Zhang, de 27 a?os: ¡°Nadie me cont¨® Tiananmen en el colegio¡±
Las autoridades han levantado un muro de silencio en torno a la masacre de hace 25 a?os
Mientras la inmensa mayor¨ªa de los j¨®venes chinos desconoce completamente las manifestaciones a favor de la democracia de Tiananmen hace 25 a?os y su violenta represi¨®n ¡ªdenominadas en China ¡°6, 4¡± (4 de junio)¡ª, adultos y ancianos ven con ¨®pticas diferentes un suceso que sigue siendo tab¨² para el Gobierno. Las autoridades han levantado un muro de silencio en torno a las protestas, hasta el punto que casi la totalidad de la decena de chinos de 20 a 30 a?os de un total de unos 20 preguntados por este peri¨®dico en Pek¨ªn nunca ha o¨ªdo hablar de las movilizaciones y el fatal desenlace en la noche del 3 al 4 de junio de 1989. Entre los mayores, algunos callan, otros muestran desinter¨¦s, algunos prefieren olvidar y otros esperan que el Gobierno pida alg¨²n d¨ªa perd¨®n. Lo que sigue es una muestra de lo que piensan algunos ciudadanos entrevistados al azar en dos barrios de la capital. Solo han dado su apellido, y en algunos casos ni siquiera este.
Zhang, de 27 a?os, empleado en una empresa de fabricaci¨®n de m¨¢quinas
¡°Nadie me lo cont¨® en el colegio¡±
Zhang consulta su tel¨¦fono m¨®vil en cuclillas, protegido del intenso calor a la sombra de una pared. Se levanta y responde: ¡°?El 4 de junio? No, no s¨¦ qu¨¦ es¡± ¡°?El 4 de junio de 1989? No, ni idea. ?Qu¨¦ ocurri¨®?¡± Cuando se le pregunta si sabe que cientos de miles de estudiantes y trabajadores se manifestaron en Pek¨ªn y al final el Ej¨¦rcito rompi¨® las protestas y muchos murieron, mira en silencio sin mostrar sorpresa, como si la cosa no fuera con ¨¦l. ¡°No hab¨ªa o¨ªdo eso en mi vida. Nadie me lo cont¨® cuando estaba en el colegio¡±, dice. ¡°Me interesa la pol¨ªtica, aunque no tengo mucho tiempo para seguirla¡±.
Sus padres, como muchos de quienes forman parte de las generaciones que vivieron en la capital durante las movilizaciones, no han hablado nunca a Zhang de lo ocurrido. Y para este joven nacido en Pek¨ªn, no parece ser muy importante. ¡°Es lo mismo saber que no saber¡±, afirma.
Zhao, de 32 a?os, propietario de un negocio de comida coreana
¡°No podemos hacer nada. Somos gente com¨²n¡±
Zhao, original de la provincia de Shandong, se enter¨® de lo que ocurri¨® en Tiananmen por Internet, pero no se hab¨ªa fijado que este a?o es el 25 aniversario. ¡°No conozco en detalle el tema. No estoy centrado en eso. Es cosa del pasado¡±.
Asegura que debe ser triste para las familias de los manifestantes que murieron, pero se confiesa impotente. ¡°?Qu¨¦ podemos hacer nosotros? Somos gente com¨²n. Es algo que est¨¢ fuera de nuestro control, escapa a nuestros derechos. No podemos hacer nada. Solo podemos decir que es una historia del pasado. Gente como yo, estamos a mitad de la vida. Tenemos personas mayores y menores de las que ocuparnos (Zhao tiene un hijo de nueve a?os). No quiero implicarme en este tema. Solo vivir c¨®modo bajo el r¨¦gimen actual¡±.
¡°Los estudiantes protestaban contra la corrupci¨®n, pero el Gobierno pens¨® que era necesario hacer lo que hizo para controlar la situaci¨®n¡±, prosigue. ¡°Pero lo cierto es que aqu¨ª los medios de comunicaci¨®n no hablan de esto, no como en Hong Kong. Aqu¨ª solo hablan de lo que dice el Gobierno. Nos cuentan lo que quieren, pero creerlos o no es cosa nuestra. Es como los problemas (los atentados) en (la regi¨®n china de) Xinjiang. No podemos hacer nada. Nos ocultamos de ello porque no nos ha afectado directamente. Cuando le ocurre a uno, entonces habla de ello. Somos ciudadanos corrientes. Solo esperamos que el renminbi (yuan) se aprecie para poder comprar m¨¢s cosas¡±.
Zhao cree que da igual conocer o no lo sucedido en 1989 porque la gente normal no tiene ning¨²n poder. ¡°No creo que nuestra generaci¨®n pueda ver alg¨²n cambio¡±.
Wang, de 38 a?os, due?a de una tienda de bisuter¨ªa
¡°El Gobierno deber¨ªa pedir perd¨®n¡±
- ?Sabe qu¨¦ aniversario es la semana que viene (por esta)?
- ?El d¨ªa del ni?o?
- No. Eso es el 1 de junio. Tres d¨ªas despu¨¦s.
Wang mira el reloj y responde: ¡°?El Festival del barco del drag¨®n (o Duanwu)?¡±
- No, eso es el d¨ªa 2.
- ?Qu¨¦ es, entonces?
- El 4 de junio. 1989.
- Oh, el 4 de junio. Claro.
Aunque solo ten¨ªa 13 a?os en 1989, Wang, original de la provincia de Hebei (contigua a Pek¨ªn), est¨¢ al tanto de las manifestaciones de Tiananmen. Pero, seg¨²n dice, no conoce los detalles. ¡°Hab¨ªa mucha gente en la plaza. Pero no s¨¦ por qu¨¦ estaban all¨ª. En Pek¨ªn, vive mucha gente, pero esto no significa que sepamos mucho, porque mucha informaci¨®n est¨¢ bloqueada¡±, asegura esta mujer, que regenta un negocio de bisuter¨ªa para el pelo. ¡°Tengo un vecino cuyo hijo se gradu¨® en (la Universidad pequinesa de) Qinghua, y estuvo en el movimiento. Le investigaron y tuvo problemas con su trabajo¡±.
Wang habla con inter¨¦s del tema. ¡°Los padres de los estudiantes muertos deben de estar muy tristes. El Gobierno deber¨ªa pedir perd¨®n y compensar con dinero a quienes perdieron a sus hijos. Los estudiantes no ten¨ªan armas, solo estaban sentados. ?Por qu¨¦ el Gobierno no se pregunt¨® por qu¨¦ estaban all¨ª? Envi¨® el Ej¨¦rcito y los tanques, pero los manifestantes no eran g¨¢nsteres. No importa lo que quisieran, pero no intentaban hacer ning¨²n da?o. Solo llamar la atenci¨®n de los l¨ªderes¡±.
Wang cree que la falta de debate p¨²blico ha hecho que el tema se vaya olvidando. ¡°En China es as¨ª. Pero el Gobierno deber¨ªa pedir perd¨®n y fijar un d¨ªa en su memoria. Y no estoy diciendo esto porque quiera derrocar al Gobierno, sino porque soy muy directa¡±.
Li, de m¨¢s de 60 a?os, profesora jubilada
¡°En algunas ocasiones, es necesario sacrificar a gente¡±
Muchos de quienes murieron en la noche del 3 al 4 de junio de 1989, cayeron abatidos por las balas en Xidan, hoy un barrio repleto de tiendas destinadas a un p¨²blico joven, al oeste de la plaza Tiananmen. Li (nombre ficticio), sexagenaria, camina despacio por una callejuela detr¨¢s de los centros comerciales. Hace un alto. Cuando se le pregunta si sabe que se acerca el 4 de junio, se queda en silencio. Al mencionar la fecha de nuevo ¡ª¡°4 de junio¡±¡ª, se enoja. ¡°?Qu¨¦ quiere saber?, ?por qu¨¦ pregunta?¡±, replica. ¡°Yo estuve all¨ª, viv¨ª aquello, vi todo. Pek¨ªn se convirti¨® en una ciudad inestable. Los estudiantes que protestaban estaban por todos lados, todos los d¨ªas¡±.
Li dice que es una simple ciudadana, y que no opina sobre la represi¨®n armada en la que murieron cientos de personas; m¨¢s de mil, seg¨²n algunas fuentes. ¡°No opino sobre la estrategia del Gobierno. Pero si no hubiese tomado medidas, Pek¨ªn habr¨ªa sido un caos¡±, afirma. ¡°Este incidente es algo min¨²sculo en los miles de a?os de historia china. No es nada. Ni siquiera una ola¡±, dice con ira.
¡°Cada acontecimiento se produce en un contexto hist¨®rico, por una serie de factores. En algunas ocasiones, es necesario sacrificar a gente. El Gobierno intent¨® convencerlos muchas veces y no pudo resolver el problema de otra manera¡±, contin¨²a. ¡°Yo era profesora entonces. Ten¨ªa dos hijos. Uno en bachillerato y otro en secundaria. Un d¨ªa, el mayor fue a la plaza Tiananmen. Cuando regres¨®, le dej¨¦ sin cena¡±.
En ese momento, se detiene junto a Li un triciclo el¨¦ctrico. Al manillar, va una joven tocada con una visera y un brazalete, miembro del comit¨¦ de barrio, la c¨¦lula m¨¢s elemental del Partido Comunista Chino, cuyas oficinas est¨¢n presentes por todo el pa¨ªs y ejercen, entre otras, labores de vigilancia y control de la poblaci¨®n. La joven pega la oreja, y dice autoritaria: ¡°?Abuela, est¨¢ trabajando o qu¨¦ hace aqu¨ª? Si no tiene nada que hacer, deber¨ªa irse¡±. Li obedece, acelera el paso y desaparece al final del callej¨®n.
Zhong, de 30 a?os, ingeniero
¡°Lo mejor es que no se hable de esto¡±
Zhong (nombre ficticio) es un hombre seguro de s¨ª mismo. O, al menos, es lo que intenta transmitir. ¡°Claro que s¨¦ que es el ¡®6, 4¡¯. Me enter¨¦ por v¨ªdeos en Internet¡±, dice en un centro comercial de Sanlitun, un barrio del centro de Pek¨ªn, popular por sus tiendas de moda, bares y restaurantes.¡±Pero es un tema muy sensible y clasificado¡±, asegura tras bascular r¨¢pidamente a un ingl¨¦s b¨¢sico.
Zhong, original de Pek¨ªn, afirma que en las protestas ¡°no murieron muchos estudiantes¡±. Y cuando se le comenta que fueron cientos, replica. ¡°Una mano sola no hace sonido. Hacen falta dos manos para batir palmas¡±.
Zhong cree que har¨¢ falta tiempo para que el Gobierno chino reconsidere lo que ocurri¨® y hable abiertamente de ello. ¡°Quiz¨¢s deban pasar 10 a?os m¨¢s¡±, asegura. Y pone como ejemplo de progreso que hace a?os el Gobierno dej¨® de referirse a las protestas de Tiananmen como ¡°contrarrevolucionarias¡± para denominarlas disturbios pol¨ªticos.
Asegura este ingeniero que su padre y sus amigos hablan abiertamente de lo ocurrido aquellos d¨ªas, ¡°pero no en p¨²blico¡±. ¡°Cuando se habla, duele. Es algo que est¨¢ en el lado sombr¨ªo (de la monta?a)¡±.
De repente, al caer que est¨¢ con un periodista extranjero, se pone nervioso y eleva la voz. ¡°?Me est¨¢s grabando? ?Tienes una c¨¢mara oculta? ?C¨®mo s¨¦ que no llevas un micr¨®fono? No quiero mostrar mi cara en p¨²blico¡±, dice. Tras convencerle de que nadie le est¨¢ grabando, se tranquiliza un poco. Y prosigue. ¡°Este es un tema muy delicado. Y, de momento, lo mejor es que el Gobierno lo guarde y no se hable de ¨¦l¡±.
Yang, de 48 a?os, ingeniera electr¨®nica
¡°Lo que ocurri¨® no puede ser enterrado¡±
Cuando comenzaron las manifestaciones de Tiananmen, Yang era una joven graduada en ingenier¨ªa electr¨®nica en la prestigiosa universidad Qinghua, en Pek¨ªn. Y como miles de j¨®venes de su generaci¨®n, se uni¨® a aquel movimiento multitudinario que ped¨ªa m¨¢s transparencia gubernamental, medidas anticorrupci¨®n y democracia. ¡°Estuve en la plaza Tiananmen m¨¢s de un mes, pero no en la noche del 3 al 4 de junio¡±, dice excitada por hablar del tema. ¡°Visto despu¨¦s de 25 a?os, me doy cuenta de que muchos estudiantes no ten¨ªamos muy claro por qu¨¦ est¨¢bamos all¨ª. Todo el mundo iba. Hab¨ªa una idea, pero no estaba claro el concepto¡±.
Yang cuenta que habla a menudo con sus amigos de las manifestaciones de Tiananmen, y que cada a?o se acuerdan en el aniversario. ¡°Tambi¨¦n se lo cuento a mi hija¡±, afirma. ¡°Mucha gente sabe lo que ocurri¨®. Porque no solo hubo protestas en Pek¨ªn sino en muchas otras ciudades. Y todos se lo cuentan a sus hijos. Es rid¨ªculo que la gente joven no sepa lo que pas¨®¡±, asegura. ¡°Hoy veo aquellos d¨ªas como algo excitante. No est¨¢ claro cu¨¢nta gente muri¨® porque nunca ha sido registrado de forma adecuada. Pero lo que ocurri¨® no puede ser enterrado¡±.
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