Una de cada tres mujeres ha sido agredida por su pareja en Latinoam¨¦rica
La violencia de g¨¦nero causa trauma duradero en las v¨ªctimas y lastra el desarrollo de los pa¨ªses
En un vergonzoso fen¨®meno que verdaderamente no conoce barreras geogr¨¢ficas ni clases sociales, una de cada tres mujeres en Latinoam¨¦rica ha sufrido agresi¨®n, f¨ªsica o sexual, a manos de sus parejas.
La violencia de g¨¦nero est¨¢ tan extendida que se ha convertido en un problema de salud p¨²blica mundial y en un lastre para el desarrollo de los pa¨ªses, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y del Banco Mundial.
Se trata de 938 millones de mujeres agredidas en el mundo, una cifra que, de acuerdo a los expertos, s¨®lo parece mostrar parte del problema porque muchos incidentes no son denunciados.
En Am¨¦rica Latina los datos var¨ªan grandemente, con ¨ªndices de agresi¨®n a la mujer que van desde el 18% en la Rep¨²blica Dominicana, hasta m¨¢s de 50% en algunos pa¨ªses de Centroam¨¦rica. En Per¨², el porcentaje de mujeres entre 18 y 49 a?os agredidas por sus parejas era de 39% en el 2008. En Paraguay, el dato es 20% para el mismo per¨ªodo.
¡°La violencia de g¨¦nero es un ultraje global, y un desaf¨ªo al desarrollo, que no conoce fronteras econ¨®micas o culturales¡±, afirma el especialista en g¨¦nero Renos Vakis, del Banco Mundial, y agrega que el costo econ¨®mico y social de este tipo de agresiones es cada vez m¨¢s alto.
Diversos estudios demuestran que las mujeres expuestas a violencia de g¨¦nero en el hogar y en el trabajo, ganan menos sueldo y exhiben un menor desempe?o y estabilidad laboral.
Los efectos de la violencia dom¨¦stica son acumulativos y tambi¨¦n impactan al crecimiento del pa¨ªs: desde p¨¦rdidas de productividad de 1.2% del Producto Bruto Interno (PIB) en Brasil o 1.6% en Nicaragua, hasta un 2% en Chile. (Para tener una idea de la magnitud de este costo basta compararlo con el gasto p¨²blico en educaci¨®n primaria que en Chile es, por ejemplo, 1.3% del PIB.)
?Qu¨¦ se est¨¢ haciendo al respecto?
Muchos pa¨ªses han aprobado leyes contra la violencia dom¨¦stica pero a¨²n hay una brecha muy grande entre la implementaci¨®n y la legislaci¨®n, seg¨²n los expertos. Por ejemplo, Brasil aprob¨® recientemente la ley Mar¨ªa da Penha, que refuerza la prevenci¨®n y las penas a los agresores.
Otros esfuerzos tratan de conectar las soluciones convencionales con la oferta tecnol¨®gica del siglo XXI, como, por ejemplo, un hackath¨®n de aplicaciones contra la violencia dom¨¦stica que produjo recientemente unas 300 apps, de las que se seleccionaron media docena, que ahora est¨¢n siendo implementadas con el respaldo del Banco Mundial.
El acceso casi universal a los tel¨¦fonos m¨®viles en Latinoam¨¦rica (107 aparatos por cada 100 personas) convierte a estos dispositivos en poderosos aliados en la prevenci¨®n de la violencia contra las mujeres.
Esto es especialmente cierto en Centroam¨¦rica, donde el problema es agudo.
¡°?Tienes novio? ?Ya tuvieron relaciones? ?S¨ª? ?No?¡±. Estas preguntas que parecen sacadas de una encuesta de revista para adolescentes son, en realidad, parte de la iniciativa Act¨²a por la Vida, de Costa Rica, que busca detectar y ayudar a v¨ªctimas potenciales de violencia de g¨¦nero.
La encuesta se difundir¨¢ en canales como Facebook y otras redes sociales, y est¨¢ dise?ada para ayudar a las adolescentes a identificar patrones que les indiquen que pueden estar siendo v¨ªctimas de su pareja y alentarlas a buscar ayuda.
Javier Vindas, del equipo que desarroll¨® la encuesta, explica que esta nueva herramienta ayuda a los profesionales de prevenci¨®n a superar un obst¨¢culo muy importante. ¡°Elimina esa brecha que tienen cuando llegan a hablar con las adolescentes, porque a ellas no les interesa, o porque piensan que no est¨¢n en situaciones de violencia¡±, dice.
Este tipo de barrera generacional se amplifica en zonas rurales, donde se mezclan la brecha tecnol¨®gica y el aislamiento de las comunidades.
En ese caso funcionan mejor las iniciativas simples y adaptadas a la situaci¨®n local. El proyecto Matilti, en El Salvador, consiste en enviar una palabra clave por SMS. Las alertas llegan directamente a la ONG Colectiva de Mujeres por el Desarrollo Local, pero ya se est¨¢ trabajando en incorporar a autoridades, como la polic¨ªa municipal.
Una idea similar se est¨¢ probando en Panam¨¢, donde crearon un ¡°sem¨¢foro¡± para el celular. La usuaria de la aplicaci¨®n selecciona a 10 personas o instituciones a las que les llegar¨¢ la alerta. Cada uno de estos 10 receptores sabe c¨®mo actuar seg¨²n el color ¨Cverde, amarillo o rojo- de la alerta enviada. En enero estar¨¢ disponible en sistema Android.
Los expertos admiten que la tecnolog¨ªa en s¨ª misma no es la soluci¨®n al problema, sino una herramienta importante que, eso s¨ª, tiene una ventaja sobre las dem¨¢s: permite pensar y actuar colectivamente.
¡°En cuanto se pueden juntar varios actores y realmente pensar en el problema y en la respuesta, y medir el impacto, ah¨ª vamos a ver cu¨¢nto se puede reducir la violencia dom¨¦stica¡±, afirma la experta en g¨¦nero, Mar¨ªa Gonz¨¢lez de As¨ªs, del Banco Mundial.
Jos¨¦ Baig es editor online del Banco Mundial
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.