Pe?a Nieto y el peligro del efecto b¨²meran
Lo alto que ha subido Pe?a Nieto ser¨¢ proporcional al tama?o de la ca¨ªda si no se atienden todos los fondos y no s¨®lo las formas
Enrique Pe?a Nieto es un presidente con m¨¦todo. Desde el arranque de su gobierno estableci¨® un conjunto de 13 acciones espec¨ªficas para los primeros 100 d¨ªas de su Presidencia y estableci¨® 266 compromisos que, por calendario, ten¨ªan que cumplirse al terminar su administraci¨®n. Cuando poco m¨¢s de seis a?os antes asumi¨® la gubernatura del Estado de M¨¦xico, hizo exactamente lo mismo: 608 compromisos y notarios para atestiguar que, como prometi¨® en su campa?a, los firmaba y los cumpl¨ªa. En v¨ªsperas de terminar esa administraci¨®n, entreg¨® el ¨²ltimo de ellos.
En el Estado de M¨¦xico, su secretario de Finanzas -Luis Videgaray- deshidrat¨® la econom¨ªa de ese Estado, el m¨¢s rico de M¨¦xico y el m¨¢s densamente poblado, con un prop¨®sito que varios observadores identificaron como electoral: apretar el gasto p¨²blico y en la ruta final a las elecciones intermedias ¨Ccuya renovaci¨®n de los congresos locales y el federal ser¨ªan no s¨®lo refer¨¦ndum a su mandato sino tomar posiciones para su eventual candidatura presidencial-, soltar los dineros p¨²blicos y aplastar en el proceso. En las elecciones legislativas locales y federales y para ayuntamientos en 2009, arras¨® el PRI, el partido de Pe?a Nieto. En las elecciones para gobernador en 2011, volvi¨® a aplastar el candidato de su partido.
En los tres primeros trimestres del primer a?o del presidente Pe?a Nieto, su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, apret¨® el gasto p¨²blico y desaceler¨® la econom¨ªa y - aunque no habr¨¢ funcionario que admita que en el manejo econ¨®mico del a?o pasado hubo variables pol¨ªticas, sino que fue consecuencia de las condiciones globales de la econom¨ªa y la curva de aprendizaje del nuevo Gobierno - el mediocre crecimiento de 1.3% de 2013 tendr¨¢ un brinco estimado a casi 4% para este 2014, que es el a?o previo a las elecciones intermedias.
El mapa de navegaci¨®n de Pe?a Nieto el a?o pasado fue muy claro. En el contexto de una econom¨ªa en crisis en todos los ¨¢mbitos ¨Csin desembolsar durante los tres primeros cuartos presupuesto asignado, que descansaba en las arcas de la tesorer¨ªa-, el dise?o fue hacer de 2013 el a?o de las reformas y de 2014 el de los ajustes. Pe?a Nieto hab¨ªa anticipado resistencias pero, por experiencia, sab¨ªa que si no emprend¨ªa las reformas en el arranque de su gesti¨®n, con la fuerza una Presidencia entrante, no las habr¨ªa despu¨¦s. Obtuvo todo lo que quiso mediante una intensa agenda legislativa y un acuerdo pol¨ªtico entre ¨¦lites - el Pacto por M¨¦xico - que rompi¨® la paralizaci¨®n parlamentaria de m¨¢s de una d¨¦cada, pero un segundo a?o complicado viene en camino.
Las grandes reformas necesitan leyes secundarias. De todas las aprobadas, hay dos altamente pol¨¦micas: la energ¨¦tica y la de telecomunicaciones. La primera corre en contra de un adoctrinamiento de casi 70 a?os y un sentido irracional de propiedad del petr¨®leo; la segunda busca romper los monopolios m¨¢s p¨²blicos, amados y odiados a la vez en M¨¦xico, para abrir ¨Cdicho esto de manera muy somera- la competencia en telefon¨ªa y televisi¨®n. Se puede plantear, sin embargo, que el problema que enfrentar¨¢ Pe?a Nieto no se encuentra necesariamente en la discusi¨®n de esas leyes secundarias en las c¨¢maras, sino en las calles.
Las leyes secundarias de la reforma energ¨¦tica van a ser seguramente aprobadas, con la oposici¨®n de la izquierda. La reforma constitucional del a?o pasado no dej¨® muchos espacios para discutir y llenar, al aprobarse un vasto dictamen en el cual est¨¢n delineadas y acotadas lo que ser¨¢n las leyes secundarias. Sobre las leyes secundarias de telecomunicaciones, dos de los grandes actores, Telmex y Televisa, se han preparado para lo que consideraban inevitable: la reducci¨®n de su inversi¨®n. El punto m¨¢s pol¨¦mico de la ley de telecomunicaciones es c¨®mo se definir¨¢ la dominancia de una de las empresas en el mercado. A partir de ese criterio, aquella que sea dominante, por ciudades o regiones, tendr¨¢ que desinvertir para permitir que entren nuevos jugadores en los sectores de televisi¨®n y telefon¨ªa. Telmex ya comenz¨® ese proceso, y Televisa tiene meses que s¨®lo administra a uno de sus canales, sin producci¨®n ni crecimiento alguno, en espera de las leyes secundarias.
Es decir, si alguien espera conflicto en esos campos, no lo va a haber. Las turbulencias no ser¨¢n institucionales, sino con las fuerzas antisist¨¦micas que crecieron el a?o pasado mientras el Gobierno de Pe?a Nieto desarroll¨® una pol¨ªtica de contenci¨®n y concesi¨®n social y pol¨ªtica que busc¨® no generar ning¨²n conflicto con los partidos pol¨ªticos dentro del Pacto por M¨¦xico que pudieran alterar el voto de las reformas. En este a?o surgi¨® el fen¨®meno de grupos paramilitares en otro de los Estados econ¨®micamente ricos del pa¨ªs, Michoac¨¢n, y creci¨® de manera superlativa la rebeli¨®n del magisterio en contra de la Reforma Educativa.
En Michoac¨¢n, a partir del problema objetivo de la debilidad institucional que fue incapaz de proveer de seguridad a sus ciudadanos frente al narcotr¨¢fico, se comenzaron a armar hace m¨¢s de un a?o. Lo que primero fueron escopetas para cazar, evolucion¨® a fusiles de asalto reglamentario del Ej¨¦rcito, y armas de alto poder que utilizan las fuerzas especiales en M¨¦xico o en Irak. Los paramilitares - autollamados autodefensas - se construyeron de una amalgama de ciudadanos que en la desesperaci¨®n optaron por las armas para salvaguardar a sus familias y patrimonios, y emigrantes que regresaron de Estados Unidos para luchar junto con sus familias. Pero tambi¨¦n, y en buena parte detonante en su origen, de grupos criminales que encontraron en el cambio de gobierno el espacio para enfrentar al c¨¢rtel enemigo en Michoac¨¢n, la oportunidad de vestirse de vigilantes y aprovechar la condici¨®n de desesperaci¨®n entre muchos de sus habitantes.
Parad¨®jicamente, durante los tres primeros cuartos de desaceleraci¨®n econ¨®mica los grupos de autodefensa crecieron bajo la mirada complaciente del gobierno, pero manten¨ªan una actitud pasiva: si controlaban una comunidad, se manten¨ªan en ella, protegi¨¦ndola. En octubre comenz¨® una escalada de otra naturaleza y pasaron a una estrategia ofensiva: avanzar y conquistar territorios. Las instituciones desaparecieron ante el avance de las autodefensas que ten¨ªan la tolerancia del Ej¨¦rcito en el estado. Cuando el gobierno federal decidi¨® finalmente afrontar el fen¨®meno de estos grupos que hab¨ªan empoderado, no pudo doblegarlos.
El Gobierno de Pe?a Nieto ha tenido que trazar estrategias m¨²ltiples para recuperar Michoac¨¢n. Inyect¨® recursos para el desarrollo econ¨®mico ¨Cla marginaci¨®n fue la fuente del florecimiento del narcotr¨¢fico desde hace 60 a?os y del rompimiento del tejido social-, mientras que ha tenido que ceder a las pretensiones de las autodefensas de que no entregar¨¢n sus armas hasta que les entreguen las cabezas ¨Cy muchas veces parecen hablar en t¨¦rminos literales- del c¨¢rtel de Los Caballeros Templarios, la banda criminal michoacana. Para evitar nuevos enfrentamientos, la Polic¨ªa Federal y el Ej¨¦rcito los acompa?an y protegen todav¨ªa en la recuperaci¨®n de las comunidades que ten¨ªan en poder los narcotraficantes, lo que coloca a las autoridades federales en la inc¨®moda situaci¨®n de estar subordinados ante un grupo ilegal y que viola varias leyes, por ser el ¨²nico camino aparente, en estos momentos, para recuperar la paz.
No est¨¢ nada claro c¨®mo saldr¨¢ el gobierno del pantano en el que se encuentra en Michoac¨¢n, donde no hay calendario para la soluci¨®n del problema, al que se le suma otro, el de los maestros que se oponen a la Reforma Educativa. Quienes encabezaron la rebeli¨®n contra esta reforma pertenecen a una facci¨®n disidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educaci¨®n, que se llama gen¨¦ricamente como La Coordinadora. Cuando se present¨® la iniciativa de esa reforma, La Coordinadora ten¨ªa presencia en cuatro estados ¨CChiapas, Guerrero, Michoac¨¢n y Oaxaca-, y la ciudad de M¨¦xico. Se movilizaron hacia la capital federal, donde llegaron a reunir a m¨¢s de 17 mil maestros en rebeld¨ªa, y el gobierno federal no atac¨® el problema sino lo administr¨® y les fue entregando recursos que solamente gener¨® incentivos para la protesta. El movimiento, antes focalizado, se encuentra en vivo en m¨¢s de 22 estados del pa¨ªs.
Lo que buscan los maestros rebeldes es algo que nunca se les va a dar: la derogaci¨®n de la Reforma Educativa. El conflicto social crecer¨¢ una vez m¨¢s en mayo, cuando como cada a?o comience la negociaci¨®n del contrato colectivo con el magisterio. El problema adicional para el gobierno es que el fortalecimiento de La Coordinadora se dio principalmente en la cuenca del descontento en donde naci¨®, donde las condiciones socioecon¨®micas se encuentran en los niveles m¨¢s bajos del pa¨ªs y se cruzan con otras variables como presencia de grupos armados, una alta incidencia de conflictividad social y gobernadores d¨¦biles.
Michoac¨¢n y La Coordinadora son para el Gobierno de Pe?a Nieto problemas que se tienen que administrar. Sin embargo, son muy vol¨¢tiles y el factor humano es imposible de predecir. Los dos, sin embargo, son los ¨²nicos puntos que no se encontraban en el mapa de navegaci¨®n original del presidente, y para el cual no ten¨ªa ni experiencia ni m¨¦todo para aplicar. Su gobierno mantiene el rumbo, empe?ado en manejar ¨ªndices y satisfacer los compromisos que empe?¨® con su palabra. Esta estrategia que tanto ¨¦xito le dio en el Estado de M¨¦xico enfrenta una realidad distinta cuando se aplica a nivel nacional: mejorar todos los ¨ªndices no significa resolver los problemas. Hoy, la mejora estad¨ªstica y los buenos ¨ªndices son buenos para las percepciones de un buen gobierno. Pero si no se apoyan con mejoras reales y problemas solucionados, el efecto ser¨¢ de bumer¨¢n, y lo alto que ha subido Pe?a Nieto, ser¨¢ igualmente proporcional al tama?o de la ca¨ªda si no se atienden todos los fondos y no s¨®lo todas las formas.
Periodista y columnista mexicano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.