Un motor de la lucha contra la discriminaci¨®n en Estados Unidos
En una ¨¦poca en que los ideales atra¨ªan todav¨ªa a millones, Mandela simboliz¨® el ideal de bondad, generosidad y sacrificio
Barack Obama y la comunidad negra de Estados Unidos pierden con la muerte de Mandela un referente moral insustituible. Para los negros norteamericanos, Mandela fue durante muchas d¨¦cadas una raz¨®n para perseverar en la lucha por su propia emancipaci¨®n, para tener fe en sus propias posibilidades de triunfo. Para el presidente, Mandela era el icono que lo llev¨® a la pol¨ªtica y el santo laico que, junto a Martin Luther King, conforma la divinidad ante la que ¨ªntimamente debe rendir cuentas de sus actos cada d¨ªa.
Obama no pudo contar con el consejo de Mandela en la Casa Blanca. En su ¨²ltima visita a Sud¨¢frica, este verano, Mandela estaba ya demasiado enfermo para recibir visitas. No solo pertenecen a generaciones diferentes, sino que est¨¢n distanciados tambi¨¦n por ra¨ªces, experiencias y realidades muy distintas. Aunque de nombre africano, Obama desconect¨® del continente del que proced¨ªa su padre en cuanto ¨¦ste sali¨® de su vida, en su primera infancia. Creci¨® m¨¢s vinculado a Asia que a ?frica, y solo cuando ya era un adulto acudi¨® a Kenia en busca de referencias paternas y de respuestas personales.
Sin embargo, como cualquier negro estadounidense, su vocaci¨®n pol¨ªtica est¨¢ marcada por el ejemplo de Mandela. Como record¨® esta noche al rendirle homenaje, el primer acto pol¨ªtico en el que Obama particip¨® fue una protesta contra el apartheid. Decenas de miles de personas, en los a?os setenta y ochenta, se concentraban continuamente ante la embajada de Sud¨¢frica en Washington en apoyo de Mandela y en rechazo al racismo. Era una forma de protestar tambi¨¦n contra la discriminaci¨®n que se sufr¨ªa en el propio EE UU. A un tiempo, la movilizaci¨®n popular en EE UU serv¨ªa para presionar a Ronald Reagan, un aliado de Pretoria, y para ganar terreno frente a la mayor¨ªa blanca norteamericana.
"No puedo imaginar mi vida sin el ejemplo de Mandela":? Obama
En una ¨¦poca en que los ideales atra¨ªan todav¨ªa a millones de personas, Mandela simboliz¨® el perfecto ideal de bondad, generosidad y sacrificio. ¡°Vivi¨® por ese ideal y lo convirti¨® en real¡±, dijo Obama este jueves. ¡°Consigui¨® m¨¢s de lo que puede esperarse de ning¨²n hombre. Hemos perdido al m¨¢s influyente, valiente y profundamente buen ser humano que ninguno de nosotros podr¨ªamos compartir en la Tierra. Ahora ya no nos pertenece, ahora pertenece a la eternidad¡±.
Obama tiene que gobernar una gran potencia militar con gigantescos intereses econ¨®micos y estrat¨¦gicos. El espacio que le queda para seguir el ejemplo de Mandela, cuya tarea esencial fue la de liberar a una naci¨®n, es muy estrecho. Pese a todo, el presidente norteamericano est¨¢ hoy algo m¨¢s solo y vulnerable. ¡°No puedo imaginar mi propia vida¡±, reconoci¨®, ¡°sin el ejemplo que Nelson Mandela dio, y mientras viva siempre tratar¨¦ de aprender de ¨¦l¡±.
Mandela deja en EE UU palabras de reconciliaci¨®n, de perd¨®n, de humildad y de comprensi¨®n. No son las m¨¢s escuchadas hoy, en este momento de divisi¨®n y confrontaci¨®n pol¨ªticas. Obama ha tratado en sus a?os de presidencia de acudir a esos reclamos sin mucho ¨¦xito. Indudablemente, carece de la talla y del historial que oblig¨® a sus enemigos a arrodillarse ante Mandela. Aunque ambos comparten el premio Nobel de la Paz, entre los m¨¦ritos de uno y de otro dista, a todas luces, un abismo.
Pero con el paso del tiempo, as¨ª como la historia le ha perdonado a Mandela algunos pecadillos, es posible que acabe reconociendo el papel de Obama como primer presidente negro de EE UU. Su elecci¨®n fue quiz¨¢ el mayor logro de esa raza en todo el mundo desde el fin del apartheid. Ning¨²n apellido africano ha alcanzado tal universalidad despu¨¦s de Mandela como el de Obama. Ambos son s¨ªmbolos de una lucha interminable de la raza m¨¢s maltratada en la historia de la humanidad.
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