La inmigraci¨®n a debate
Organizada y controlada, la migraci¨®n es siempre una oportunidad para los pa¨ªses de origen y acogida
En una entrevista reciente (Le Monde, 28-11), el presidente de N¨ªger, Mahamadou Issuf¨², ha descrito la forma de pensar de la mayor¨ªa de dirigentes subsaharianos y mediterr¨¢neos del Sur en cuanto a las migraciones que se han incrementado tanto en el interior del espacio africano como en Europa. Su tesis es que la UE debe ser coherente, no puede instaurar la liberalizaci¨®n de los mercados, los bienes y los capitales, y rechazar la libre circulaci¨®n de personas: ¡°habr¨ªa que vencer este tab¨² y liberalizar el mercado de trabajo¡± en Europa. Desde luego, con ¡°liberalizar¡± no entiende poner en duda el derecho de trabajo en los pa¨ªses europeos, sino pedir la apertura de fronteras para permitir a los trabajadores africanos (que no son, por tanto, solo emigrantes) beneficiarse del credo liberal impuesto en todos los ¨¢mbitos por la UE.
Es esta una postura pol¨ªtica que tender¨¢ a desarrollarse cada vez m¨¢s, pues es una consecuencia leg¨ªtima de la aceptaci¨®n del modelo liberal afianzado por la actual globalizaci¨®n econ¨®mica. Esta afirma, de otro modo, una evidencia: las migraciones son leg¨ªtimas en el marco de una econom¨ªa mundial abierta. Esta idea corresponde, por otra parte, a los deseos de la UE, pero solo en lo que concierne a los trabajadores llamados ¡°comunitarios¡±, es decir, europeos. Ahora bien, el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, acaba de publicar una tribuna en el Financial Times (27 de noviembre) de la que se desprende que el pa¨ªs ap¨®stol del ultraliberalismo, Gran Breta?a, restringe, violando el derecho europeo, este tipo de ¡°apertura¡± ?incluso para los trabajadores de la UE! Escribe: ¡°El 1 de enero, los habitantes de Ruman¨ªa y de Bulgaria tendr¨¢n el mismo derecho de trabajar en el Reino Unido que el resto de habitantes de la UE. S¨¦ que muchas personas est¨¢n preocupadas por el impacto que esto podr¨¢ tener en nuestro pa¨ªs. Comparto su inquietud¡±. A esto le siguen una serie de medidas que limitar¨¢n de forma grave los derechos sociales de los nuevos inmigrantes.
Por otra parte, todos los pa¨ªses de la UE est¨¢n poniendo en marcha medidas de reducci¨®n de los derechos de los inmigrantes; buscan por todos los medios alejarlos de sus fronteras; quieren reducir los flujos de la oferta migratoria para no aumentar las reservas de inmigrantes legalmente establecidos. Exigencia, se supone, a¨²n m¨¢s imperativa, si se tiene en cuenta que los sistemas sociales son masivamente solicitados por los inmigrantes sin recursos suficientes. De ah¨ª, claro, el aumento de la ¡°inquietud¡± de la opini¨®n europea y la utilizaci¨®n por parte de la extrema derecha de la xenofobia como mercanc¨ªa electoral.
Esta dram¨¢tica contradicci¨®n, expresada con ¨¦nfasis en los puntos de vista opuestos de los responsables nigerino y brit¨¢nico, no est¨¢ lista para ser resuelta. Confirma la naturaleza ca¨®tica del sistema en el que vivimos y, sobre todo, muestra que no hay soluci¨®n f¨¢cil: el derecho a la libre circulaci¨®n y al trabajo en un mundo libre implica una competencia a la baja de los salarios debido a la gran oferta de mano de obra, y se opone tambi¨¦n a la protecci¨®n del empleo y de los salarios existentes. Pero, es la ley del sistema. El ¨²nico modo de resolver esta contradicci¨®n se halla en una regulaci¨®n ordenada de las entradas en las fronteras y de solidaridad entre los asalariados en los pa¨ªses de acogida. Para ello, har¨ªa falta que las autoridades se tomaran en serio por fin esta cuesti¨®n de la inmigraci¨®n y que la trataran pol¨ªticamente, entre gobiernos, en lugar de dejarla entre las manos de hierro y los ojos ciegos del mercado. Hay que recordar una vez m¨¢s que la inmigraci¨®n, hoy, es la ¨²nica fuente que permite a los pa¨ªses pobres desarrollarse; las transferencias hacia ?frica ayudan a millones de familias a no morir de hambre y a permanecer en sus pa¨ªses de origen. Y tambi¨¦n hay que recordar que las restricciones de los derechos sociales de las poblaciones europeas, que suscitan el auge de la intolerancia, no se deben a la inmigraci¨®n y s¨ª a las pol¨ªticas de austeridad neoliberales en vigor en Europa. Se mire por donde se mire el problema, la verdad es que la inmigraci¨®n organizada y controlada es siempre una oportunidad para los pa¨ªses de origen y de acogida, aun en per¨ªodo de crisis.
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