EE UU retrasa la hora de su ocaso
El auge en la producci¨®n de petr¨®leo y gas y la recuperaci¨®n econ¨®mica afirman la supremac¨ªa de Washington mientras los emergentes sufren turbulencias
Las profec¨ªas acerca del ocaso de la supremac¨ªa global de Estados Unidos circulan desde hace tiempo y han proliferado con especial intensidad desde el estallido en 2008 de la crisis financiera incubada en Wall Street y aleda?os. El reciente bloqueo pol¨ªtico en Washington y el constante ascenso de China, entre otros elementos, han ofrecido s¨®lidos apoyos para esa tesis. Los errores de Bush (en Irak) y los titubeos de Obama (en Siria) han echado m¨¢s le?a al fuego, igual que los l¨ªmites mostrados por la intervenci¨®n en Afganist¨¢n y ciertos ¨¦xitos diplom¨¢ticos de Rusia. Sin embargo, el conjunto de los debates, an¨¢lisis y maniobras diplom¨¢ticas desarrolladas en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich proyecta serias dudas sobre la teor¨ªa del desvanecimiento de esa supremac¨ªa en el corto y medio plazo.
Varios elementos se yuxtaponen a la nutrida galer¨ªa de recientes dificultades, l¨ªmites y fracasos de Washington.
EE UU se ha convertido en 2013 en el principal productor mundial de gas y petr¨®leo. La eficaz utilizaci¨®n de la tecnolog¨ªa de la fractura hidr¨¢ulica (fracking) permite explotar nuevos yacimientos en su territorio. La producci¨®n de crudo, que en 2008 rondaba los cinco millones de barriles diarios, ahora ronda los ocho millones. En el mismo periodo, la extracci¨®n de gas ha aumentado en m¨¢s de un 20%.
Esta din¨¢mica, que seg¨²n los expertos seguir¨¢, reduce la dependencia energ¨¦tica del pa¨ªs y, adem¨¢s, contribuye a enfriar los precios de los hidrocarburos, de los que dependen las aspiraciones de varios rivales de Washington. Empezando por Rusia, que es un monocultivo econ¨®mico, pasando por Venezuela, Ir¨¢n, y otros. Si la din¨¢mica se confirma, pronto EE UU podr¨¢ depender tan solo de las importaciones de crudo de Canad¨¢ y M¨¦xico, dos pa¨ªses amigos.
El auge energ¨¦tico, de paso, es un elemento importante de la resurrecci¨®n econ¨®mica estadounidense. Tras el p¨¢nico de Lehman Brothers, EE UU ha logrado levantarse m¨¢s r¨¢pido que Europa, con una eficaz actuaci¨®n del Gobierno y de la Reserva Federal. Desde entonces, el PIB ha crecido con continuidad, las empresas han escalado las listas de capitalizaci¨®n burs¨¢til y se han creado casi ocho millones de empleos. La econom¨ªa creci¨® a un notable 4,1% en el tercer trimestre de 2013, y un 3,2% en el ¨²ltimo. Las previsiones para 2014 son buenas. El d¨¦ficit se est¨¢ reduciendo r¨¢pidamente.
Estos elementos riegan con sangre fresca el m¨²sculo estadounidense, cuya maquinaria militar sigue teniendo una ventaja sideral con respeto a los rivales. No solo su gasto en defensa es a¨²n superior al de las siguientes diez principales potencias juntas; sino que d¨¦cadas de mayor inversi¨®n y experiencia b¨¦lica han acumulado un activo pr¨¢cticamente inigualable en el breve y medio plazo. Las retiradas de Ir¨¢n y, este a?o, de Afganist¨¢n, permitir¨¢n a unas fuerzas armadas sometidas a un enorme esfuerzo respirar y adaptarse al futuro sobre la base de las lecciones aprendidas sobre el terreno.
La maquinaria diplom¨¢tica ¡ªcomo se ha visto aqu¨ª en M¨²nich¡ª sigue teniendo la ambici¨®n de abarcar de lleno todo el planeta. ¡°No nos vamos a retirar de ning¨²n lugar de la tierra¡±, respondi¨® el secretario de Estado, John Kerry, a una pregunta sobre la presunta tentaci¨®n de Washington de reducir su abanico de actividad. Kerry explic¨® c¨®mo pas¨® buena parte de las vacaciones de Navidad impulsando una tregua en Sud¨¢n del Sur.
Estos elementos, junto con la capacidad de innovaci¨®n tecnol¨®gica, la excelencia de las universidades y el atractivo cultural que hace de im¨¢n a cerebros brillantes conforman una estructura de potencia que sigue siendo dif¨ªcil igualar.
Al otro lado, China ha avanzado a pasos de tit¨¢n en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Su PIB ha crecido a un ritmo medio del 10% anual desde 1978. Su peso demogr¨¢fico, industrial y comercial augura un claro futuro de superpotencia a Pek¨ªn. Pero China se est¨¢ ralentizando ¡ªcrecimiento inferior al 8% en los dos ¨²ltimos a?os¡ª y son grandes los desaf¨ªos que tendr¨¢ que superar para mantener el ritmo y acercarse a la capacidad militar, diplom¨¢tica y tecnol¨®gica de Estados Unidos.
Entre ellos se pueden destacar tres: la creciente brecha social entre ricos y pobres amenaza con causar inestabilidad social y perjudicar el consumo interno chino, elemento indispensable para la consolidaci¨®n del crecimiento econ¨®mico; la subida de los salarios reduce la competitividad de los productos chinos, y est¨¢ por ver que la econom¨ªa del gigante asi¨¢tico logre ofrecer suficiente valor a?adido como para compensar esa p¨¦rdida ¡ªla llamada trampa de los pa¨ªses de ingresos medios¡ª; la pol¨ªtica del hijo ¨²nico producir¨¢ una din¨¢mica demogr¨¢fica desfavorable en las pr¨®ximas d¨¦cadas.
A la vez, la inestabilidad que sufren en estos d¨ªas sus divisas muestra que el triunfal ascenso de varios pa¨ªses emergentes no est¨¢ exento de graves riesgos.
Pese a sus errores y l¨ªmites, el ocaso de la supremac¨ªa de EE UU no parece tan cerca en el horizonte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.