El crimen de Putin en Crimea
Obama debe hacer acopio de presi¨®n diplom¨¢tica y econ¨®mica para aislar a Rusia
Para Vlad¨ªmir Putin, la ruptura de la Uni¨®n Sovi¨¦tica fue la "mayor cat¨¢strofe geopol¨ªtica" del siglo XX. Todo el mundo tiene algo que le mueve. La obsesi¨®n de Putin es la restauraci¨®n del orgullo de Rusia mediante la restauraci¨®n de su imperio.
La toma de control de la pen¨ªnsula de Crimea por parte de Rusia, una clara violaci¨®n de ese derecho internacional que a Putin le gusta invocar, ha convertido Ucrania en un polvor¨ªn europeo. Sarajevo y los Sudetes: los fantasmas de Europa nos rondan. Putin sostiene que est¨¢ protegiendo a los rus¨®fonos de los usurpadores de Kiev, un Gobierno proeuropeo que Mosc¨² cree integrado por agentes encubiertos de un Occidente depredador cuyo discurso en pro de la libertad no es m¨¢s que un camuflaje con el que defiende sus intereses.
Esto son tonter¨ªas, un argumento "fabricado" por Rusia, en palabras del secretario de Estado, John Kerry.
El catalizador de esta crisis no ha sido la propuesta de que Ucrania se convierta en miembro de la Uni¨®n Europea. No ha sido la propuesta de que se integre en la OTAN. No ha sido ninguna amenaza para la flota que Rusia tiene en Crimea, en el mar Negro. Ha sido, en su infinita banalidad, un proyecto de acuerdo comercial entre Kiev y la Uni¨®n Europea.
Este ha sido el granito de arena del que Putin ha hecho una monta?a con su intento de obligar por la fuerza a Ucrania a rechazar el acuerdo, un rumbo que el presidente ha seguido con igual vehemencia en cualquier otro lugar que Mosc¨² considere el "extranjero cercano". En esta ocasi¨®n, sin embargo, el pueblo se ha rebelado y ha obligado al presidente ucranio, el chapucero, sibarita y f¨¢cil de provocar V¨ªctor Yanuk¨®vich, a huir a los brazos de su defensor ruso.
El mensaje que Putin env¨ªa al presidente Barack Obama y a Occidente por medio de Crimea est¨¢ claro: ni un paso m¨¢s. Despu¨¦s de que la OTAN se ampliase hasta los estados b¨¢lticos (y cu¨¢n cr¨ªtica resulta ahora la protecci¨®n de la OTAN para Lituania, Estonia y Letonia); despu¨¦s de que la Uni¨®n Europea aceptase a Polonia, Ruman¨ªa y sus semejantes (liberados, como los estados b¨¢lticos, del imperio sovi¨¦tico); despu¨¦s de que la OTAN humillase a Serbia (el aliado ortodoxo de Rusia); despu¨¦s de la supuesta manipulaci¨®n por parte de Occidente de un mandato de Naciones Unidas para salirse con la suya en Libia; despu¨¦s de todo esto, el presidente ruso, como ya ha dejado claro en Siria, est¨¢ diciendo: "Se acab¨® el juego".
Pero esto no es ning¨²n juego. La obsesi¨®n de Putin con un orden propio del siglo XX, con volver atr¨¢s en el tiempo hasta antes de la "cat¨¢strofe", le impide ver el apasionado apego que sienten por sus naciones los Estados liberados del asfixiante yugo sovi¨¦tico. Hay una amnesia grotesca en la t¨¢ctica que Rusia sigue en Ucrania.
Fue en Ucrania, en la d¨¦cada de 1930, donde Stalin inici¨® su experimento de la "utop¨ªa" agraria colectivizando la tierra, y declar¨® la guerra a los campesinos conocidos como kulaks por los cereales. Como consecuencia, en 1933 se produjo una hambruna; murieron millones de personas. Los nazis mostraron m¨¢s tarde su peor cara en Ucrania con un desd¨¦n similar por la idea de independencia. Murieron varios millones m¨¢s.
El hecho de imaginar hoy a Alemania (una idea impensable) entrando en el oeste de Polonia con el pretexto de proteger a los ciudadanos de origen germano que habitan all¨ª da cierta idea de la afrenta hist¨®rica que Putin ha cometido contra muchos ucranios, y del miedo que provoca en otros pa¨ªses con minor¨ªas rusas y recuerdos espantosos de Mosc¨².
Obama ha dicho que Putin pagar¨¢ por ello. Kerry ha hablado de un "precio enorme". Pero las evasivas sirias del Gobierno reafirmaron la agresividad y sensaci¨®n de impunidad de Putin. Ahora las opciones son limitadas. Esta es la Era de la Renuencia, una ¨¦poca en la que el poder estadounidense es dominante pero ya no determinante.
El presidente debe liderar. Desde 1945, la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos han estado vinculadas a la constante propagaci¨®n de la libertad en una Europa unida y libre. Para Estados Unidos es crucial que no haya marcha atr¨¢s en esto; no en la tierra de Yalta y del barranco lleno de cad¨¢veres de Babi Yar.
Si Ucrania volviese a verse sometida por Mosc¨², o se viese desmembrada por una anexi¨®n rusa de Crimea en una flagrante violaci¨®n de los compromisos adquiridos por la propia Rusia en 1994, Obama se convertir¨ªa en el presidente durante cuyo mandato se produjo un debilitamiento decisivo del v¨ªnculo transatl¨¢ntico.
El acercamiento a Asia no puede traducirse en abandonar a Ucrania. Obama debe hacer acopio de toda la presi¨®n diplom¨¢tica, comercial y econ¨®mica que pueda reunir para aislar a Putin (puede que China est¨¦ dispuesta a ayudar, dado su compromiso de no injerencia); deben emplearse todos los medios pol¨ªticos existentes para respaldar al Gobierno de Kiev; y la OTAN debe poner claramente de manifiesto que est¨¢ dispuesta a defender a sus miembros.
Obama podr¨ªa decir algo as¨ª: "Tenemos que utilizar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y estar convencidos de que defender la ley y el orden en el complejo y turbulento mundo actual es una de las pocas formas de evitar que las relaciones internacionales se precipiten hacia el caos. La ley sigue siendo la ley, y tenemos que respetarla nos guste o no. Seg¨²n el derecho internacional actual, la fuerza solo est¨¢ permitida en defensa propia o por decisi¨®n del Consejo de Seguridad. Todo lo dem¨¢s es inaceptable seg¨²n la Carta de Naciones Unidas, y constituir¨ªa una agresi¨®n".
Estas palabras son de Putin. ?l las utiliz¨® para referirse a Siria, una cat¨¢strofe real.
Traducci¨®n de News Clips.
? 2014 New York Times News Service.
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