El cl¨¦rigo radical iraqu¨ª Al S¨¢der se retira de la lucha por el poder
Lanz¨® un movimiento tras la ocupaci¨®n de EEUU del pa¨ªs y su milicia, el Ej¨¦rcito del Mahdi, lleg¨® a tener 60.000 hombres
El cl¨¦rigo iraqu¨ª chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der ha anunciado su retirada definitiva de la vida pol¨ªtica. Aunque este religioso chi¨ª, de unos cuarenta a?os, nunca aspir¨® a ocupar puesto oficial alguno, como l¨ªder del ¨²nico movimiento genuinamente popular surgido tras el derrocamiento de Sadam Husein, ejerc¨ªa una notable influencia. A diez semanas de las elecciones legislativas, su decisi¨®n a?ade incertidumbre a la situaci¨®n del pa¨ªs, donde un rebrote insurgente intenta capitalizar el malestar de la minor¨ªa sun¨ª y el caos en la vecina Siria. Cientos de seguidores se congregaron en Nayaf para pedirle que lo reconsidere su decisi¨®n.
Para algunos analistas, Al S¨¢der hab¨ªa perdido peso en los ¨²ltimos a?os tras enfrentarse al primer ministro, el tambi¨¦n chi¨ª Nuri al Maliki, entre otras cosas, por su empe?o en intentar un tercer mandato. Sin embargo, no est¨¢ claro c¨®mo su abandono de la arena pol¨ªtica puede impedir que consiga la reelecci¨®n tras las legislativas del pr¨®ximo abril. De momento, los 40 diputados y los seis ministros con los que contaba, y a quienes la noticia parece haber cogido por sorpresa, no han indicado cu¨¢les van a ser sus planes.
"Anuncio que no volver¨¦ a intervenir en los asuntos pol¨ªticos y que no hay ning¨²n bloque que nos represente a partir de ahora ni en el Gobierno ni en el Parlamento", afirma el mensaje colgado de su p¨¢gina web en la noche del s¨¢bado al domingo. La nota, manuscrita, tambi¨¦n comunica "el cierre de todas las oficinas relacionadas con actividades pol¨ªticas, sociales o religiosas". S¨®lo se mantendr¨¢n abiertas algunas organizaciones caritativas.
Precisamente fueron esas redes de asistencia, establecidas por su padre durante los a?os de las sanciones internacionales, las que sirvieron de base al movimiento que lanz¨® tras la invasi¨®n estadounidense y que tuvo especial eco entre los chi¨ªes m¨¢s desfavorecidos. Sus sermones, altamente populistas y en un lenguaje accesible, alentaron el sentimiento antinorteamericano que gener¨® la ocupaci¨®n del pa¨ªs (pero sin la cual dif¨ªcilmente hubiera podido expresarse con libertad; su padre y un t¨ªo, ambos destacados ayatol¨¢s, fueron asesinados por el dictador).
Sus discrepancias con EEUU se iniciaron pronto. Los militares le responsabilizaron del asesinato de Abdul Mayid al Joei, hijo de otro gran ayatol¨¢, cuya mediaci¨®n fue clave para que la ciudad santa de Nayaf no opusiera resistencia a las tropas estadounidenses en abril de 2003. Pero para cuando emitieron la orden de detenci¨®n un a?o despu¨¦s, sus seguidores ya se hab¨ªan organizado en una milicia, el Ej¨¦rcito del Mahdi, que lleg¨® a tener 60.000 miembros y se opuso activamente contra la ocupaci¨®n. Ese grupo asedi¨® tambi¨¦n a los soldados espa?oles cuando en 2004 sospech¨® que ten¨ªan detenido a uno de sus l¨ªderes.
Su milicia tambi¨¦n fue responsabilizada de secuestrar, torturar y matar a miles de sun¨ªes durante la guerra sectaria de 2006 y 2007. Por entonces, Al S¨¢der se hab¨ªa refugiado en Ir¨¢n con el prop¨®sito de proseguir sus estudios religiosos con la aspiraci¨®n de convertirse un d¨ªa en marja, una fuente emulaci¨®n espiritual para los chi¨ªes, y poder formar parte del selecto grupo de ayatol¨¢s que integran el seminario de Nayaf.
Ese distanciamiento f¨ªsico no le impidi¨® participar activamente en la pol¨ªtica iraqu¨ª. Tanto en 2006 como en 2010 apoy¨® a Al Maliki para que formara Gobierno. De ah¨ª, los seis ministros que en la actualidad ten¨ªa su corriente. Sin embargo, la alianza sufri¨® altibajos, en especial cuando en 2008 el primer ministro decidi¨® poner coto a las milicias y, tras varios enfrentamientos y numerosas detenciones, Al S¨¢der opt¨® por disolver el Ej¨¦rcito del Mahdi.
Al regreso de su autoexilio en 2011, el ambicioso cl¨¦rigo pareci¨® adoptar un tono m¨¢s conciliador al hablar de la necesidad que el pa¨ªs ten¨ªa de paz y unidad. Sin embargo, poco despu¨¦s volvieron a surgir sus diferencias con Al Maliki, a quien ha venido acusando de comportarse como un dictador.
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