Detenido en M¨¦xico el supuesto secuestrador del Jefe Diego
Es el primer arrestado por el cautiverio de siete meses en 2010 del abogado y l¨ªder panista
La barba blanca de siete meses y las rosas rojas de su novia treinta?era asomaron del asiento del conductor de un Mercedes plateado la ma?ana del 20 de diciembre de 2010. El Jefe Diego apareci¨® en la Ciudad de M¨¦xico manejando su propio coche despu¨¦s de siete meses de secuestro. "He perdonado a los secuestradores", fueron unas de sus primeras palabras. Parco a la hora de dar detalles de su cautiverio, el exitoso abogado e intocable pol¨ªtico del partido de la derecha mexicana (PAN), Diego Fern¨¢ndez de Cevallos, aparc¨® el asunto y record¨® a la Justicia que ten¨ªa "una tarea pendiente". Poco m¨¢s de tres a?os despu¨¦s, las autoridades han hecho este mi¨¦rcoles la primera detenci¨®n del caso.
El supuesto secuestrador del conocido como Jefe Diego fue detenido por agentes de la Marina y de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (PGR) -fiscal¨ªa- en el Estado de Puebla, al sureste del Distrito Federal, en una lujosa urbanizaci¨®n de viviendas. De mote El Pelacas, El Siete o El Calaveras, el arrestado ten¨ªa en su poder 10 veh¨ªculos de lujo que tambi¨¦n fueron requisados, inform¨® la PGR. Su vinculaci¨®n con el caso del panista sali¨® a relucir en 2011 durante la declaraci¨®n de otro arrestado por crimen organizado. "Son muchos, miles y cientos de miles los secuestrados, por lo que mi caso no debe de privilegiarse de manera alguna", dijo el pol¨ªtico al diario Milenio tras conocer la noticia.
El secuestro del Jefe Diego es uno de esos casos sobre los que en M¨¦xico ya se ha escrito de todo, hasta la versi¨®n de que nunca existi¨®. El pol¨ªtico desapareci¨® en un momento en el que la violencia desatada en el pa¨ªs durante el sexenio de su compa?ero panista el expresidente Felipe Calder¨®n alcanzaba sus ¨ªndices m¨¢s altos. Fern¨¢ndez de Cevallos, tan poderoso en la pol¨ªtica como entre los grupos empresariales a los que representaba como abogado, se jactaba entonces de ir sin seguridad y de conducir sus propios veh¨ªculos. Uno de ellos, una camioneta Cadillac Escalada, apareci¨® a las puertas de un rancho de su propiedad en Quer¨¦taro junto a una mancha de sangre. Era un viernes 14 de mayo de 2010. El Jefe Diego hab¨ªa desaparecido. Ten¨ªa 69 a?os.
En un pa¨ªs que dif¨ªcilmente pod¨ªa asimilar el goteo de muertes y desapariciones que estall¨® con la guerra declarada al crimen organizado en 2006, un secuestro m¨¢s pod¨ªa pasar desapercibido. Pero se trataba del secuestro del l¨ªder del PAN, del excandidato presidencial, del exsenador y diputado, del abogado de los m¨¢s poderosos. Ten¨ªa todos los ingredientes para ser un caso medi¨¢tico, sin olvidar que eran los suyos los que gobernaban M¨¦xico. Pero nada de eso ocurri¨®. Una semana despu¨¦s de su desaparici¨®n, las autoridades renunciaron a investigar el secuestro a petici¨®n expresa de la familia, el presidente dej¨® de hablar de ¨¦l y hasta se retiraron los carteles con su cara que se hab¨ªan sembrado por la ciudad de Quer¨¦taro.
La vida sigui¨® en el pa¨ªs sin el Jefe Diego igual que con ¨¦l. Solo de vez en cuando saltaba a la prensa alg¨²n comunicado de los captores que se hac¨ªan llamar Los Misteriosos Desaparecedores y algunas fotograf¨ªas del secuestrado con los ojos vendados y el torso desnudo. Incluso lleg¨® a circular una carta escrita por el propio pol¨ªtico en la que ped¨ªa a su hijo que demostrara su "voluntad de negociar" y pagara el rescate. "No puedo describirte el infierno que vive tu padre y no s¨¦ cuanto m¨¢s aguante", dec¨ªa la misiva.
Entonces apareci¨®. El 20 de diciembre de 2010 conduciendo su propio Mercedes, con la barba m¨¢s larga que de costumbre y con las flores de su joven novia. Habl¨® del perd¨®n, pidi¨® justicia "sin abusos ni violaciones", dio las gracias a su familia y a los medios de comunicaci¨®n y retom¨® su vida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.