del ¨²nico aeropuerto insertado en plena ciudad (el City Airport).
Reichman muri¨® el pasado 25 de octubre en Toronto, su ciudad de adopci¨®n en la que lleg¨® a construir el edificio m¨¢s alto de Canad¨¢ (First Canadian Place, 1973). Nacido en Viena en 1930, su condici¨®n de jud¨ªo le forz¨® a la huida de Austria con la ascensi¨®n del nazismo y, tras un periplo por varios pa¨ªses (incluido Israel), acab¨® inst¨¢ndose con sus hermanos en Canad¨¢ para trabajar en proyectos inmobiliarios de gran escala, como las dos torres del World Financial Center de Nueva York o la Torre Mayor de la capital mexicana. Al otro lado del Atl¨¢ntico, su nombre ha quedado ligado al del Canary Wharf, un ambicioso proyecto del que no desisti¨® nunca a pesar de las vicisitudes. Por eso en el Reino Unido se le recuerda como miembro de esa especie de empresarios ¨Cmuy rara, hoy en d¨ªa- verdaderamente dispuestos a asumir riesgos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.