La oposici¨®n argelina levanta la voz
Actos de protesta y alianzas in¨¦ditas marcan la campa?a para las presidenciales
Argelia encara el 17 de abril unas elecciones presidenciales determinantes. Este domingo empez¨® la campa?a electoral con pocas dudas de que dentro de tres semanas el actual presidente, el anciano Abdelaziz Buteflika, enfermo y de 77 a?os, repetir¨¢ victoria y pujar¨¢ por un cuarto mandato de cinco a?os al frente de una naci¨®n con enormes reservas de hidrocarburos. Pero esta vez se est¨¢n produciendo movimientos novedosos en la disputa pol¨ªtica que han forzado a su equipo a encarar prohibidas protestas callejeras y alianzas in¨¦ditas de la oposici¨®n y que les han forzado a reeditar las viejas promesas de poner en marcha, al fin, las tantas veces prometidas reformas democr¨¢ticas.
Las primeras horas de la campa?a oficial en Argelia nos retrotraen, en parte, a los primeros tiempos de la transici¨®n en Espa?a. La palabra cambio se utiliza en los m¨ªtines y en las manifestaciones. Tambi¨¦n se prometen vagas reformas constitucionales y se alude a demandas de derechos ciudadanos que equilibren algo el actual reparto de poderes. Estos mensajes los repiten los seis miembros senior del equipo del candidato Buteflika, que son los que llevan en realidad el d¨ªa a d¨ªa de su campa?a ante sus impedimentos f¨ªsicos; pero tambi¨¦n los rivales de la oposici¨®n.
El viernes se congregaron en Argel bajo esas premisas entre 8.000 y 10.000 personas en un acto conjunto de varios partidos de la oposici¨®n, desde islamistas a laicos, que hace pocas semanas podr¨ªa parecer impensable. Ayer cinco partidos opositores anunciaron la celebraci¨®n en unas semanas de una Conferencia Nacional para la transici¨®n democr¨¢tica.
En la calle, todos, resultan poco cre¨ªbles. Un movimiento ciudadano, denominado Barakat (Bastante), ha convocado improvisadas manifestaciones y ha reclamado un boicot a esta campa?a. Al principio sus acciones fueron prohibidas y represaliadas, con la fuerza y con detenciones. En Argelia una ley de 1991, no derogada de la anterior etapa a¨²n bajo el estado de emergencia, permite a los gobernadores (walis) prohibir esas protestas si creen que pueden suponer un riesgo de des¨®rdenes p¨²blicos. Opci¨®n que ha sido muy criticada por organizaciones de derechos humanos.
Pero ni la ley ni las fuerzas de seguridad han podido impedir que muchos j¨®venes se convoquen y difundan sus mensajes de cambio por Internet, Twitter y Facebook. Barakat se queja de que Buteflika pretenda un cuarto mandato en sus actuales condiciones. Este domingo habl¨® a trav¨¦s de su actual primer ministro, Abdelmalek Sellal, que fue el prometi¨® que este pr¨®ximo a?o s¨ª se afrontar¨¢n al fin las reformas democr¨¢ticas que se airearon tanto en 2011, durante la ya olvidada primavera ¨¢rabe.
La oposici¨®n, esta vez con cinco candidatos distintos, incluida por primera vez una mujer, ha concentrado las cr¨ªticas en su campa?a al estado decr¨¦pito de Buteflika. Es algo m¨¢s que un problema. Es la met¨¢fora de la situaci¨®n del pa¨ªs.
Cuando Buteflika tom¨® hace 15 a?os el mando de la nave Argelia ten¨ªa un potencial tremendo. Poco ha cambiado. Los analistas coinciden en que los pr¨®ximos a?os ser¨¢n cruciales y no se refieren solo a lo econ¨®mico. El pa¨ªs sigue muy atado al reparto interno de poderes poco democr¨¢ticos, con la vigilancia y el peso de las fuerzas armadas y la polic¨ªa estatal (DRS), con serias acusaciones de corrupci¨®n y con brutales necesidades sociales. Hace apenas dos semanas el Gobierno us¨® una traba burocr¨¢tica para cerrar un canal de televisi¨®n privado cr¨ªtico: Al Atlas TV. En los programas electorales apenas se tocan estos temas.
El rival m¨¢s poderoso que se presenta contra Buteflika es el magistrado Ali Benflis, de 69 a?os, que ya lo hizo en la anterior cita y fue su jefe de Gobierno entre 2000 y 2003. Entre las voces m¨¢s cr¨ªticas que han surgido en esta campa?a ha destacado la de Liamin Zerual, que gobern¨® Argelia impuesto por el Ej¨¦rcito en 1994 y que al a?o siguiente gan¨® unas elecciones plurales. Zerual, de 70 a?os, reapareci¨® tras lustros de silencio para lamentar la falta de reformas y de alternancia en el poder.
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