El Papa Francisco: ¡°El terrorismo es un camino sin fin¡±
Bergoglio condena los cr¨ªmenes en nombre de Dios y denuncia la ¡°monstruosidad del Holocausto¡±
La imagen del papa Francisco con la cabeza apoyada sobre el muro de separaci¨®n de Bel¨¦n, justo en el lugar en el que los palestinos reivindican con pintadas sus ansias de libertad, escoci¨® el domingo en Israel. Hasta el punto de que, este lunes, el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, explic¨® a Jorge Mario Bergoglio que, gracias a esa obra, ¡°se evitaron muchas de las v¨ªctimas del terrorismo palestino¡± y que en Israel ¡°se ense?a a los ni?os la paz y no a poner bombas¡±. Netanyahu ¨Cseg¨²n explic¨® ¨¦l mismo a trav¨¦s de su cuenta de Twitter¡ªinvit¨® al Papa a modificar su recorrido para rezar ante el monumento erigido en memoria de los ca¨ªdos por la barbarie. Francisco no solo lo hizo, sino que improvis¨® all¨ª mismo una contundente declaraci¨®n de condena: ¡°El terrorismo es un mal en el origen, porque viene del odio, y en los resultados, porque no construye sino destruye. Querr¨ªa que todo el mundo entendiera que el terrorismo es fundamentalmente criminal. Yo rezo por estas v¨ªctimas y por todas las v¨ªctimas del terrorismo del mundo. Por favor, no m¨¢s terrorismo. El terrorismo es un camino sin fin¡±.
Si algo ha quedado claro tras la visita de tres d¨ªas del papa Francisco a Tierra Santa es que los resquemores iniciales ante la posibilidad de que inclinase a un lado u otro la balanza de los afectos o las cr¨ªticas eran infundados. Un Papa que prefiere motivar a los suyos con la fuerza de la esperanza y no con el miedo al infierno no pod¨ªa venir a Oriente Pr¨®ximo a reprender a israel¨ªes y palestinos, a jud¨ªos o musulmanes, sino precisamente a lo contrario. De hecho, el patr¨®n de cada uno de sus d¨ªas en Jordania, Palestina e Israel ha sido id¨¦ntico. Ensalzar los esfuerzos de los l¨ªderes m¨¢s comprometidos con el di¨¢logo ¨CAbdal¨¢ II, Mahmud Abbas y Sim¨®n Peres¨C, utilizar su infinita capacidad medi¨¢tica para poner el foco en los destrozos de la guerra y predicar ¨Ctambi¨¦n con el ejemplo¨C de que el di¨¢logo y hasta la amistad entre distintos es posible. De hecho, el momento m¨¢s emotivo del d¨ªa se produjo frente al Muro de las Lamentaciones.
Francisco hab¨ªa llegado muy de ma?ana tras visitar al gran muft¨ª de Jerusal¨¦n, Mohamad Ahmad Husein, en la bella explanada de las mezquitas, tan cerca ¨Ca solo unos metros¨C y tan lejos ¨Cdecenas de polic¨ªas y militares y siglos de mutua incomprensi¨®n¨C del Muro de las Lamentaciones, el lugar m¨¢s sagrado del juda¨ªsmo y coraz¨®n del conflicto de Oriente Pr¨®ximo. All¨ª, Jorge Mario Bergoglio cumpli¨® un viejo sue?o de cuando ni so?aba con ser Papa, el de rezar junto a su amigo el rabino argentino Abraham Skorka. Francisco permaneci¨® por unos instantes recogido en oraci¨®n, depositado despu¨¦s una plegaria ¨Cun padrenuestro escrito en espa?ol¨C en unas de las grietas y enseguida se abraz¨® a Skorka y a su amigo musulm¨¢n Omar Abboud. ¡°?Lo logramos!¡±, se felicitaron.
Unos minutos antes, y sin necesidad de que Netanyahu se lo pidiese, el papa Francisco ya fue muy claro al condenar el uso de la fuerza: ¡°O¨ªmos resonar intensamente la llamada a ser agentes de paz y de justicia. Queridos amigos, desde este lugar santo lanzo un vehemente llamamiento a todas las personas y comunidades que se reconocen en Abraham: respet¨¦monos y am¨¦monos los unos a los otros como hermanos y hermanas. Aprendamos a comprender el dolor del otro. Que nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia. Trabajemos juntos por la justicia y por la paz¡±.
Tras la visita a la Explanada de las Mezquitas y al Muro de las Lamentaciones, el Papa visit¨® ¨Cjunto al presidente Sim¨®n Peres¨C la tumba de Theodor Herzl, el fundador del sionismo, y despu¨¦s el museo del Holocausto. All¨ª, Bergoglio bes¨® la mano de seis supervivientes ¨Ccuatro hombres y dos mujeres¨C del horror nazi y, en vez de discurso, construy¨® una reflexi¨®n b¨ªblica, una oraci¨®n amarga para reconocer la verg¨¹enza ante ¡°la tragedia inconmensurable del Holocausto¡±. El papa Francisco simul¨® en su oraci¨®n un di¨¢logo en el que Dios busca a Ad¨¢n y le reprocha ¡°la monstruosidad¡± cometida. Al final del lamento por una crueldad semejante, Ad¨¢n responde a la llamada: ¡°Acu¨¦rdate de nosotros en tu misericordia. Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta m¨¢xima idolatr¨ªa, de haber despreciado y destruido nuestra carne. ?Nunca m¨¢s, Se?or, nunca m¨¢s! Aqu¨ª estoy, Se?or, con la verg¨¹enza de lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, ha sido capaz de hacer¡±.
El Papa ten¨ªa previsto emprender despu¨¦s su regres¨® a Roma. All¨ª, en su casa del Vaticano, esperar¨¢ la visita de los presidentes palestinos e israel¨ª para intentar resucitar el di¨¢logo. Atr¨¢s qued¨® la contundencia de una apuesta por el futuro de Oriente Pr¨®ximo y la emoci¨®n que salpic¨® algunos momentos del viaje. El abrazo frente al Muro de las Lamentaciones de tres viejos amigos dispuestos a romper barreras o el beso en la mano ¨Cinclin¨¢ndose, al rev¨¦s del protocolo¨C a cada uno de los supervivientes del Holocausto. ¡°Nunca m¨¢s¡±, dijo el Papa. Nunca m¨¢s.
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