Fern¨¢ndez analiza un recorte del abultado presupuesto de subvenciones
Los subsidios a la energ¨ªa y el transporte han llevado las cuentas fiscales de Argentina del super¨¢vit en 2008 al creciente d¨¦ficit actual La presidenta plante¨® la semana pasada la posibilidad de reducir los del gas y la electricidad
La palabra ajuste se ha convertido en mala palabra para el kirchnerismo en sus m¨¢s de diez a?os de gobierno. Despu¨¦s de los fuertes recortes fiscales que hundieron a Argentina en la crisis de 2001-2002, el expresidente N¨¦stor Kirchner (2003-2007) y su sucesora y viuda, Cristina Fern¨¢ndez, han pregonado en contra de cualquier poda. Tambi¨¦n han evitado subidas de tarifas de servicios p¨²blicos y para sostenerlas sin cambios han ido aumentando las subvenciones desde 2005. El presupuesto de subsidios de energ¨ªa y transporte fue increment¨¢ndose de manera tal que super¨® al de obras p¨²blicas y fue el factor clave para que Argentina pasara de un super¨¢vit fiscal primario (antes del pago de la deuda) del 2,7% del PIB en 2008 a un d¨¦ficit del 2,8% en 2013, un rojo que fue cubierto con emisi¨®n monetaria y la consiguiente inflaci¨®n, seg¨²n el an¨¢lisis de diversos economistas.
Pero, ahora que el Gobierno de Fern¨¢ndez ha devaluado el peso (el d¨®lar subi¨® un 20% en lo que va de 2014) ante la escasez de divisas en el pa¨ªs, la inflaci¨®n ha subido del 27% en diciembre pasado al 29% en enero. Para aplacar la depreciaci¨®n de la moneda y el encarecimiento de los productos, el Banco Central ha subido los tipos de inter¨¦s y el Ejecutivo, adem¨¢s de buscar acuerdos de precios de bienes b¨¢sicos y de elevar ayudas sociales, tambi¨¦n analiza el recorte de su pol¨ªtica de subvenciones a la energ¨ªa.
¡°Muchos que me critican los subsidios hoy, en aquel momento (en alusi¨®n a la poscrisis de 2003), si no se hubiera subsidiado la energ¨ªa, no ten¨ªan forma de apuntalar el consumo, porque reci¨¦n se empezaba a mover la rueda de construir industrias, de abrir f¨¢bricas, reci¨¦n fueron las primeras convenciones colectivas de trabajo¡±, dijo Fern¨¢ndez el pasado mi¨¦rcoles. ¡°Entonces, los subsidios surgieron como una manera de apuntalar ese consumo ayudando al trabajador. Es cierto que hoy, evidentemente, subsisten sectores que tienen subsidios que ya no los necesitan, porque dada la prosperidad, s¨ª, no hay que asustarse de la palabra, la prosperidad que hemos construido los argentinos en poco m¨¢s de 10 a?os, ha permitido lo que siempre he venido a hablar y muchos no se daban cuenta o parec¨ªa un t¨¦rmino te¨®rico: la movilidad social ascendente. Entonces, es necesario abordar los problemas, como yo dec¨ªa y alguien no lo interpret¨® o lo distorsion¨® como siempre, cuando habl¨¦ de sinton¨ªa fina: pol¨ªticas de ajuste, no; pol¨ªticas de equidad. Eso es lo que tenemos que hacer. Porque no es justo que este se?or est¨¦ as¨ª, con una ristra de chorizos, y haya otro que pueda, siendo trabajador registrado, comprar d¨®lares y que adem¨¢s le subsidien la luz, el gas y todo¡±, se refiri¨® la jefa de Estado a los ciudadanos que desde enero han podido volver a adquirir divisas para ahorrar, despu¨¦s de casi dos a?os de prohibiciones, pero siempre y cuando ganen m¨¢s de 918 d¨®lares mensuales.
Despu¨¦s de conseguir su releecci¨®n en 2011, con un aplastante 54% de los votos, Fern¨¢ndez hab¨ªa comenzado con su sinton¨ªa fina. En Buenos Aires, donde vive un tercio de los argentinos y donde se concentraban casi todos los subsidios, aumentaron entonces las tarifas del transporte p¨²blico, pero las de gas y electricidad solo lo hicieron en los barrios ricos. En un pa¨ªs donde un cuarto de la poblaci¨®n es pobre, la clase media se salv¨® del ajuste porque el Gobierno argentino desisti¨® de hacerlo despu¨¦s del impacto negativo en su imagen que provoc¨® en 2012 un accidente de los vetustos ferrocarriles de cercan¨ªas que dej¨® 51 muertos.
Pero la realidad se ha impuesto y este a?o comenz¨® con una subida del 66% del billete de autob¨²s. Los subsidios econ¨®micos, sobre todo a la energ¨ªa y el transporte, representan ya un 5% del PIB y triplican el presupuesto de obra p¨²blica, seg¨²n datos de las consultoras Econom¨¦trica y ACM. La pregunta radica en d¨®nde cortar. Si disminuyesen las subvenciones a tarifas de servicios p¨²blicos, la subida de ¨¦stas provocar¨ªa un impacto inicial en la inflaci¨®n, pero a mediano plazo bajar¨ªa el gasto p¨²blico y eso desalentar¨ªa la actividad econ¨®mica y el alza general de precios. De hacerlo, el kirchnerismo planea excluir de la poda a la mayor¨ªa de pensionistas, que cobra el haber m¨ªnimo, a los parados (6,8%) y a los trabajadores informales (34% del total).
En los primeros nueve meses de 2013, el Estado argentino hab¨ªa gastado 6.411 millones de d¨®lares en subvenciones a la electricidad y el gas, que resguardan desde la clase media alta hasta los pobres, seg¨²n datos de la Asociaci¨®n Argentina de Presupuesto. Este gasto ha ido subiendo en la medida en que Argentina perdi¨® el autoabastecimiento energ¨¦tico en 2011 y tiene que importar gas y combustibles. Analistas especulan con que en marzo, cuando pase el efecto inflacionario de la devaluaci¨®n, el Gobierno recortar¨¢ estos subsidios. En la actualidad, una familia de clase media alta puede pagar cuatro euros mensuales por un servicio el¨¦ctrico que sufri¨® varias interrupciones este verano austral.
Entre enero y septiembre de 2013, los subsidios al transporte p¨²blico llegaron a 1.549 millones. Tambi¨¦n hay ayudas para empresas estatales. Aerol¨ªneas Argentinas recibi¨® 345 millones; el ferrocarril de cargas Belgrano, 439 millones; la compa?¨ªa de agua potable y saneamiento de Buenos Aires, AySA, que subvenciona a todos sus clientes y no cobra por litro consumido sino una tarifa base, 729 millones; y la firma de desarrollos satelitales Arsat, 487 millones. Estos son los principales subsidios econ¨®micos.
En cuanto a las subvenciones sociales, en general ni los pol¨ªticos de la oposici¨®n de derecha est¨¢n planteando recortes, aunque muchos de sus votantes, de discursos reaccionarios, as¨ª lo desear¨ªan. Se trata de ayudas que van dirigidas a los pobres, a diferencia de los subsidios econ¨®micos, muchos de los cuales terminan beneficiando m¨¢s a la clase media. Su presupuesto es considerablemente menor y no ha crecido m¨¢s all¨¢ de la inflaci¨®n, como s¨ª lo hicieron los subsidios econ¨®micos. Por ejemplo, el plan de construcci¨®n de viviendas sociales insumi¨® en los primeros nueve meses 382 millones de d¨®lares; la asignaci¨®n universal por hijo, que reciben parados y trabajadores informales, 1.453 millones, cuatro veces menos que las ayudas a la energ¨ªa, que favorecen a todos los sectores sociales; y la cobertura m¨¦dica para pensionistas, 1.058 millones. Lo que ha cuestionado la oposici¨®n es el plan Argentina Trabaja, que emplea a parados en cooperativas que cumplen con tareas de limpieza de calles y obras p¨²blicas y que demand¨® 307 millones en aquel periodo. Algunos opositores han criticado el programa por presunto clientelismo pol¨ªtico del kirchnerismo a la hora de designar a los beneficiados, pero los de izquierda tambi¨¦n advierten de que los cooperativistas acaban trabajando as¨ª por la mitad del salario m¨ªnimo (459 euros mensuales).
Pronto se sabr¨¢ por d¨®nde ajusta Fern¨¢ndez. No ser¨¢ la primera presidenta peronista que lo hace. Lo ha hecho Juan Domingo Per¨®n en su segundo gobierno (1952-1955), su viuda Isabel Per¨®n (1974-1976) y Carlos Menem (1989-1999), que a diferencia de los otros abraz¨® con gusto la doctrina neoliberal de la reducci¨®n del Estado.
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