Putin juega con los rusos y los mapas
El Kremlin se atribuye el t¨ªtulo legal de guardi¨¢n de la identidad rusa para proyectar su influencia sobre territorios de la antigua URSS y el Imperio zarista
![Pilar Bonet](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F20305dc5-7626-4aae-ba59-6e4ab29f2aac.png?auth=637102860dc774e4edecc8d35394dc6e08d620e804b66b7dbdb83c18f1a37160&width=100&height=100&smart=true)
![Empleados de una tienda limpian una pantalla de televisi¨®n durante una intervenci¨®n televisiva del presidente Vlad¨ªmir Putin, el jueves en Mosc¨².](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/V2GCLOJW7CCRKGAQMRKJPMQVDY.jpg?auth=a19e7c6abf8b26658956f1023e48fc9b73b7aac06bc2876851495d352ea81dd6&width=414)
Los conceptos jur¨ªdicos de ciudadan¨ªa y las fronteras de Estados miembros de la ONU est¨¢n siendo erosionados por el malabarismo del presidente Vlad¨ªmir Putin. El Kremlin juega con los t¨¦rminos con la misma agilidad que un trilero mueve sus cubiletes para que el dado est¨¦ siempre en su terreno. Apoy¨¢ndose en pensadores, considerados marginales hasta hace poco, la ideolog¨ªa del resurgir del Imperio Ruso encuentra eco en sectores sociales resentidos por la supuesta humillaci¨®n vivida desde la desintegraci¨®n de la URSS. La propaganda televisiva alimenta la ilusi¨®n de que Rusia volver¨¢ a ser una gran potencia si se erige en luz y gu¨ªa del espacio postsovi¨¦tico y obliga al resto del mundo a ¡°respetarla¡± (ya no pretende ser querida) por su fuerza militar.
El Kremlin juega con tres conceptos: la identidad rusa, el tiempo y el espacio. Para entender el truco cabe preguntar: ?qu¨¦ es ser ruso? y ?con qu¨¦ mapas jug¨¢is? La palabra ruso en castellano traduce dos acepciones, ruski, con un sentido ¨¦tnico y cultural, y rossian, que denomina a personas de distintas etnias y culturas con pasaporte de la Federaci¨®n Rusa. El problema viene de que el Kremlin no solo defiende a los rossian, sino tambi¨¦n a los ruski, que es un concepto dilatado y fragmentado en comunidades diversas en distintos pa¨ªses.
Una nueva ley dar¨¢ la ciudadan¨ªa a los "portadores del idioma ruso"
La ideolog¨ªa estatal predominante est¨¢ en los or¨ªgenes de la crisis actual en Ucrania, cuyas autoridades se resisten a integrar el factor ruso (ruski) como elemento de la propia identidad estatal. En una ocasi¨®n, el presidente ucranio V¨ªctor Y¨²shenko qued¨® desconcertado cuando esta corresponsal le pregunt¨® por qu¨¦ dejaba que Rusia monopolizara lo ruso y por qu¨¦ le entregaba la literatura ucrania en ruso (Nikol¨¢i G¨®gol, Isaac B¨¢bel, Mija¨ªl Bulg¨¢kov) a Rusia. La lengua ucrania tiende a protegerse del ruso como otros idiomas que coexisten con lenguas-gigantes sostenidas por un aparato estatal, pero, al entregar lo ruso (ruski) a Mosc¨², los dirigentes ucranios contribuyeron a generar la actitud mesi¨¢nica del Kremlin respecto a la cultura rusa, que se plasma tambi¨¦n en el apoyo al llamado Ruski Mir (Mundo Ruso).
Hasta ahora, el Kremlin no tom¨® decisiones que puedan ser calificadas de ¡°¨¦tnicas¡± para proteger a los rusos, pero s¨ª juega con el factor ruso. Rusia ha repartido con profusi¨®n pasaportes rusos en territorios con ¡°conflictos congelados¡± legados por la URSS (Abjazia y Osetia del Sur y el Transdniester) y, para resolver su crisis demogr¨¢fica, lanz¨® en 2006 un programa de repatriaci¨®n de ¡°compatriotas¡±, dirigido a ciudadanos de pa¨ªses de la antigua URSS que, sabiendo hablar ruso, desearan emigrar a Rusia y convertirse en ciudadanos rusos. En aquel entonces, Mosc¨² hizo equilibrios para evitar criterios ¨¦tnicos con los ¡°repatriados¡±, que en 2013 fueron 183.000.
El Kremlin invoc¨® la protecci¨®n de los ¡°ciudadanos rusos¡± para repeler el ataque del entonces presidente georgiano Mija¨ªl Saakashvili contra Tsjinvali, la capital de Osetia del Sur, en 2008. En 2009 esta pol¨ªtica se legitim¨® con una enmienda en la Ley de Defensa, de acuerdo con la cual Rusia pod¨ªa intervenir en el extranjero para defender los intereses de la Federaci¨®n Rusa y sus ¡°ciudadanos¡±. En el caso de Crimea, en la pen¨ªnsula exist¨ªa un amplio contingente de ciudadanos rusos (militares jubilados, personas con doble nacionalidad). Tras la anexi¨®n, Mosc¨², rauda y generosamente, ha repartido pasaportes rusos a la poblaci¨®n local.
"Una intervenci¨®n en Ucrania ser¨ªa leg¨ªtima", justifica el presidente
Para comprender la situaci¨®n en el sudeste de Ucrania es ¨²til distinguir entre los rusos ¡°por pasaporte¡± y los rusos ¡°por lengua¡±, ¡°de coraz¨®n¡± y ¡°por nostalgia del Imperio¡± o por varias de estas razones. No todos los rusos de Ucrania miran hacia Mosc¨². En Ucrania, la mayor¨ªa de rusos (por lengua) reivindican un Estado de derecho donde quepa el ¡°factor ruso¡± como parte de la riqueza cultural de un gran Estado centroeuropeo.
Rusia utiliza su papel de guardiana de lo ¡°ruso¡± para proyectar su influencia en la antigua URSS y el Imperio Ruso. Una ley a punto de ser firmada por el presidente Putin y aprobada ya por el Parlamento facilita la adquisici¨®n de la ciudadan¨ªa rusa a los ¡°portadores del idioma ruso¡±, cuyos antepasados vivieron en el territorio del Imperio Ruso, aunque en los l¨ªmites de la Federaci¨®n Rusa dentro de la URSS. Esta enrevesada f¨®rmula ha sido corregida tras la anexi¨®n de Crimea para no alarmar m¨¢s de lo que est¨¢n a pa¨ªses vecinos como Kazajist¨¢n. Pero la sola menci¨®n del Imperio Ruso en un texto legal es una novedad y establece una continuidad entre el Estado actual y la Rusia zarista.
Los conceptos sin embargo se difuminan con la aparici¨®n de los ¡°pr¨®ximos¡±. A principios de marzo, Vlad¨ªmir Putin, se olvid¨® de los ¡°ciudadanos¡± y dijo que la decisi¨®n de utilizar al Ej¨¦rcito ruso en Ucrania ser¨ªa ¡°leg¨ªtima¡±, porque supon¨ªa ¡°defender a gente estrechamente relacionada con nosotros desde el punto de vista hist¨®rico y en el sentido de una cultura com¨²n y en el plano econ¨®mico¡±. ¡°Esto responde a nuestros intereses nacionales¡± y es una ¡°misi¨®n humanitaria¡±, afirm¨® el jefe del Estado.
En cuanto a los mapas, hasta hace poco parec¨ªa que, una vez cerrado el contencioso por la frontera china, que se remontaba al siglo XIX, las controversias territoriales en el espacio de la antigua URSS se centraban en problemas generados en aquel Estado (con Estonia) o durante la desintegraci¨®n del mismo. Sin embargo, Putin ha sacado esta semana del ba¨²l los mapas de las provincias del Imperio zarista y ha utilizado el t¨¦rmino Novorosia, para referirse a las regiones del sur y el este de Ucrania.
¡°Empleando la terminolog¨ªa zarista, quiero decir que esto no es Ucrania, sino Novorosia. Se trata de J¨¢rkov, Donetsk, Lugansk, Hers¨®n, Nikol¨¢iev, Odessa, que en la ¨¦poca zarista no estaban en Ucrania, sino que le fueron entregados m¨¢s tarde. Sabe Dios por qu¨¦¡±, sentenci¨®.
Tras mencionar las victorias de Catalina II contra los turcos, Putin dijo que, si los habitantes de aquellos territorios son ciudadanos de Ucrania, deben serlo en ¡°igualdad de derechos¡± y obtener ¡°garant¨ªas¡±.
Novorosia fue una provincia zarista que se form¨® en el siglo XVIII en el territorio conquistado al Imperio Otomano al norte del mar Negro. Como unidad administrativa, Novorosia existi¨® de forma discontinua y con territorio variable hasta 1802. Como concepto que designara un espacio com¨²n, dej¨® de existir a principios del siglo XX. En ¨¦poca sovi¨¦tica el t¨¦rmino cay¨® en desuso y a nadie se le ocurr¨ªa poner en duda la pertenencia a Ucrania de aquellos territorios. Pero ahora los especialistas en ¡°narrativas ¨²tiles¡± han desempolvado un concepto y un mapa que podr¨ªa servir para justificar una identidad propia com¨²n del sudeste de Ucrania, con la ventaja adem¨¢s de que en Novorosia se incluye el Transdniester, que oficialmente es parte de Moldavia. ¡°No existe la conciencia de identidad de Novorosia y esas tierras estuvieron pobladas sobre todo por ucranios¡±, afirma el historiador Vlad¨ªmir Dolin. Tal como est¨¢n las cosas, al expansionismo sovi¨¦tico que era cosmopolita y miraba al futuro, le ha sucedido el proyecto de Vlad¨ªmir Putin, que es ruso y mira al pasado o, como dice ir¨®nicamente un comentarista, a un mundo imaginario como el ¡°reino de Oz¡±.
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