China teme el colapso del ¡®reino ermita?o¡¯
El distanciamiento entre Pek¨ªn y Pyongyang es cada vez m¨¢s evidente
La brutal ejecuci¨®n de Jang Song-thaek ¡ªquien hasta hace apenas unas semanas era considerado el poder en la sombra del r¨¦gimen norcoreano, desde la muerte en diciembre de 2011 del llamado Querido L¨ªder, Kim Jong-il¡ª, ha sido como un bombazo en pleno Pek¨ªn. China, principal aliado del pa¨ªs vecino, teme que detr¨¢s de Jang, se desate una purga de altos mandos militares y de dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), el ¨²nico existente, que desestabilice el reino ermita?o y termine por hundir su r¨¦gimen.
Jap¨®n y Corea del Sur tambi¨¦n han recibido con estupor y preocupaci¨®n la noticia. Ambos pa¨ªses, al igual que China, temen que el r¨¦gimen orweliano que controla el norte de la pen¨ªnsula coreana no sea capaz de acometer los necesarios cambios para sobrevivir y este sanguinario ajuste de cuentas no sea m¨¢s que el preludio del fin. Pero Corea del Norte posee bombas nucleares ¡ªalrededor de seis, seg¨²n la mayor¨ªa de los expertos¡ª y los estertores de un r¨¦gimen con un bot¨®n at¨®mico en sus manos son m¨¢s que escalofriantes.
Kim Jong-un, que ascendi¨® al trono comunista tras la muerte de su padre, ha demostrado en estos casi dos a?os de gobierno que es imprevisible, lo que convierte el noreste de Asia en la zona m¨¢s vol¨¢til del planeta. El recelo de sus tres vecinos, que ya se encuentran inmersos en una amenazadora guerra fr¨ªa, es total.
Jang Song-taek hab¨ªa recibido el encargo de su cu?ado Kim Jong-il de tutelar la sucesi¨®n de la dinast¨ªa comunista. El Querido L¨ªder, que sufri¨® un derrame cerebral en agosto de 2008 del que apenas se hab¨ªa recuperado cuando le fall¨® el coraz¨®n, tem¨ªa que su inexperto hijo menor, Kim Jong-un, tuviera dificultades para hacerse con el control de la gerontocracia dominante en Pyongyang. El cintur¨®n de seguridad establecido por Kim Jong-il inclu¨ªa tambi¨¦n a Ri Yong-ho, jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, ascendido en febrero de 2009 a vicemariscal, quien fue el primero en ser destituido, cuando Kim Jong-un apenas llevaba unos meses al frente del pa¨ªs.
Desde entonces, se sigue el ascenso al poder del llamado Brillante Camarada a trav¨¦s de los ceses y desapariciones de altos funcionarios. Kim Jong-un est¨¢ empe?ado en emular a su abuelo, Kim Il-sung, fundador de la Rep¨²blica Popular Democr¨¢tica de Corea (RPDK) tras la divisi¨®n de la pen¨ªnsula coreana entre EE UU y la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica al finalizar la Segunda Guerra Mundial. No quiere que le tiemble el pulso, pero los tiempos han cambiado y la tolerancia hacia los d¨¦spotas es cada d¨ªa menor.
China, que ha tratado por todos los medios de sostener el r¨¦gimen, incluida la entrega de una enorme ayuda econ¨®mica anual, para evitar que millones de refugiados norcoreanos hambrientos crucen la frontera, asiste desorientada a lo que sucede en el vecino pa¨ªs. Pek¨ªn siempre tuvo dificultades para que los herm¨¦ticos gobernantes escucharan sus consejos, pero en los ¨²ltimos tiempos el distanciamiento es m¨¢s que evidente.
China apadrin¨® las conversaciones a seis bandas ¡ªChina, Jap¨®n, Corea del Norte, Corea del Sur, Rusia y Estados Unidos¡ª en las que se trataba de convencer a Pyongyang de que cediera sus capacidades nucleares a cambio del reconocimiento de Estados Unidos y la comunidad internacional, una cuantiosa ayuda econ¨®mica y apoyo tecnol¨®gico para dotarse de centrales at¨®micas generadoras de electricidad para hacer frente a la escasez energ¨¦tica que padece el pa¨ªs. El Gobierno de Kim Jong-il suspendi¨® en 2008 las negociaciones y, pese a la insistencia de todos los dem¨¢s y en especial de China, no se han vuelto a reanudar.
Jap¨®n, potencia dominante en Corea desde 1895 hasta 1945, y contra cuyo control luch¨® Kim Il-sung, sigue siendo visto por la gerontocracia estalinista como el eje del mal y teme convertirse en objetivo de sus misiles.
Las acciones de Kim Jong-un han sido cada d¨ªa m¨¢s escandalosas. En abril pasado, amenaz¨® con un conflicto total a su vecino del Sur ¡ªen realidad Se¨²l y Pyongyang se encuentran t¨¦cnicamente en guerra porque no firmaron una tratado de paz tras su enfrentamiento de 1950-53¡ª en respuesta a las maniobras militares conjuntas con Estados Unidos que realizaba Corea del Sur.
Los tambores de guerra en Pyongyang culminaban varios meses de ofensiva, iniciada en diciembre de 2012 con el exitoso lanzamiento de un misil de largo alcance. La decisi¨®n un¨¢nime del Consejo de Seguridad de la ONU (Corea del Norte consider¨® el voto de China como una traici¨®n) de imponer nuevas sanciones econ¨®micas por el lanzamiento de ese misil enrabiet¨® al r¨¦gimen, que realiz¨® d¨ªas despu¨¦s su tercera prueba nuclear.
La paciencia de Pek¨ªn se agota pero, si retira su ayuda, corre el riesgo de que se produzca una nueva hambruna que provoque una revuelta que d¨¦ la puntilla al r¨¦gimen.
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