Michelle Obama evita la pol¨ªtica en su visita a China
La primera dama no tiene previsto, como sus antecesoras, hacer un alegato a favor de la observancia de los derechos humanos
En todo el tiempo que lleva en la Casa Blanca, la primera dama no ha podido eludir la pol¨¦mica que ha rodeado a cada uno de los viajes al extranjero que ha realizado sin su marido. El tercero, que emprender¨¢ el mi¨¦rcoles y que la llevar¨¢ hasta China durante una semana, tampoco ha estado exento de pol¨¦mica. Michelle Obama ha insistido en eliminar de la visita cualquier sesgo pol¨ªtico, a diferencia de sus predecesoras, Hillary Clinton y Laura Bush, para centrarse exclusivamente en asuntos menos controvertidos como la educaci¨®n, en un intento por impulsar la turbulenta relaci¨®n bilateral entre ambos pa¨ªses.
¡°Quiero concentrarme en transmitir el poder de la educaci¨®n, con mi propio ejemplo y con el de los j¨®venes de ambos pa¨ªses¡±, ha recalcado la primera dama en un blog publicado en la web de la Casa Blanca. La Administraci¨®n estadounidense pretende que la visita sea un ejemplo de una relaci¨®n ¡°pueblo a pueblo¡±, m¨¢s all¨¢ de una relaci¨®n entre sus l¨ªderes y, en este sentido, el hecho de que Michelle Obama vaya acompa?ada de sus dos hijas, Malia y Sasha (que habla chino), ¨Cque est¨¢n de vacaciones- y de su madre, Marian Robinson, es contemplado como una deferencia hacia los valores familiares tradicionales de China.
Durante la visita, la primera dama estadounidense se reunir¨¢ con Peng Liyuan, la esposa del presidente chino, Xi Jinping. Para muchos analistas, este encuentro supone una especie de desagravio por su ausencia en la cumbre bilateral que Obama y Xi mantuvieron en California el a?o pasado, donde s¨ª estuvo presente su mujer. Entonces, Michelle Obama aleg¨® que prefer¨ªa quedarse en Washington para estar con sus hijas, en plenos ex¨¢menes finales.
El premeditado perfil bajo de esta visita ha disgustado a quienes esperaban que Obama aprovechara su estancia en China para llamar la atenci¨®n sobre la violaci¨®n de los derechos humanos en ese pa¨ªs, tal y como hicieron sus antecesoras. La normalmente comedida mujer del presidente George W. Bush fue tajante a la hora de acusar a Pek¨ªn de excesiva connivencia con la brutalidad del r¨¦gimen de Burma. En 1995, Hillary Clinton pronunci¨® un encendido discurso denunciando la falta de respeto hacia las libertades por parte del Ejecutivo chino. ¡°Todos los Gobiernos, aqu¨ª y alrededor del mundo, deben aceptar sus responsabilidades a la hora de proteger y promover los derechos universales del hombre¡±, se?al¨®.
¡°Si eres una l¨ªder, una mujer a la que muchos toman como ejemplo, deber¨ªas emplear tu posici¨®n no s¨®lo en asuntos dom¨¦sticos sino tambi¨¦n a nivel internacional¡±, ha sostenido la que fuera jefa de gabinete de Laura Bush, Anita McBride, en relaci¨®n con la presencia de Michelle Obama en el pa¨ªs asi¨¢tico. La Casa Blanca, sin embargo, no tiene intenci¨®n de soliviantar la delicada relaci¨®n con un socio tan importante y de tanto peso estrat¨¦gico como China con la visita de la primera dama estadounidense. ¡°Su agenda quiere enviar un mensaje de que la relaci¨®n entre ambos pa¨ªses no tiene por qu¨¦ circunscribirse a una relaci¨®n entre l¨ªderes¡±, se?al¨® a los medios Ben Rhodes, asesor de Seguridad Nacional en materia de Comunicaci¨®n Estrat¨¦gica.
Las discrepancias en materia de libertades, de acuerdo con Rhodes, deben abordarse ¡°a trav¨¦s de otros canales¡±. A comienzos de a?o, EE UU reiter¨® las denuncias contra la violaci¨®n de la libertad de expresi¨®n y prensa que el Gobierno chino estaba ejerciendo sobre los periodistas extranjeros y pidi¨® el fin del bloqueo de los medios internacionales.
Con el viaje de Michelle Obama, la Administraci¨®n norteamericana quiere fomentar aquello que las dos primeras damas tienen en com¨²n para estrechar relaciones. Ambas han hecho de la educaci¨®n su caballo de batalla particular. Esta forma de diplomacia no es desde?able si se tiene en cuenta el predicamento que tanto Obama como Peng tienen en sus respectivos pa¨ªses.
El car¨¢cter fuerte pero extrovertido de la mujer del presidente norteamericano le ha granjeado el favor de los estadounidenses, hasta el punto de que ella supera por mucho en ¨ªndices de popularidad a su marido. La primera dama china, una reputada cantante, era mucho m¨¢s conocida en su pa¨ªs que Xi, hasta el momento en que ¨¦l asumi¨® el liderazgo del Partido Comunista chino.
Este es el tercer viaje que la mujer de Obama realiza sin el presidente y el primero en que est¨¢ acompa?ada por su madre. La visita, que adem¨¢s de escuelas incluye paradas en la Muralla China y en el Museo de los Guerreros de Terracota, se ha dise?ado de manera similar a la gira que llev¨® a la primera dama y a sus hijas por Sud¨¢frica y Botswana, en 2011. Entonces, el gasto en materia de seguridad fue lo que gener¨® la controversia. Un a?o antes, las vacaciones de verano en Espa?a tambi¨¦n estuvieron rodeadas de pol¨¦mica por considerarlas demasiado caras -470.000 d¨®lares- para un pa¨ªs en plena recuperaci¨®n econ¨®mica.
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