Deudas impagables y falta de empleo esperan a los guatemaltecos deportados
Casi 50.000 inmigrantes han sido expulsados de EEUU en los primeros diez meses de 2013
D¨¦bora Junech es una mujer de la etnia kakchiquel que regres¨® a Guatemala despu¨¦s de que su marido fuera deportado por las autoridades migratorias de Estados Unidos. Lo expulsaron tras una redada llevada a cabo el 12 de mayo de 2008 en una planta empacadora de carne en Postville (Iowa). Su viaje de vuelta implic¨® atravesar caminando el desierto de Baja California, de casi 100.000 kil¨®metros cuadrados. Todo ello cuando solo ten¨ªa 16 a?os.
Era solo el comienzo de un drama que se ha hecho casi inmanejable, dada la voracidad de las mafias de coyotes (traficantes de personas) y agiotistas que los hicieron v¨ªctimas de sus enga?os. Eran presas f¨¢ciles. En Guatemala, sus ingresos mensuales ¨C trabajando de sol a sol - eran inferiores a lo que ganaban en el norte en una semana.
Cuenta D¨¦bora que, tras la deportaci¨®n, su esposo intent¨® marchar de nuevo. ¡°Sacamos un pr¨¦stamo para costear el viaje. Lamentablemente, lo volvieron a agarrar. Dos veces m¨¢s hizo el intento, sin ¨¦xito¡±. En medio de la angustia acumulada, una banda de traficantes lleg¨® hasta su aldea - San Andr¨¦s Itzapa (Chimaltenango) - para ofrecerles la tramitaci¨®n de una visa de trabajo, esta vez en Canad¨¢. ¡°Solo nos robaron el dinero y se esfumaron¡±, narra con la voz entrecortada.
Hoy en d¨ªa, el matrimonio lucha por obtener los ingresos para el sustento familiar y para pagar los intereses del pr¨¦stamo. La deuda alcanza los 4.400 d¨®lares y, lejos de disminuir, va en aumento dados los intereses leoninos.
La tragedia, por la que atraviesa este matrimonio es la de miles de guatemaltecos: entre 1,8 y 2,0 millones, seg¨²n estima el ministro de Econom¨ªa, Sergio de la Torre. Su origen est¨¢ en la angustia de los j¨®venes, que ven c¨®mo la falta de empleo lastra su futuro. Hasta el 30 de noviembre, 46.198 guatemaltecos fueron deportados por v¨ªa a¨¦rea, una cifra que supera en un 23% a todo el a?o anterior.
Las deportaciones son tambi¨¦n un golpe a la econom¨ªa del pa¨ªs. Seg¨²n las cifras del Banco de Guatemala, las remesas familiares alcanzan los 5.000 millones de d¨®lares anuales, una cifra equivalente a la mitad de los ingresos que dejan las exportaciones y al 10% del PIB de Guatemala.
Ante este panorama, los j¨®venes se agarran a un clavo ardiendo en busca de un futuro mejor. Empieza entonces el proceso de reunir el dinero para el coyote, que les ofrece llevarlos hasta Estados Unidos, donde ¡°con toda seguridad¡±, encontrar¨¢n el trabajo so?ado ¡°nada m¨¢s llegar¡±, seg¨²n les prometen. Para alcanzar la suma de entre 5.000 y 8.000 d¨®lares, la mayor¨ªa recurren a pr¨¦stamos con intereses exorbitantes o a empe?ar el patrimonio familiar, con el riesgo de terminar por perderlo todo y cargar con deudas impagables.
Un retorno amargo
Las organizaciones como el Consejo Nacional de Atenci¨®n al Migrante (Conamigua) estiman que la actual la ley migratoria podr¨ªa llevar la expulsi¨®n de m¨¢s del 50% de los guatemaltecos que trabajan en Estados Unidos de manera irregular.
Los deportados se encuentran, al llegar a Guatemala, con un problema may¨²sculo. La oferta de empleos es casi inexistente. Ante ello, la Conamigua, en coordinaci¨®n con la C¨¢mara de Comercio y otros potenciales empleadores, organizan talleres para capacitar a los retornados. Para las mujeres, ponen ¨¦nfasis en cursillos de cocina, costura o manualidades. Los hombres reciben formaci¨®n de electricidad, mec¨¢nica o alba?iler¨ªa.
Sin embargo, Clara de Reyes, delegada de la Regi¨®n V de Conamigua (provincias de Sacatep¨¦quez, Chimaltenango y Escuintla), dice que muchos de estos esfuerzos se pierden ante la desmoralizaci¨®n de los deportados, acostumbrados a percibir salarios muy por encima de la oferta local. ¡°Se sienten explotados y abandonan el trabajo. Muchas veces, su ¨²nica salida son microempresas dom¨¦sticas con las que intentan sobrevivir¡±.
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