Los sefard¨ªes paname?os, a la expectativa por obtener la ciudadan¨ªa espa?ola
El gesto de Espa?a es agradecido en Panam¨¢, aunque se considera tard¨ªo para reparar el da?o provocado con la expulsi¨®n de los sefard¨ªes en 1492
Enfrentado a d¨ªas de turbulencia institucional y militar, Max Delvalle Levy-Maduro compareci¨® el 8 de abril de 1967 ante el parlamento paname?o para asumir la presidencia de Panam¨¢ y lanz¨® una frase que evidenci¨® la profunda influencia pol¨ªtica y econ¨®mica de la comunidad jud¨ªa de su pa¨ªs. ¡°Hoy hay dos presidentes jud¨ªos en el mundo, que son el presidente del Estado de Israel y yo mismo¡±, proclam¨® Delvalle, quien muri¨® en 1979 y fue uno de los numerosos ef¨ªmeros gobernantes de Panam¨¢ en el siglo XX, ya que su confusa gesti¨®n concluy¨® el 15 de abril de 1967.
Pero un sobrino de Delvalle¡ªel tambi¨¦n jud¨ªo ?ric Arturo Delvalle Cohen-Henr¨ªquez¡ªfue presidente de Panam¨¢ a partir del 28 de septiembre de 1985 y hasta que el 25 de febrero de 1988 cay¨® depuesto en otra ¨¦poca de convulsi¨®n militar y pol¨ªtica. Panam¨¢ es el ¨²nico pa¨ªs, con excepci¨®n de Israel, que tuvo dos presidentes jud¨ªos en el siglo XX y alberga una de las comunidades hebreas con mayor influencia pol¨ªtica y econ¨®mica de Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Por estos y otros factores, la iniciativa del Gobierno de Espa?a de impulsar una ley que otorgue la ciudadan¨ªa espa?ola a los sefard¨ªes gener¨® variadas reacciones en Panam¨¢.
¡°Me parece muy importante el gesto, algo tarde. Tuvieron que pasar 522 a?os para que los espa?oles se dieran cuenta del gran error que fue la expulsi¨®n de los jud¨ªos de Espa?a. La expulsi¨®n y la Inquisici¨®n est¨¢n dentro de las grandes tragedias humanas de la historia¡±, dijo el jud¨ªo paname?o David Djemal, presidente del Comit¨¦ de Relaciones Humanas de B?nai B?rith Panam¨¢, una de las agrupaciones que aglutina a la comunidad jud¨ªa en esa naci¨®n.
Consultado por EL PA?S, Djemal explic¨® que ¡°se ha comentado mucho el tema (de la oferta de nacionalidad espa?ola) y el inter¨¦s es poco. Me parece que el gesto es m¨¢s simb¨®lico que pr¨¢ctico¡±.
La comunidad jud¨ªa paname?a oscila entre 15.000 y 17.000 integrantes, de los que de 9.000 a 12.000 son descendientes de los sefard¨ªes, seg¨²n diversos c¨¢lculos de las organizaciones hebreas de Panam¨¢. Tras su expulsi¨®n de Espa?a por la prolongada persecuci¨®n cat¨®lica en su contra por m¨²ltiples razones, los sefard¨ªes emigraron a muchas partes del mundo, incluidas a las nacientes colonias espa?olas de lo que hoy es Am¨¦rica.
La tradici¨®n o costumbre sefard¨ª es seguida por los jud¨ªos con or¨ªgenes en Espa?a y Portugal tras la expulsi¨®n, pero tambi¨¦n por los jud¨ªos meso-orientales, que provienen del Medio Oriente y el norte de ?frica y que son considerados sefarditas aunque se establecieron antes de 1492, explic¨® el jud¨ªo paname?o David Mizrachi, mentor del Consejo Central Comunitario Hebreo de Panam¨¢, otra de las organizaciones.
Dentro de la denominaci¨®n sefardita, y adem¨¢s de los que provienen de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, est¨¢n los jud¨ªos levantinos, ya que las comunidades levantinas recibieron a muchos de los expulsados. ¡°En Panam¨¢, la mayor¨ªa de los jud¨ªos tienen ra¨ªces levantinas, aunque tambi¨¦n hay una gran cantidad con ra¨ªces hispano-portuguesas o con ra¨ªces sefarditas de ambos or¨ªgenes¡±, relat¨® Mizrachi, entrevistado por este diario.
"El gesto del reino de Espa?a ha sido muy bien recibido¡±, afirm¨®. ¡°Panam¨¢ es un pa¨ªs abierto y tolerante donde hemos convivido varias generaciones de jud¨ªos con una mayor¨ªa cristiana en un ambiente de respeto mutuo, devoci¨®n al trabajo y a la Patria. Las ra¨ªces espa?olas de nuestro pa¨ªs y el uso del idioma castellano son factores importantes que influyen en nuestra cultura y afinidad con Espa?a¡±, agreg¨®.
La percepci¨®n general, detall¨®, es que ¡°la mayor¨ªa de los jud¨ªos de Panam¨¢ son denominados sefarditas¡±, aunque tampoco es una definici¨®n definitiva. ¡°En t¨¦rminos generales a nivel global, hay dos tradiciones culturales o costumbres mayoritarias entre los jud¨ªos. La tradici¨®n ashkenaz¨ª que prevalece entre los jud¨ªos con or¨ªgenes en Europa Oriental, Francia, Alemania, Austria y la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica; y la tradici¨®n sefard¨ª que incluye a casi todos los dem¨¢s jud¨ªos del mundo¡±, precis¨®.
Numerosas consultas
El anuncio espa?ol fue recibido ¡°con mucha expectaci¨®n¡±, dijo el embajador de Espa?a en Panam¨¢, Jes¨²s Silva Fern¨¢ndez. En una entrevista con este peri¨®dico, el diplom¨¢tico narr¨® que ¡°son muy numerosas las consultas que se reciben en la embajada¡± de miembros de la comunidad jud¨ªa, llamada hebrea en Panam¨¢.
¡°La comunidad jud¨ªa en Panam¨¢ es muy numerosa e influyente, sobre todo econ¨®micamente. Adem¨¢s, es una comunidad muy cohesionada y unida, muchos en torno a sinagogas y centro comunitarios jud¨ªos con mayor¨ªa de origen sefard¨ª. Una parte de la comunidad jud¨ªa de Panam¨¢ es especialmente apegada a las tradiciones culturales y jud¨ªas m¨¢s tradicionales¡±, a?adi¨®.
¡°Algunos est¨¢n muy orgullosos de sus or¨ªgenes sefard¨ªes y son estudiosos de la antigua Sefarad y del legado jud¨ªo en Espa?a¡±, subray¨®.
Paname?os cristianos de origen espa?ol ¡°remoto¡± y que ¡°creen tener apellidos de origen sefard¨ª tambi¨¦n se interesan por la posibilidad de obtener la nacionalidad espa?ola¡±, inform¨®. ¡°Parece que ha influido en esa expectaci¨®n una lista oficiosa de apellidos, supuestamente de origen sefard¨ª, que al parecer est¨¢ circulando por las redes, pero que es ap¨®crifa y no tiene ning¨²n valor legal, lo que estamos explicando a los interesados que nos consultan, que son muchos¡±, aclar¨®.
El proceso de recepci¨®n de documentos todav¨ªa no empieza, ya que la ley espa?ola que facilitar¨¢ la obtenci¨®n de la nacionalidad espa?ola a los jud¨ªos descendientes de los antiguos sefard¨ªes expulsados de Espa?a sigue sin ser aprobada, record¨® Silva, al destacar que ¡°no es previsible que entre en vigor antes de principios de 2015 como pronto¡±.
Hasta ahora solo se ha presentado un anteproyecto de la ley al Consejo de Ministros del Gobierno de Espa?a por parte de los ministerios de Justicia y de Asuntos Exteriores, que debe ser tramitado, debatido y aprobado por el Parlamento espa?ol.
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