2013: democracia latinoamericana
La gran asignatura pendiente de buena parte del continente es la seguridad ciudadana
Acaba 2013 y nunca tantas naciones latinoamericanas hab¨ªan vivido tanto tiempo en democracia. Con la excepci¨®n de Cuba, toda Iberoam¨¦rica es hoy formalmente democr¨¢tica. Y, sin embargo, esa democracia es en muchos casos de baja calidad. Once de 18 pa¨ªses concernidos superan largamente los niveles ¡°epid¨¦micos¡± de violencia, fijados en 10 muertes por 100.000 habitantes y a?o.
Como el personaje de Vargas Llosa que se preguntaba ¡°?Cu¨¢ndo se jodi¨® el Per¨²?¡± social-cient¨ªficos pueden preguntarse por qu¨¦ ah¨ª y ahora. Si el interrogante se lo hubieran formulado las ¨¦lites latinoamericanas de las primeras generaciones de la independencia la respuesta habr¨ªa sido lapidaria: Espa?a. Sin Reforma, con Inquisici¨®n, denigrada por los enciclopedistas, era el perfecto chivo expiatorio. Pero, de nuevo a fin de 2013, Espa?a es desde hace d¨¦cadas uno de los pa¨ªses del mundo con menor ¨ªndice de criminalidad sangrienta. Adi¨®s coartada.
Y pese a una relativa bonanza econ¨®mica ¡ª4,2% de crecimiento medio del PIB en 2012¡ª en lo que va de siglo ha habido cerca de 1.200.000 muertes violentas en toda Am¨¦rica Latina. Los sospechosos habituales son bien conocidos: el narco, con ese maligno azar de la geograf¨ªa que abre pasillos territoriales entre Suram¨¦rica, que produce el 90% de la coca del mundo, y su mayor consumidor, EE ?UU; la polic¨ªa, tan bien dispuesta a dejarse comprar; no tanto la pobreza, que por s¨ª sola engendra m¨¢s impotencia que revanchismo delictivo; pero s¨ª la desigualdad, especialmente porque los medios audiovisuales muestran en sesi¨®n continua las extravagantes riquezas de unos pocos a un p¨²blico que frecuentemente vive a nivel de subsistencia.
Pero hay otra causa. Un crecimiento mal digerido que erosiona el tejido social. Es el caso de Venezuela, y en menor medida Brasil. En la ¨²ltima d¨¦cada, seg¨²n cifras de la CEPAL, se han incorporado a las clases medias docenas de millones de ciudadanos, con lo que ya suman un 40% de la poblaci¨®n. Los n¨²meros son solo relativamente fiables porque es clase media quien as¨ª se declara, y como dice un economista brasile?o, para redondear magnitudes basta con convencer a los pobres de que ya no lo son. El Gobierno chavista en Venezuela ha logrado reducir dr¨¢sticamente el n¨²mero de pobres de solemnidad, y, sin embargo, la violencia civil se ha disparado. Pero es que lo que ha crecido es el consumo subsidiado, no la producci¨®n, ni la productividad; y como dec¨ªa Tocqueville se han creado unas expectativas de progreso dif¨ªcilmente realizables, lo que explica la proliferaci¨®n del llamado delito aspiracional, robo de m¨®viles de ¨²ltima generaci¨®n, ropa casual, y otros mediocres signos de estatus. Todo ello unido a la activa inoperancia de la polic¨ªa y la abundancia de armas de fuego forma un c¨®ctel, literalmente, explosivo.
Esa es la gran asignatura pendiente de buena parte de Latinoam¨¦rica, porque sin unos m¨ªnimos garantizados de seguridad ciudadana, la democracia se limita a votar cuando toca y poca cosa m¨¢s.
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