La UE recela de una guerra diplom¨¢tica
Bruselas amenaza con sanciones pero duda de que tengan eficacia con Rusia Los estrechos lazos comerciales con Europa favorecen al Kremlin en la crisis
Europa vive estos d¨ªas una emergencia muy distinta de las que han agitado al continente en los ¨²ltimos a?os. Frente a peligros como la quiebra de un pa¨ªs o el hundimiento del euro, los Veintiocho se enfrentan ahora a un escenario desconocido desde el conflicto de los Balcanes: la posibilidad de una guerra a las puertas del club comunitario. Con el agravante de que, en esta ocasi¨®n, uno de los dos contendientes es Rusia, nost¨¢lgica de su pasado imperialista y unida a la UE por grandes lazos comerciales. Esos dos elementos conforman una ecuaci¨®n dif¨ªcil de despejar.
La diplomacia europea responde dando peque?os pasos, por dos motivos fundamentales. El primero es que ni la UE ni la OTAN contemplan una soluci¨®n militar a este conflicto. Sin armas de por medio, la ¨²nica ofensiva disponible es la diplom¨¢tica, lo que implica ir intensificando la respuesta con medidas graduales. El segundo motivo es que buena parte de los Veintiocho ¡ªcon Alemania a la cabeza¡ª recelan de enfrentarse directamente a Rusia, un socio del que importan en conjunto alrededor de un tercio de la energ¨ªa que consumen (y en algunos pa¨ªses hasta el 80%). ¡°Somos m¨¢s dependientes de Rusia que Estados Unidos. Las sanciones nos har¨ªan m¨¢s da?o¡±, admite una alta fuente comunitaria.
Aun as¨ª, la gravedad de la situaci¨®n ha llevado a Europa a invocar una posibilidad hasta ahora in¨¦dita: la imposici¨®n de sanciones a Rusia. Es la amenaza que han lanzado los jefes de Estado y de Gobierno reunidos la semana pasada en Bruselas. El amago, unido a la suspensi¨®n inmediata de dos negociaciones clave, resulta tibio ante la magnitud del desaf¨ªo ruso, pero va un paso m¨¢s all¨¢ de lo que la poderosa Alemania, junto a Estados como Italia o Espa?a, estaba dispuesta a aprobar. ¡°Es verdad que los oligarcas siguen teniendo opci¨®n de viajar por Europa y de colocar su dinero donde quieran, pero por ahora no veo una soluci¨®n mejor que la adoptada¡±, reflexiona Knut Fleckenstein, eurodiputado socialdem¨®crata alem¨¢n que preside una comisi¨®n de cooperaci¨®n parlamentaria entre Rusia y la UE.
El hecho de que fracasasen los contactos diplom¨¢ticos el mismo jueves, mientras los l¨ªderes de los pa¨ªses miembros trataban de pactar medidas, influy¨® bastante en el resultado. ¡°En la segunda parte del Consejo Europeo, muchos de los [l¨ªderes] que por la ma?ana no estaban por la labor de tomar medidas contra Rusia adoptaron una posici¨®n m¨¢s firme de lo que pod¨ªa haber sido en un principio¡±, explican fuentes comunitarias al tanto de la reuni¨®n.
Hay otro elemento que mueve a Europa m¨¢s de lo que le gusta reconocer. Se trata del mayor arrojo que est¨¢ mostrando EE?UU en este conflicto. Mientras los Veintiocho debat¨ªan sobre c¨®mo mantener los cauces de comunicaci¨®n con el Kremlin, Washington anunciaba las primeras sanciones ¡ªretirada de visados y congelaci¨®n de activos¡ª a un grupo de ciudadanos rusos (a¨²n por definir). Ese desaf¨ªo de la Administraci¨®n Barack Obama al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, condicion¨® los resultados de la cumbre y alej¨® radicalmente a Reino Unido de su habitual pragmatismo.
El primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, presion¨® fuertemente a sus socios para castigar a Rusia, lo que coloc¨® al l¨ªder tory al frente de una extra?a alianza con los pa¨ªses que experimentaron el yugo sovi¨¦tico. Lo cierto es que Cameron, por salvaguardar la posici¨®n transatl¨¢ntica, y Polonia, Hungr¨ªa y los b¨¢lticos, por su animadversi¨®n a Rusia, se convirtieron en defensores de la mano dura contra Putin.
Al final, como casi siempre en la UE, el resultado se situ¨® a medio camino. Los Estados miembros suspendieron dos negociaciones que llevan a?os atascadas y abrieron la puerta a medidas m¨¢s contundentes. ¡°Haremos m¨¢s si la tensi¨®n no baja¡±, advierten fuentes comunitarias. Por encima de todo, los consultados valoran algo que no siempre ocurre en la pol¨ªtica exterior europea: la existencia de un frente ¨²nico que consagra por escrito su voluntad de ir m¨¢s all¨¢ si la situaci¨®n no se aplaca en los pr¨®ximos d¨ªas.
De momento, los diplom¨¢ticos europeos van a preparar el siguiente paso, por si es necesario adoptarlo en breve. Se trata de sanciones en toda regla, equivalentes a las que ha anunciado EE?UU: retirada de visados y congelaci¨®n de activos a las personas consideradas responsables del conflicto. Adem¨¢s, Bruselas amaga con suspender las cumbres bilaterales que hasta ahora ha celebrado dos veces al a?o con Rusia.
Existen otras medidas de mayor calado que la UE puede acabar adoptando. Limitaci¨®n de importaciones, denuncias de los altercados comerciales ante la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (en lugar de intentar llegar a pactos, como se hace ahora), expulsi¨®n del pa¨ªs del G-8 (el grupo de los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados m¨¢s Rusia, que podr¨ªa acabar fuera si todos lo aprueban), suspensi¨®n de las relaciones con la OTAN...
¡°Rusia va a pagar un alto precio diplom¨¢tico por esto¡±, vaticina el alto cargo comunitario. Con las cifras en la mano, a Mosc¨² no le interesa la ofensiva que ha iniciado. Porque Europa depende del gas ruso, s¨ª, pero Putin tampoco puede prescindir del cliente europeo, al que le vende un cuarto de su producci¨®n energ¨¦tica.
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