El nuevo ¡®fara¨®n¡¯ se abre paso en Egipto
El Gobierno interino anuncia el nuevo calendario sin precisar fechas
El camino se allana para que Egipto vuelva a tener al frente un rais de origen militar, el mismo que ten¨ªa el depuesto Hosni Mubarak. Los ¨²ltimos acontecimientos se acomodan a la perfecci¨®n a la coreograf¨ªa prevista para el anuncio de la candidatura presidencial del general Abdelfatt¨¢ al Sisi, ministro de Defensa y responsable ¨²ltimo del golpe de Estado que depuso en verano al islamista Mohamed Morsi, primer presidente electo limpiamente en las urnas. En un mensaje televisivo, el presidente interino del Gobierno tutelado por los militares, Adli Mansur, inform¨® ayer que las elecciones presidenciales preceder¨¢n a las legislativas, lo que representa una notable alteraci¨®n de la hoja de ruta posgolpe y abre la v¨ªa a una presidencia de Al Sisi.
El anuncio de Mansur se produjo apenas horas despu¨¦s de una de las jornadas m¨¢s sangrientas de los ¨²ltimos meses. La represi¨®n policial de las manifestaciones opositoras con motivo del tercer aniversario del inicio de la revoluci¨®n se sald¨® el s¨¢bado con la muerte de al menos 49 personas, cientos de heridos y m¨¢s de 1.000 arrestos de ¡°alborotadores¡±, seg¨²n informaron fuentes gubernamentales. Pero mientras se consumaba la represi¨®n sangrienta, miles de personas ocupaban la plaza Tahrir, epicentro de la revuelta que tumb¨® al exdictador Hosni Mubarak, para expresar su apoyo al Ej¨¦rcito y solicitar a Al Sisi que asuma las riendas del pa¨ªs ¨¢rabe.
Tras la asonada militar del 3 de julio de 2013, el l¨ªder castrense rechaz¨® categ¨®ricamente una hipot¨¦tica candidatura presidencial. No obstante, con el paso de los meses, sus declaraciones se volvieron cada vez m¨¢s ambiguas hasta abrir las puertas a tal eventualidad hace una par de semanas ¡°por petici¨®n del pueblo y bajo el mandato del Ej¨¦rcito¡±. El runr¨²n al respecto en los medios egipcios se ha vuelto ya ensordecedor. Al Sisi no cuenta solo con el espaldarazo de una Tahrir embriagada de chovinismo, sino tambi¨¦n con millones de firmas presuntamente recabadas por una campa?a popular en su apoyo. En definitiva, una concienzuda campa?a de marketing pol¨ªtico.
¡°La mayor¨ªa de fuerzas pol¨ªticas ped¨ªa que las elecciones presidenciales fueran las primeras¡±, afirm¨® Mansur para justificar la modificaci¨®n de la hoja de ruta. Seg¨²n numerosos analistas, el cambio de la secuencia de los comicios legislativos y presidenciales reforzar¨¢ la autoridad del presidente al permitirle forjar un Parlamento m¨¢s d¨®cil, dominado por sus aliados. Si a ello sumamos el culto a la personalidad de Al Sisi y la pr¨®xima aprobaci¨®n de una ley electoral que favorecer¨¢ las candidaturas individuales, es decir, de los antiguos caciques del presidente Mubarak, en detrimento de los partidos pol¨ªticos, no es dif¨ªcil vislumbrar la aparici¨®n de un nuevo fara¨®n todopoderoso.
Sin embargo, el cambio de la hoja de ruta no obedece tan solo a estas razones. ¡°Los partidos pol¨ªticos que apoyan al nuevo r¨¦gimen creen que una pronta elecci¨®n del nuevo rais ayudar¨¢ a restaurar la estabilidad y transmitir¨¢ a los Hermanos Musulmanes el mensaje de que el retorno de Morsi es ya imposible", sostiene Georges Fahmi, un investigador del think tank Arab Forum for Alternatives. A pesar de la dura represi¨®n que tras el golpe ha padecido la Hermandad ¡ªilegalizada y declarada ¡°organizaci¨®n terrorista¡± en diciembre¡ª, que ha encarcelado a su c¨²pula y provocado la muerte de unos 2.000 seguidores, el movimiento ha continuado organizando protestas peri¨®dicas y se niega a reconocer una nueva legalidad por ¡°ileg¨ªtima¡±.
Una vez aprobada a mediados de enero una nueva Constituci¨®n en un refer¨¦ndum con un 38% de participaci¨®n y el 98% de s¨ªes, las elecciones legislativas y parlamentarias representan las ¨²ltimas etapas en el proceso de consolidaci¨®n institucional del nuevo r¨¦gimen tutelado por los militares. El presidente Mansur no fij¨® una fecha concreta para los comicios, una tarea que recae sobre la Junta Electoral. Ahora bien, s¨ª aprob¨® un decreto que establece un plazo de entre 30 y 90 d¨ªas para la convocatoria electoral, que se situar¨¢ por tanto entre mediados de febrero y de abril. As¨ª pues, Al Sisi deber¨¢ renunciar a su cargo en breve, colgar su uniforme, y se producir¨¢ una remodelaci¨®n del Gabinete. La elecci¨®n del nuevo Parlamento tendr¨¢ lugar aproximadamente en junio.
Despu¨¦s de tres turbios a?os de disturbios callejeros peri¨®dicos, la sociedad egipcia parece haberse insensibilizado ante las masacres de civiles, como la que tuvo lugar el s¨¢bado en el transcurso de las manifestaciones opositoras. El d¨ªa siguiente de la matanza, la noticia ocupaba un lugar marginal en los medios de comunicaci¨®n egipcios, tanto en los p¨²blicos como en los privados.
En el diario oficialista Al Ahram, hab¨ªa que ir a la cuarta p¨¢gina para encontrar un peque?o recuadro con esta informaci¨®n. Adem¨¢s, en las cabeceras se defin¨ªa a todas las v¨ªctimas como miembros de los ¡°terroristas¡± Hermanos Musulmanes, obviando que tambi¨¦n se disolvi¨® con gran violencia protestas de grupos de j¨®venes revolucionarios de tendencia laica. En las portadas, todo el protagonismo era para las miles de personas que ocuparon la plaza Tahrir. ¡°El pueblo desaf¨ªa a los terroristas¡±, era el mensaje m¨¢s repetido en un panorama medi¨¢tico dominado por la deferencia hacia el poder, la autocensura y la subordinaci¨®n de la informaci¨®n a la propia ideolog¨ªa.
Esta unanimidad medi¨¢tica en favor de las tesis gubernamentales explica el ostracismo de los j¨®venes que lideraron la rebeli¨®n contra Mubarak. ¡°Decid¨ª marcharme de Egipto porque ya no estima a gente como yo¡±, escribi¨® en Facebook Wael Ghoneim para justificar su exilio autoimpuesto en los Emiratos ?rabes. Otros s¨ªmbolos de la revoluci¨®n, como Al¨¢ Abdelfatt¨¢ o Ahmed Maher, languidecen en la c¨¢rcel entre la indiferencia y el regodeo de buena parte de la poblaci¨®n. Su ¨²nico pecado es haber alzado la voz contra las autoridades.
Con la elecci¨®n de Al Sisi se cerrar¨ªa el trayecto circular de la atribulada revoluci¨®n egipcia, el que va de la deposici¨®n de un general ¡ªMubarak¡ª por la presi¨®n popular a la elecci¨®n en las urnas de un uniformado 30 a?os m¨¢s joven. Sin embargo, algunos expertos se niegan a certificar la muerte del periodo de transformaciones iniciado en 2011. ¡°Por mucho que algunos lo deseen, no es posible una vuelta al pasado. Una dictadura militar no es sostenible¡±, asegura Fahmi.
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