Una ola de protestas por un salario digno sacude al Gobierno egipcio
Obreros del textil, m¨¦dicos de la sanidad p¨²blica, conductores de autobuses y agentes de polic¨ªa se ponen en huelgas
Una vez las manifestaciones patrocinadas por los Hermanos Musulmanes parecen haber perdido fuelle, las protestas de tipo laboral se han convertido en el principal dolor de cabeza del nuevo Gobierno egipcio. En las ¨²ltimas semanas, han convergido las huelgas de obreros del textil, m¨¦dicos de la sanidad p¨²blica, conductores de autobuses e incluso agentes de polic¨ªa. M¨¢s all¨¢ de algunas reivindicaciones particulares, les une una demanda com¨²n: un salario digno. Su lucha se enmarca en un magm¨¢tico movimiento de contestaci¨®n sindical que se inici¨® en 2006, y que consigui¨® situar las demandas de justicia social en el centro de la revoluci¨®n que destron¨® al dictador Hosni Mubarak en 2011.
Sin duda, la m¨¢s potente de las huelgas es la que ha tenido lugar en la ciudad de Mahalla, situada en el Delta del Nilo y considerada el coraz¨®n industrial de Egipto. Fue aqu¨ª donde se produjo el primer desaf¨ªo serio al r¨¦gimen de Mubarak, cuando el 6 de abril del 2008 centenares de trabajadores enfurecidos pisotearon carteles del ra?s. Actualmente, esos mismos obreros han liderado un par¨®n en el sector textil durante un par de semanas que abarca 13 empresas p¨²blicas y m¨¢s de 45.000 empleados. Solo tras el compromiso de las autoridades de estudiar c¨®mo satisfacer sus exigencias se ha suspendido la huelga de forma cautelar.
¡°Nuestras dos demandas principales son un aumento salarial y que sea cesado el responsable del conglomerado de empresas p¨²blicas textiles, Fuad Abdel Alim, por ineficiente y corrupto¡±, explica en una conversaci¨®n telef¨®nica Kamal al-Fayumi, un l¨ªder sindical de Mahalla. ¡°El sueldo medio de los obreros es de unas 700 libras mensuales (73 euros), insuficiente para mantener una familia. Pedimos que se doble¡±, a?ade.
La situaci¨®n es a¨²n peor en el sector privado, menos receptivo a la presi¨®n sindical, sobre todo en un momento de crisis. En el textil, el sueldo medio se sit¨²a en unas 400 libras mensuales (42 euros), pero la mano de obra femenina puede llegar a recibir solo 150 libras (16 euros). De ah¨ª que la aplicaci¨®n de un salario m¨ªnimo y m¨¢ximo dignos haya sido la principal demanda de los trabajadores egipcios desde hace m¨¢s de una d¨¦cada.
¡°Los tres gobiernos que hemos tenido desde la revoluci¨®n prometieron enseguida elevar el salario m¨ªnimo en el sector p¨²blico. Sin embargo, ninguno lo ha hecho. El actual decret¨® un sueldo m¨ªnimo de 1.200 libras (126 euros), pero todav¨ªa no ha encontrado los fondos para aplicarlo¡±, explica Tamer Mowafy, investigador del Centro Egipcio para los Derechos Econ¨®micos y Sociales. Fue una demanda interpuesta por esta ONG la que consigui¨® que un juez ordenar¨¢ en 2010 al Gobierno establecer un salario m¨ªnimo ¡°justo¡±. ¡°En teor¨ªa, los fondos deber¨ªan salir de la imposici¨®n un salario m¨¢ximo en el sector p¨²blico, pero los altos funcionarios se niegan en redondo a rebajar sus ingresos¡±, a?ade.
Ahora bien, el ejecutivo s¨ª que ha hallado los recursos suficientes para augmentar un 30% la retribuci¨®n de los polic¨ªas. ¡°El Gobierno asegura que la estos gestos est¨¢n motivados por su sensibilidad social, pero en el fondo su objetivo es comprar la lealtad de una masa funcionarial que comprende entre 5 y 6 millones de personas¡±, explica Amr Adly, un profesor asistente de Econom¨ªa Pol¨ªtica en la Universidad de Stanford.
Los movimientos sindicales y sociales reclaman que el salario m¨ªnimo de 1.200 libras se aplique de veras y se extienda tambi¨¦n al sector privado. No obstante, el Gobierno se niega hacerlo sin el consentimiento de las asociaciones empresariales, que sostienen que tal medida obligar¨ªa a cerrar muchas compa?¨ªas. ¡°Eso no es verdad. Siempre hemos dicho que ser¨ªamos flexibles. Las grandes empresas pueden asumirlos, y para las peque?as, se podr¨ªan alargar plazos o hacer excepciones¡±, argumenta Mowafy.
¡°Pan, libertad y justicial social¡±, rezaba el eslogan m¨¢s c¨¦lebre durante la revuelta contra Mubarak. Y para muchos egipcios, una mejora de su nivel de vida era la demanda prioritaria de aquella revoluci¨®n. Algo l¨®gico si tenemos en cuenta que un 40% de la poblaci¨®n vive con menos de 1,5 euros al d¨ªa. ¡°No ha habido ninguna mejora en la cuesti¨®n de la justicia social. Y la raz¨®n es que los dos principales actores pol¨ªticos del pa¨ªs, la Hermandad y el Ej¨¦rcito, son muy conservadores y un cambio social no figura en su agenda¡±, lamenta Adly, que considera necesaria la formaci¨®n de una alternativa pol¨ªtica cre¨ªble de perfil progresista.
A pesar de esta carencia, s¨ª hay propuestas concretas de reforma en al menos dos ¨¢mbitos: estructura impositiva y subsidios p¨²blicos. ¡°Los impuestos sobre la renta no son realmente progresivos, como deber¨ªan. Y los subsidios, que consumen un tercio del presupuesto, se dedican a subvencionar materias primas para las grandes compa?¨ªas del acero, los fertilizantes y el cemento. As¨ª, sin apenas recursos, no es de extra?ar que la sanidad y educaci¨®n p¨²blicas sean muy deficientes¡±, denuncia Mowafy. Actualmente, el tipo m¨¢ximo que aplica la hacienda egipcia es del 25% en un pa¨ªs donde, adem¨¢s, la evasi¨®n fiscal es una aut¨¦ntica plaga.
La falta de cohesi¨®n entre los trabajadores de los diversos sectores econ¨®micos dificulta la eclosi¨®n de los sindicatos como un actor clave en la escena pol¨ªtica egipcia. Ahora bien, el Ej¨¦rcito es muy consciente de que las f¨¢bricas fueron el embri¨®n de la revuelta contra Mubarak. ¡°Creo que la incapacidad de poner fin a la efervescencia sindical es una de las claves de la reciente dimisi¨®n en bloque del Gobierno de al Beblawi¡±, sostiene el polit¨®logo Ibrahim Awad. Entre los ministros sustituidos en el nuevo gabinete se cuenta el de Trabajo, Kamal Abu Eita, un hist¨®rico l¨ªder sindical. Todo un reconocimiento por parte del r¨¦gimen bajo tutela militar de que ha fracasado su intento de cooptar al movimiento sindical.
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