Ya no queda sitio en la tierra de nadie
Decenas de miles de civiles huidos de la guerra saturan la ciudad fronteriza de Arsal Al menos 200 familias esperan ayuda junto en una regi¨®n inh¨®spita
Un d¨ªa empezaron a llover bombas alrededor de Yabrud, la principal ciudad del macizo sirio de Qalamoun, en la frontera con L¨ªbano. La tormenta de proyectiles, a finales de febrero pasado, dur¨® dos largas horas que hicieron rendirse a Raed. El hombre de 28 a?os cogi¨® a su mujer y a sus tres hijos y dijo adi¨®s a Siria despu¨¦s de dos a?os de peregrinaci¨®n por el pa¨ªs que le llevaron desde Bab Amro, el distrito m¨¢s castigado de Homs, a un lugar peor, como si la mala suerte le persiguiese. Al menos la guerra que le ha quitado un dedo del pie y le ha cosido el costado de metralla le ha dado dos ni?os. ¡°Son hijos de la revoluci¨®n¡±, dice orgulloso en la tienda de campa?a que le sirve de casa en la localidad libanesa de Arsal, ¡°nos fuimos porque tem¨ªa por ellos, no por m¨ª¡±.
Como Raed, m¨¢s de 100.000 personas viven desperdigadas por la ciudad y por la frontera con siria, seg¨²n el ayuntamiento local. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cifra el n¨²mero de desplazados por debajo de los 50.000. La diferencia ha puesto al consistorio contra las cuerdas. ¡°No hay m¨¢s sitio¡±, repite como un mantra el alcalde, Ali Huyeiri, ¡°Arsal no puede aceptar m¨¢s refugiados¡±.
El ¨¦xodo hacia Arsal, ¨²nico enclave de mayor¨ªa sun¨ª al norte del valle oriental de la Bekaa ¡ªcontrolado por el partido-milicia chi¨ª Hezbol¨¢¡ª han convertido la ciudad, engastada en un valle rodeado de colinas calizas donde apenas crecen rastrojos, en un aut¨¦ntico campo de refugiados. Basta un paseo para descubrir que cada trozo de terreno desperdigado entre edificios est¨¢ sembrado de tiendas de campa?a mientras las escuelas y mezquitas se han convertido en ¡°refugios colectivos¡±. Seg¨²n el alcalde, el n¨²mero de sirios casi triplica ya a la poblaci¨®n local. Son tantos, se queja Huyeiri, que algunos han tenido que quedarse fuera.
¡°Hay entre 200 y 400 familias esperando a entrar [a la ciudad]¡±, confirma Nadia Falco, responsable del dispositivo de ayuda de Acci¨®n contra el Hambre en todo el valle de la Bekaa, ¡°Algunos han estado durmiendo en coches o camiones¡±, a?ade. Falco se refiere a los asentamientos establecidos en Wadi Hmayed, m¨¢s all¨¢ del ¨²ltimo puesto de control del Ej¨¦rcito liban¨¦s que marca el fin del ¨¢rea urbana de Arsal, donde la ONG espa?ola ha estado trabajando hasta que a finales de febrero se cort¨® el acceso al otro lado tras la ¨²ltima ofensiva del r¨¦gimen sirio y la milicia chi¨ª Hezbol¨¢ contra los rebeldes en la frontera. ¡°Estamos negociando con el Ayuntamiento y el Ministerio de Asuntos Sociales para facilitar asistencia en la zona¡±, explica Falco. ¡°Hemos dejado de ir por razones de seguridad¡±, puntualiza.
Pese a que la zona de Wadi Hmayed, una sucesi¨®n de ca?adas semides¨¦rticas que van a dar a Siria, se encuentra dentro de los l¨ªmites administrativos de Arsal, se ha ganado el sobrenombre de ¡°tierra de nadie¡±. A partir de ah¨ª, el territorio se considera suelo inh¨®spito: no existe control por parte de las fuerzas armadas libanesas y la ¨²nica presencia militar es la de los milicianos armados sirios y la aviaci¨®n del r¨¦gimen que dos o tres veces por semana siembra la zona de columnas de humo.
¡°En el camino desde Siria hasta aqu¨ª, el Ej¨¦rcito [sirio] nos bombarde¨® con barriles explosivos¡±, explica Fitah, un hombre mayor. ¡°Tuvimos que detenernos con los ni?os en la carretera hasta que pararon¡±, a?ade. Recorri¨® los 50 kil¨®metros que separan Arsal de Sahel, un pueblucho a siete kil¨®metros de Arsal, en poco menos de tres d¨ªas, a ratos en coche y andando por la noche. ¡°No nos dieron ni tiempo para irnos¡±, dice, ¡°de repente empezaron a bombardear y a dispararse unos a otros, bombardearon las mezquitas, las escuelas, han destrozado todas las casas¡±.
El viejo habla en mitad de un corrillo de mujeres que critican la falta de asistencia para las 80 familias que han plantado sus tiendas en mitad del polvo. Hasta 14 campamentos se encuentran repartidos por la zona por la que pululan entre 1.000 y 2.000 hombres armados, seg¨²n los c¨¢lculos de las fuerzas de seguridad libanesas, tras la ca¨ªda de Yabrud, hasta entonces principal basti¨®n rebelde en el macizo fronterizo de Qalamoun.
¡°Todos los rebeldes se han retirado a las monta?as¡±, asegura Ahmad Fliti, vicealcalde de Arsal. El recrudecimiento de la tensi¨®n sectaria provoc¨® que el propio Ej¨¦rcito liban¨¦s sitiase la ciudad durante dos d¨ªas para evitar la entrada de milicianos asociados con el Jabhat al Nusra y el Estado Isl¨¢mico de Irak y Siria (ISIS por sus siglas en ingl¨¦s). ¡°No hay frontera all¨ª¡±, sentencia Huyeiri, ¡°lo m¨¢s importante es que esa gente [los milicianos] no entre a Arsal. Mientras, no se aceptan m¨¢s refugiados¡±.
140.000 muertos en tres a?os
Tres a?os de guerra civil en Siria han costado la vida de al menos 140.000 personas. De ellas, 10.000 eran ni?os.
El conflicto ha causado el ¨¦xodo de nueve millones de personas han dejado sus hogares. M¨¢s de una cuarta parte de los desplazados se han instalado en otros pa¨ªses, sobre todo en los vecinos L¨ªbano, Turqu¨ªa y Jordania.
La ONU calcula que hacen falta 3.000 millones de euros para atender las necesidades de los refugiados sirios, pero la comunidad internacional solo ha donado 428, el 14%.
La negociaci¨®n entre los contendientes, auspiciada por Naciones Unidas, no ha dado frutos. El r¨¦gimen de Bachar el Asad, que ha recobrado buena parte del terreno perdido, ha convocado elecciones presidenciales de las que quedar¨¢n excluidos los l¨ªderes de la opositora Coalici¨®n Nacional Siria.
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