Europa reh¨²ye el debate migratorio por el miedo a las urnas
Los Veintiocho se han comprometido a presentar propuestas tras el 25-M
Europa ha dejado atr¨¢s los a?os de bonanza en los que la inmigraci¨®n supon¨ªa mano de obra cualificada ¡ªm¨¢s barata que la aut¨®ctona¡ª y una inyecci¨®n de dinero para los sistemas de pensiones. La crisis ha dilapidado el debate sereno y los populismos han aprovechado el vac¨ªo de la pol¨ªtica tradicional para sembrar sus propias ideas. Frente a la indefinici¨®n de las corrientes mayoritarias, eur¨®fobos, xen¨®fobos y otras formaciones extremas construyen un discurso simple y f¨¢cil de digerir: la inmigraci¨®n es excesiva y amenaza el bienestar europeo.
Aunque la mayor parte de las afirmaciones est¨¢n basadas en mitos, los populistas consiguen inocular su discurso por la escasa resistencia que oponen sus contrincantes. Los grandes partidos carecen de estrategias s¨®lidas sobre inmigraci¨®n y, aun m¨¢s grave, tampoco los Gobiernos las tienen. Esa falta de ambici¨®n, unida a una Comisi¨®n Europea m¨¢s tibia de lo que deber¨ªa, impide forjar la ¨²nica soluci¨®n v¨¢lida para gestionar los flujos migratorios: una pol¨ªtica com¨²n europea.
¡°Italia est¨¢ gastando m¨¢s que Frontex [la agencia europea de supervisi¨®n de fronteras] en vigilar las costas. Es insostenible¡±, se quejaba recientemente una alta fuente italiana. Movida por la intensa presi¨®n migratoria que soporta en los ¨²ltimos meses, Roma est¨¢ liderando una corriente de pa¨ªses sure?os en el Consejo Europeo que pide m¨¢s recursos para contener estos flujos. Porque las fronteras, espa?olas, italianas o griegas, son, por encima de todo, fronteras comunitarias.
Bruselas aboga por potenciar las v¨ªas legales ¡ªy acotadas¡ª, de forma que los extranjeros tengan menos est¨ªmulos para lanzarse al mar y ensayen la v¨ªa ordinaria
A este clamor, Alemania, Suecia, B¨¦lgica y otros pa¨ªses del norte y del centro de Europa responden con su propia experiencia. Es cierto que la mayor parte de quienes entran ilegalmente por las costas lo hace por el sur, pero tambi¨¦n lo es que los demandantes de asilo (lo solicita la mayor¨ªa de quienes llegan en esas circunstancias) se concentran en esos pa¨ªses del norte. Por tomar el caso de los sirios, la comunidad que m¨¢s se juega la vida ahora al cruzar la frontera, m¨¢s de dos tercios de las solicitudes de refugiados que presentaron el a?o pasado fueron en Suecia, Alemania y Bulgaria.
Para hacer estos procesos m¨¢s homog¨¦neos, la Uni¨®n Europea aprob¨® el a?o pasado una nueva regulaci¨®n que obliga a quienes llegan a un territorio a que pidan asilo all¨ª mismo, aunque luego puedan ser desplazados a otros pa¨ªses. Pero los potenciales refugiados prefieren dirigirse all¨ª donde las condiciones son m¨¢s favorables ¡ªy los pa¨ªses que los reciben en primera instancia no les ponen demasiadas dificultades para mudarse a otro territorio. As¨ª es que, cuando en el seno del Consejo Europeo el grupo del norte habla del proceso de asilo y el del sur de las entradas ilegales, el di¨¢logo real apenas llega a producirse.
La Comisi¨®n Europea, a la que corresponde el derecho de iniciativa en la pol¨ªtica comunitaria, tiene una visi¨®n opuesta a la de los Estados miembros. El Ejecutivo comunitario considera que, pese a las estrecheces de hoy, Europa necesitar¨¢ m¨¢s inmigrantes a medio y largo plazo y que hacen falta pol¨ªticas para propiciar esos flujos. M¨¢s all¨¢ de ese marco general, si se quieren contener las llegadas irregulares, Bruselas aboga por potenciar las v¨ªas legales ¡ªy acotadas¡ª, de forma que los extranjeros tengan menos est¨ªmulos para lanzarse al mar y ensayen la v¨ªa ordinaria.
Los jefes de Estado y de Gobierno abordar¨¢n el desaf¨ªo migratorio en su pr¨®xima reuni¨®n de junio, un mes despu¨¦s de las elecciones
La comisaria europea de Interior, la sueca Cecilia Malmstr?m, aboga por empaquetar esas f¨®rmulas legales en un acuerdo m¨¢s amplio con los pa¨ªses de los que vienen los inmigrantes. El objetivo es que esos terceros Estados controlen mejor sus fronteras y, en el caso de cruces a Europa, que acepten devoluciones. Es lo que se ha hecho con Marruecos y recientemente con T¨²nez.
Las sugerencias de explorar el marco legal espantan a los Estados miembros, que consideran la inmigraci¨®n un tab¨². Y la Comisi¨®n prefiere no enfrentarse a ellos. Con todos estos elementos sobre la mesa, los jefes de Estado y de Gobierno abordar¨¢n el desaf¨ªo migratorio en su pr¨®xima reuni¨®n de junio, un mes despu¨¦s de las elecciones. Los gobernantes han evitado tener que definirse antes del 25 de mayo y preparan medidas ¡ªpoco ambiciosas¡ª para el pr¨®ximo mes.
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