El entierro ha terminado
El sepelio de un adolescente echa el cierre simb¨®lico un a?o despu¨¦s al ¡®caso Heavens¡¯ El trasfondo de la matanza de los 13 j¨®venes raptados en una discoteca a¨²n no es claro
Yendo de Tepito al cementerio, las chicas que van en el asiento trasero del microb¨²s escuchan el ruido de una moto y se vuelven para mirar por la luna de atr¨¢s. Son dos tipos que hab¨ªan estado en el velatorio. El que va de paquete lleva una cerveza en la mano, y cuando adelantan al microb¨²s les hace una mueca. Es estrecho como un canuto, moreno oscuro, y tiene un rostro asim¨¦trico en el que la boca, los ojos y la nariz, m¨¢s desordenados a¨²n por una madrugada de tragos en honor a su amigo de la infancia, forman un cuadro que legitima su apodo.
¨C?Mira, es El Muerto! ¨Cdicen las chicas ri¨¦ndose.
Hace un rato repasaban en sus tel¨¦fonos las fotos que tienen con Jerzy. Una era de un d¨ªa de Reyes. En primera fila aparecen unos elefantes de peluche, y en la de arriba est¨¢ ¨¦l con El Muerto a su lado. Ten¨ªan diez a?os. Pero la mirada del Muerto ten¨ªa m¨¢s de diez a?os.
¨CAh¨ª ya le llamaban El Muerto ¨Cdice una¨C. Yo creo que desde chiquito siempre le llamaron El Muerto.
Jerzy Ortiz era el m¨¢s peque?o de los 13 que fueron raptados en una discoteca afterhours del centro de M¨¦xico DF el 26 de mayo del a?o pasado y que aparecieron tres meses despu¨¦s mutilados en una fosa com¨²n de un bosque a las afueras de la ciudad. Ten¨ªa 16 a?os.
Cuatro de los 13 cuerpos fueron sepultados en septiembre. Los dem¨¢s estuvieron en la morgue desde agosto. Sus familias no se fiaron de las autoridades y exigieron un peritaje independiente que se le encarg¨® a un equipo de forenses argentinas con tres d¨¦cadas de experiencia en lugares tan diferentes como Filipinas, la antigua Yugoslavia o su propio pa¨ªs. La confirmaci¨®n de los resultados sali¨® a principios de mayo y en las ¨²ltimas semanas las familias que faltaban han hecho sus velatorios y sus entierros.
La noche anterior al entierro de Jerzy, lunes 19 de mayo, su hermano mayor lleg¨® al velatorio flanqueado por El Muerto y por El Lenguas y con una banda de m¨²sica norte?a detr¨¢s. Juan Carlos Ortiz llevaba en la mano una botella de whisky Buchanan¡¯s. Iba vestido de blanco y tra¨ªa una camiseta que en la espalda pon¨ªa en letras doradas, Tony Montana. Cocaine syndicate.
Dentro de la funeraria est¨¢ el f¨¦retro. Encima del f¨¦retro tambi¨¦n hay una botella de Buchanan¡¯s, y una rosa blanca de cer¨¢mica.
En un sof¨¢ del cuarto funerario, la hija de Juan Carlos juega con un perro enano de raza Pomerania. Es una ni?a de cuatro a?os con unos ojos que parecen almendras del ciberespacio. El perro se llama Mailo Versace, y es de un hombre que al d¨ªa siguiente apareci¨® en el entierro con un su¨¦ter Hilfiger y un gorro santero de color blanco.
A las once de la noche, un pastor inicia una alabanza al lado del ata¨²d. ¡°Dice la palabra del Se?or que toda rodilla se dobla y que toda lengua confesar¨¢ que Jes¨²s ser¨¢ el Se?or. Cristo viene pronto. Hemos visto se?ales en el cielo. Arrepi¨¦ntete. Arrepi¨¦ntete esta noche y busca al Se?or¡±. En cuanto termina el pastor, empieza a tocar la banda.
Al d¨ªa siguiente, por la tarde despu¨¦s del entierro, un primo de Jerzy ense?a en casa de la familia en Tepito un tatuaje que se ha hecho en un costado. Es una oraci¨®n que Jerzy puso en su Facebook semanas antes de morir. Si ojos tienen que no me vean. Si manos tienen que no me agarren. Si pies tienen que no me alcancen. No permitas que me sorprendan por la espalda. No permitas que mi muerte sea violenta. No permitas que mi sangre se derrame. T¨² que todo lo conoces. T¨² que conoces mis pecados. T¨² que tambi¨¦n sabes de mi fe. No me desampares, am¨¦n.?? ? ? ? ?? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ?
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¡°Gordo, no mames g¨¹ey¡¡±, dice Juan Carlos mientras el f¨¦retro de su hermano entra en la fosa. La tierra de alrededor del agujero est¨¢ reseca y se desprende hacia abajo con las pisadas. Su madre pide que a ¨¦l lo echen un poco hacia atr¨¢s. Juan Carlos est¨¢ borracho y son¨¢mbulo.
El Lenguas, un tipo de metro noventa tan delgado como El Muerto y con una nariz larga y quebrada, le pide a un enterrador: ¡°?Ponle mi rosario a mi carnal!¡±. El Lenguas est¨¢ alterado, y m¨¢s bien se lo ordena: ¡°??P¨®nselo, quiero verlo bien!!¡±. Ya est¨¢n colocando sobre el ata¨²d las losas de cemento para cerrar la fosa. Dentro, los familiares han dejado recuerdos: como le gustaban las motos, le han puesto una de juguete, y le han metido la botella que estaba sobre el f¨¦retro en el velatorio. Juan Carlos, adem¨¢s, ha regado desde arriba el ata¨²d con otra botella m¨¢s de Buchanan¡¯s. Cuando ya estaba casi vac¨ªa le ha dado un trago y luego ha dejado caer en el agujero hasta las ¨²ltimas gotas.
Antes de que acaben de enlosar la tumba, Juan Carlos le dice a un enterrador: ¡°Esp¨¦rate carnal, le da miedo g¨¹ey¡±. El Lenguas est¨¢ llorando y El Muerto tambi¨¦n. Juan Carlos insiste, ¡°No lo tapes g¨¹ey¡±, con un hilo de voz mareada, y su madre le ruega que deje de decir eso. ¡°Ya no tiene miedo, hijo, ?ya-no-tiene-miedo!¡±. Jerzy Ortiz era un adolescente de 110 kilos de peso que prefer¨ªa dormir con la luz encendida.
El jueves pasado la Procuradur¨ªa de M¨¦xico DF anunci¨® la detenci¨®n del supuesto cabecilla de los asesinatos. Ya han arrestado a 24 implicados. Las autoridades sostienen que se trat¨® de un ajuste de cuentas por el asesinato ¨Ctres d¨ªas antes del rapto¨C de un vendedor de droga al menudeo, pero hasta donde llega la informaci¨®n oficial ninguno de los 13 muertos hab¨ªa participado en ese homicidio ni era integrante de la Uni¨®n de Tepito, el grupo criminal del barrio del que era la mayor¨ªa de ellos. A lo largo del caso se ha especulado que Jerzy era el objetivo de la venganza y que los asaltantes ¨Cde la banda a la que pertenec¨ªa el muerto de tres d¨ªas antes¨C decidieron llevarse tambi¨¦n a todos los que estaban de fiesta con ¨¦l. Su padre, Jorge Ortiz, encarcelado desde hace diez a?os por delito de extorsi¨®n, fue un l¨ªder del tr¨¢fico de droga en Tepito. Le llamaban el Tanque. Cuando se supo del secuestro ¨¦l dijo desde prisi¨®n que ya estaba fuera del negocio y que su hijo era un ni?o que no ten¨ªa nada que ver con todo eso.
Ahora se especula que en Tepito hay una guerra de baja intensidad entre la Uni¨®n y enviados del C¨¢rtel del Golfo, un grupo poderoso del noreste de M¨¦xico, que han llegado para intentar hacerse con el control del principal barrio de trasiego de droga de la capital. Al final de la ¡®rueda de prensa¡¯ sobre la detenci¨®n del cabecilla de la matanza, un reportero quiso obtener una valoraci¨®n de lo que pasa en Tepito, pero no se admitieron preguntas. La postura oficial sobre el tipo de delincuencia que hay en la capital, reiterada en infinidad de declaraciones al respecto de la masacre del Heavens, es que a diferencia del resto del pa¨ªs, el DF, a¨²n siendo el mayor centro de consumo de droga de toda la rep¨²blica, no se enfrenta a un problema de crimen organizado sino de pandillas de narcomenudeo.
Cuando los enterradores acaban de cubrir con losas la tumba de Jerzy Ortiz y empiezan a echarle encima paladas de tierra, uno de los que iban con El Lenguas y con El Muerto, un individuo que debe de andar por los cuarenta pero que tiene en la cara los surcos de veinte a?os m¨¢s, se mete entre los enterradores, le quita a uno la pala y se pone a hacer el trabajo ¨¦l mismo. De inmediato se le suma una chica alta y delgada que hace unos minutos ten¨ªa en las manos la carcasa de pl¨¢stico de la moto de juguete.
Una vez lo han cubierto de tierra, en medio de la polvareda que han levantado las paladas y bajo el sol de las tres de la tarde, El Lenguas grita que Juan Carlos vaya a apretar el acelerador de una moto para despedirlo con el ruido del tubo de escape.
¨C?Que la bufe nada m¨¢s la moto, que la bufe!
El camposanto est¨¢ hecho en gradas sobre la ladera de un cerro. La tumba de Jerzy est¨¢ en la zona m¨¢s alta. Su hermano baja al aparcamiento, se monta en una moto de carreras y se pone a acelerarla en el sitio. Cuando lleva un minuto atronando con la gente aplaudi¨¦ndole desde arriba, de repente llega al lado de Juan Carlos un amigo de ellos en una scooter perseguido por un coche oscuro con una luz de polic¨ªa en la luna delantera. A partir de ah¨ª dos minutos de histeria: el coche frena junto al muchacho y el copiloto lo golpea con la puerta abri¨¦ndola con violencia contra ¨¦l, y en seguida el conductor y el copiloto est¨¢n fuera del coche zarandeando al tipo de la moto, pero ¨Ca¨²n m¨¢s enseguida¨C los de arriba ya est¨¢n corriendo escaleras abajo. Al verlos venir, El Lenguas en cabeza, uno de los polic¨ªas hace el gesto de echarse la mano a la pistola, pero de inmediato los dos se dan la vuelta, se meten en el coche y despu¨¦s de llevarse unas patadas en la chapa consiguen salir de all¨ª marcha atr¨¢s. En medio del barullo, un joven con cuello de boxeador le pregunta a un c¨¢mara de la prensa, invitado al entierro, por qu¨¦ est¨¢ grabando, y sin esperar a que se complete el di¨¢logo le casca un pu?etazo en la cabeza que lo tumba con la c¨¢mara estallando contra el suelo. No est¨¢ claro porque dos agentes de inc¨®gnito persegu¨ªan en un cementerio a un tipo subido a una scooter. El entierro de Jerzy Ortiz ha terminado.
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