?Existe Ucrania?
El actual enfrentamiento civil incide en la identidad e incluso la supervivencia del propio pa¨ªs
La fuerza del mapa coloreado que representa las viejas naciones se sobrepone con frecuencia sobre una realidad mucho m¨¢s precaria y fr¨¢gil. Esa Ucrania que parece encontrarse ahora en un momento crucial de su historia tiene solo 22 a?os de vida como naci¨®n pol¨ªtica unida e independiente. Su nombre eslavo no es ni siquiera el de un pa¨ªs, sino literalmente el de la frontera, que es lo que significa su denominaci¨®n. Todo lo dem¨¢s son proyecciones del presente sobre el pasado y fantas¨ªas habituales en la narrativa nacionalista. Seg¨²n el investigador de la Fundaci¨®n Juan March, Leonid Peishakin, ¡°si hay algo que define la experiencia ucrania es la divisi¨®n, entre la uni¨®n polaco-lituana y Rusia desde 1569 hasta 1795, los imperios austr¨ªaco y ruso entre 1795 y 1917, y el catolicismo griego y la ortodoxia rusa desde 1596 hasta hoy¡±.
Las ra¨ªces de la actual divisi¨®n de Ucrania en dos segmentos al borde de la guerra civil est¨¢n inscritas as¨ª en su historia y su personalidad. Seg¨²n un diplom¨¢tico brit¨¢nico que viaj¨® all¨ª en 1918, cuyo testimonio recoge el historiador Orlando Figes, ¡°si preguntamos a un campesino medio de Ucrania cu¨¢l es su nacionalidad nos dir¨¢ que es griego ortodoxo; si le preguntamos si es granruso, polaco o ucranio, nos dir¨ªa probablemente que es un campesino; y si insisti¨¦ramos respecto a qu¨¦ lengua habla, nos dir¨ªa que la lengua local¡±.
La divisi¨®n actual responde en un primer plano a la doble opci¨®n que se les ha venido ofreciendo a los ucranios entre la integraci¨®n en la Uni¨®n Europea, tal como corresponde a su pasado austro-h¨²ngaro, y el regreso a Rusia, ahora en forma de una uni¨®n aduanera, que recrea tanto el expansionismo del viejo imperio zarista como el de la desaparecida Uni¨®n Sovi¨¦tica. En un segundo plano afecta tambi¨¦n a dos modelos pol¨ªticos, sea la democracia soberana corrupta y autoritaria que Yanuk¨®vich intenta mantener a flote mediante sus poderes presidenciales, sea el r¨¦gimen parlamentario de tipo occidental demandado por los manifestantes. Pero incide en la propia identidad y existencia del pa¨ªs, es decir, en la improbable capacidad de los ucranios para mantenerse unidos a partir y no a pesar de estas diferencias que han venido separ¨¢ndoles hasta ahora y que en este momento les sit¨²an al borde de la guerra civil.
Hay muchas responsabilidades en el deslizamiento violento del conflicto que empez¨® en noviembre tras la negativa del presidente Yanuk¨®vich a firmar el acuerdo de asociaci¨®n con la Uni¨®n Europea y su decantaci¨®n en favor de Putin. La primera, del propio presidente ucranio, inepto y mendaz hasta molestar a su propio patrono del Kremlin. Tambi¨¦n las tiene el presidente ruso con sus ambiciones imperiales frente a Washington y Bruselas. Son evidentes las de la vacilante Uni¨®n Europea. Y no puede faltar la oposici¨®n, incapaz de controlar un movimiento que ha ido cayendo en el descontrol de la violencia o bajo el control de la extrema derecha.
Ucrania vive una mezcla de conflicto civil y de guerra geoecon¨®mica que est¨¢ derivando hacia la contienda armada. Est¨¢n en juego las fronteras de Europa, e indirectamente la capacidad de la UE para existir en el mundo. Pero lo m¨¢s sustancial concierne a los ucranios y es su capacidad para construir Ucrania juntos, pa¨ªs que solo podr¨¢ sobrevivir si consigue convertirse en un Estado democr¨¢tico que respete e incluya todas las diferencias e identidades.
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