Cameron lidera la marcha atr¨¢s europea
La debilidad de su liderazgo sobre los 'tories' y el avance del xen¨®fobo UKIP radicalizan al primer ministro brit¨¢nico frente la UE
El primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, lidera la presi¨®n para diluir la libre circulaci¨®n de personas y m¨¢s en concreto el derecho de los nacionales comunitarios a trabajar en cualquier pa¨ªs de la UE. Su batalla, sin embargo, no es tanto el fruto de objeciones a esa pol¨ªtica como de la necesidad de parecer muy duro frente a Europa con el doble objetivo de cimentar su maltrecho liderazgo dentro del Partido Conservador y al mismo tiempo frenar la sangr¨ªa de votos tories frente al antieuropeo UKIP.
La actual fobia brit¨¢nica contra la inmigraci¨®n empez¨® en 2001, con las im¨¢genes de decenas de ilegales asaltando trenes de mercanc¨ªas estacionados en Calais a la espera de cruzar el canal de la Mancha rumbo a Gran Breta?a. Aquello desat¨® un gran debate sobre la inmigraci¨®n y sobre los demandantes de asilo.
Ese debate se traslad¨® a los inmigrantes procedentes de la UE tras la ampliaci¨®n a los pa¨ªses de Europa central y oriental, en 2004. Los laboristas de Tony Blair, deseosos de mostrar su europe¨ªsmo tras descartar entrar en el euro y su compromiso pol¨ªtico con los nuevos socios que hab¨ªan sufrido el yugo de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, renunciaron al derecho de escalonar la llegada de trabajadores del Este. Fue un gran error. Sin poder ir a otros pa¨ªses que s¨ª hab¨ªan impuesto periodos transitorios, llegaron a Reino Unido cientos de miles trabajadores de Europa del Este, sobre todo polacos.
Eso provoc¨® un r¨¢pido aumento de la poblaci¨®n, sobre todo en determinados municipios de la periferia de Londres, y una presi¨®n sobre determinados servicios p¨²blicos ¨Cvivienda, sanidad, educaci¨®n¨C que ni el Gobierno central ni las autoridades locales supieron afrontar con la necesaria eficacia. Aunque un estudio tras otro demuestra que la inmigraci¨®n aporta a la econom¨ªa brit¨¢nica mucho m¨¢s que lo que se lleva, empez¨® a crecer el mito nunca probado de que los inmigrantes de la UE ven¨ªan a Reino Unido a vivir sin trabajar, a chupar del bote del sistema de ayudas sociales. Un mito expandido por los tabloides y que ha engordado las expectativas electorales del UKIP a costa, sobre todo, de los tories.
Aupado al liderazgo del Partido Conservador en 2005 de la mano del ala m¨¢s antieuropea, Cameron qued¨® definitivamente reh¨¦n de ellos cuando en las elecciones de 2010 fue incapaz de conseguir la mayor¨ªa absoluta y se vio obligado a pactar una coalici¨®n con los liberales-dem¨®cratas. Su centrismo inicial se ha ido diluyendo al tiempo que, atrapado entre la espada de los euroesc¨¦pticos y la pared del UKIP, ha ido subiendo de tono su propio anti europe¨ªsmo.
Esa presi¨®n le ha llevado a prometer un refer¨¦ndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE. Su objetivo es desactivar la amenaza del UKIP: si quer¨¦is salir de Europa me ten¨¦is que votar a m¨ª, no a Farage, porque solo si yo gano podr¨¦is votar en refer¨¦ndum sobre la UE, le viene a decir a los votantes. ?l dice que no quiere que Londres se vaya de Europa, que lo que quiere es renegociar la posici¨®n brit¨¢nica y someter esos acuerdos a refer¨¦ndum en 2017.
Azuzado una vez m¨¢s por el UKIP, que ha aprovechado el fin del periodo transitorio de Bulgaria y Rumania para pronosticar una invasi¨®n de b¨²lgaros y rumanos que todav¨ªa no se ha producido, entre las medidas que propone Cameron est¨¢ la de limitar la libre circulaci¨®n de trabajadores dentro de la UE. El refer¨¦ndum de Suiza en esa misma l¨ªnea es un arma de doble filo para ¨¦l. Por un lado, envalentona a quienes le piden que Londres adopte medidas unilaterales contra la UE. Por otro, supone una primera prueba sobre el temple de Bruselas: ?Reaccionar¨¢ con determinaci¨®n para que Suiza no se convierta en un precedente al que se agarrar¨¢ Cameron si llega el momento? ?O m¨¢s bien veremos las medias tintas de siempre? De eso puede depender el ¨¦xito o fracaso de la repatriaci¨®n de competencias que quiere negociar Cameron si sigue en Downing Street tras las elecciones de 2015.
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