La quinua llega hasta la NASA, pero se aleja de los consumidores andinos
El aumento de la demanda internacional y el alza de los precios ponen el grano ancestral fuera del alcance de los bolsillos en los pa¨ªses productores.
La comen los astronautas, y los que tenemos los pies en la tierra tambi¨¦n. Es que consumir quinua, el llamado Superalimento, con ¡°S¡± may¨²scula, tiene todo el sentido nutricional del mundo.
Seg¨²n la FAO es el grano con m¨¢s nutrientes por cada 100 calor¨ªas. No tiene colesterol ni causa alergias. Es tan nutritivo, que la NASA se lo da a sus tripulantes en misiones espaciales extendidas. Es un alimento natural, sano y f¨¢cil de producir.
Las cifras de ventas cuentan una historia similar: en la ¨²ltima d¨¦cada, la demanda de quinua ha crecido 18 veces, m¨¢s que ning¨²n otro producto alimenticio. Su precio se ha multiplicado hasta siete veces en los ¨²ltimos meses para alcanzar US$ 7,000 por tonelada en el caso de Bolivia, por ejemplo.
Pero el boom del grano ha creado una paradoja que puede afectar tanto a consumidores como a productores, seg¨²n advierten los expertos.
Por un lado, la quinua se est¨¢ convirtiendo en un lujo para los consumidores de los pa¨ªses de origen. Por otro, est¨¢ estimulando un apetito comercial creciente en naciones con mayores ventajas agr¨ªcolas y tecnol¨®gicas que los cultivadores andinos.
Los dos principales productores mundiales son Per¨² y Bolivia, cada uno responsable por aproximadamente la mitad de la oferta total de quinua. Pero varios pa¨ªses considerados potencias agr¨ªcolas, ya han saltado a la palestra, entre ellos: Estados Unidos, Canad¨¢, China, Dinamarca, India y Australia.
Investigadores de EE.UU ya est¨¢n empezando a experimentar con h¨ªbridos del grano, adaptados a las condiciones del campo norteamericano. Como cultivo, la quinua es muy flexible y puede crecer tanto a nivel del mar como a 4,000 metros de altitud, soportando temperaturas entre -8 y 38 grados cent¨ªgrados.
El ¨¦xito mundial del grano no es necesariamente una buena noticia para los consumidores locales, quienes podr¨ªan perder un ingrediente clave en sus dietas y verse forzados a consumir productos m¨¢s baratos pero menos nutritivos. En las calles de La Paz es frecuente escuchar quejas sobre lo cara que est¨¢ la quinua. Mientras que hace diez a?os 1 kilo del producto costaba $0.16, ahora cuesta 10 veces m¨¢s, aproximadamente $1.15.
Algunos productores bolivianos reconocen que utilizan los ingresos de la venta de quinua para comprar fideos, arroz y conservas que son m¨¢s f¨¢ciles de preparar y consumir. Actualmente, el consumo per capital de trigo en Bolivia es de 71 kilos al a?o; el de quinua, solo 1,2 kilos al a?o, aproximadamente.
Esto contrasta con el consumo en el mundo industrializado, donde el grano tiende a hacerse omnipresente. En los restaurantes de Europa o Estados Unidos, es com¨²n encontrar en el men¨² al menos un plato que contiene quinua.
Ahora, el reto de los agricultores andinos es mantener cultivos sustentables y desarrollar variedades de semillas y tecnolog¨ªas que permitan cultivarla de manera moderna y m¨¢s competitiva. Especialmente a la luz de una competencia internacional m¨¢s dura.
Tras un programa que favoreci¨® el acceso al mercado de los peque?os productores bolivianos, Francisco Obreque, especialista en desarrollo rural del Banco Mundial, opina que el foco debe ponerse ahora en aumentar la producci¨®n en los fr¨¢giles ecosistemas andinos.
¡°Estamos recolectando mucha informaci¨®n sobre temas claves como la evoluci¨®n de los precios y las dificultades de los productores para incorporar tecnolog¨ªas ambientalmente m¨¢s amigables y otros temas para lograr la sostenibilidad de la quinua¡±, se?ala Obreque sobre el trabajo que realiza con los especialistas del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.
Quinua hay para rato. El reto es que sus beneficios lleguen a todos por igual.
Julio C¨¦sar Casma es productor online del Banco Mundial
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