Renzi da un golpe de tim¨®n la imponer al centroizquierda la reforma electoral
El l¨ªder del Partido Democr¨¢tico defiende, tras su pacto con Berlusconi un sistema que garantice la gobernabilidad
El centroizquierda italiano lleva dos d¨¦cadas dormido en los laureles (y no de la victoria precisamente). Un sue?o pl¨¢cido, apoyado en la autocomplacencia y en el victimismo frente a las tropel¨ªas sin castigo electoral de Silvio Berlusconi, del que lo ha sacado abruptamente Matteo Renzi. El alcalde de Florencia, de 39 a?os reci¨¦n cumplidos, logr¨® hace solo seis semanas auparse a la secretar¨ªa del Partido Democr¨¢tico (PD) con el 70% de los votos gracias a dos promesas muy claras: jubilar a las viejas glorias de la izquierda ¡ªy a sus viejos m¨¦todos¡ª y lograr en un tiempo r¨¦cord las reformas mil veces aplazadas que tanto necesita Italia para convertirse en un pa¨ªs gobernable. Esto es: una ley electoral que arroje un vencedor claro, con capacidad para gobernar, y la supresi¨®n del bicameralismo perfecto reduciendo las competencias del Senado. El caso es que Renzi, para sorpresa de propios y extra?os, est¨¢ a punto de conseguirlo. Eso s¨ª, a su manera.
Y su manera poco ortodoxa de hacer pol¨ªtica pasa por poner de los nervios a su propia parroquia. La prueba m¨¢s palpable ocurri¨® el s¨¢bado. El nuevo l¨ªder del centroizquierda no solo decidi¨® reunirse con el exprimer ministro Silvio Berlusconi, l¨ªder de Forza Italia, expulsado del Senado tras sus condenas judiciales, sino que lo cit¨® en la mism¨ªsima sede del PD. All¨ª, bajo una foto de John F. Kennedy y otra de Fidel Castro y el Che Guevara jugando al golf, Renzi y Berlusconi llegaron a un principio de acuerdo para aprobar una nueva ley electoral que fomente el bipartidismo, colocando al vencedor a salvo del "chantaje" de los peque?os partidos.
M¨¢s por la forma que por el fondo ¡ªel viejo tah¨²r de la pol¨ªtica italiana entrando por primera vez en la sede del PD¡ª, la vieja guardia del partido, cuya infanter¨ªa recibi¨® al coche blindado de Berlusconi a huevazo limpio, afe¨® la conducta a Renzi, quien fue acusado de resucitar innecesariamente a un cad¨¢ver pol¨ªtico. El alcalde de Florencia, tan sobrado como siempre, contest¨® repitiendo dos o tres veces que hab¨ªa encontrado "una profunda sinton¨ªa" con Il Cavaliere y, cuando las cr¨ªticas arreciaron, las ataj¨® con una broma envenenada ante toda la direcci¨®n nacional del PD reunida en Roma: "Me est¨¢n acusando de haber llevado a Berlusconi a v¨ªa del Nazareno [la sede del PD] los mismos que lo llevaron al palacio Chigi [sede del Gobierno]. ?Qu¨¦ quer¨ªais, que me reuniera con Dud¨² [el ya famoso perro de la novia de Berlusconi]".
Una vez de acuerdo con el exprimer ministro y con su delf¨ªn d¨ªscolo ¡ªAngelino Alfano, secretario del Nuevo Centroderecha y vicepresidente del Gobierno de Enrico Letta¡ª, Matteo Renzi se present¨® ante la direcci¨®n nacional del PD. Dijo que la nueva ley electoral ¡ªinspirada en el modelo espa?ol¡ª impedir¨¢ el "poder de chantaje" de los peque?os partidos: "Queremos que el que gane lo haga con una mayor¨ªa s¨®lida. Hacemos hoy las reglas junto a Berlusconi para que en el futuro no tengamos que gobernar juntos [como ha sucedido en los primeros meses del actual Gobierno]. As¨ª, proponemos un premio de mayor¨ªa que lleve al 53%, como m¨ªnimo, o al 55%, como m¨¢ximo, a quien haya obtenido al menos un 35% de los votos. Si ning¨²n partido, como sucedi¨® en las pasadas elecciones, obtiene el 35%, existir¨¢ la posibilidad de una segunda vuelta, pero no entre dos candidatos a primer ministro, sino entre dos partidos o coaliciones". A pesar de un duro desencuentro con el presidente del PD, Gianni Cuperlo, que se march¨® de la sala, Renzi obtuvo 111 votos a favor y 34 abstenciones. Nadie vot¨® en contra, lo que una vez m¨¢s deja claro que el nuevo hombre fuerte de la pol¨ªtica italiana ¡ªno solo del centroizquierda¡ª es el alcalde de Florencia.
Otra cosa es la influencia que su fortaleza pueda obrar en el actual Gobierno de Enrico Letta, quien en los ¨²ltimos d¨ªas ha recibido dos mensajes contradictorios por parte de Renzi. Por una parte, el secretario del PD no se ha cansado de repetir ¡ªy no en privado, sino en programas de m¨¢xima audiencia¡ª que el gobierno que sostiene su propio partido y Angelino Alfano "no ha hecho nada en nueve meses". Por otra, jura que su intenci¨®n no es ni mucho menos la de descabalgar a Letta, sino la de allanar el camino ¡ªejecutando las reformas que necesita el pa¨ªs¡ªde la gobernabilidad. Pero lo cierto es que el t¨¢ndem que oficialmente dirige el pa¨ªs ¡ªEnrico Letta y Angelino Alfano¡ª se sit¨²a a a?os de luz de fuerza pol¨ªtica y medi¨¢tico que la muy extra?a, y sobre todo imprevisible, pareja formada por Matteo Renzi y Silvio Berlusconi.
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