Fracasa la protesta ciudadana contra la pol¨ªtica en Roma
Grupos violentos de ultraderecha se infiltran en la protesta de los ¡®forconi¡¯
La rabia existe, pero falt¨® a su cita en Roma. La concentraci¨®n nacional organizada por un movimiento ciudadano conocido como los forconi ¨Clos de las horcas de labrador¡ª que pretende aglutinar la angustia por la situaci¨®n econ¨®mica, el enfado con Europa y el gran cabreo con la clase pol¨ªtica italiana result¨® un fracaso. De las 15.000 personas que pensaban reunir, solo asisti¨® un millar, justo la mitad de los polic¨ªas antidisturbios que el Gobierno apost¨® en las entradas de la plaza del Pueblo y ante los edificios oficiales del centro hist¨®rico. La causa del r¨¢pido desapego ciudadano a un movimiento que hace solo una semana sorprendi¨® por su fuerza en las calles de toda Italia tal vez haya que buscarla en la infiltraci¨®n ¡ªmuy evidente en la concentraci¨®n de Roma¡ª de grupos radicales de ultraderecha extremadamente violentos.
Comit¨¦s locales del movimiento, como el de Sicilia, no acudieron a la capital
A las te¨®ricas bases de los forconi ¡ªpeque?os agricultores y empresarios, trabajadores aut¨®nomos asfixiados por los impuestos, parados, jubilados o j¨®venes sin expectativas¡ª hab¨ªa que buscarlas con lupa. Los due?os de la manifestaci¨®n, al margen de los l¨ªderes que se desga?itaban ante la plaza pr¨¢cticamente vac¨ªa, eran j¨®venes con el rostro cubierto, bien con caretas pintadas con la bandera de Italia ¨C¡°algunos italianos no se rinden¡±, rezaba la pancarta que sosten¨ªan¡ª o con bufandas o pasamonta?as hasta la nariz llegados desde Casa Pound, una organizaci¨®n fascista cuyo vicepresidente, Simone Di Stefano, acaba de ser condenado por intentar descolgar la bandera de la delegaci¨®n de la Comisi¨®n Europea para sustituirla por una de Italia. De hecho, ante la posibilidad de que la concentraci¨®n de Roma se convirtiera en una exaltaci¨®n fascista ¡ªy, sobre todo, violenta¡ª, algunos comit¨¦s locales de los forconi como el de Sicilia, donde naci¨® el movimiento a principios de 2012, decidieron no acudir.
S¨ª estuvo Danilo Calvani, un antiguo horticultor del Lazio que se ha convertido en uno de los portavoces de los forconi. Desde el estrado puso verdes a todos los pol¨ªticos, desde el presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, al primer ministro, Enrico Letta, a quienes desde el movimiento se acusa de servir a Europa y al euro m¨¢s que los intereses de los italianos. El millar de voces hac¨ªa lo que pod¨ªa por calentar la tarde gritando: ¡°Pol¨ªticos, todos a casa¡± y ¡°Nosotros la crisis no la pagamos¡±.
Desde el final, detr¨¢s de los j¨®venes embozados y con cascos en las manos dispuestos a entrar en la habitual refriega contra los antidisturbios, tres jubilados muy pac¨ªficos ¡ªGiovanni, Antonio y Franco¡ª se lamentaban de la escasa afluencia y resum¨ªan es esp¨ªritu de los verdadero forconi: ¡°Los pol¨ªticos son el c¨¢ncer de Italia. De ellos es la culpa de que estemos en Europa, que est¨¢ siendo nuestra ruina¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.