?Qui¨¦n desgobierna en Libia?
El Supremo resuelve la disputa de los dos primeros ministros entre nuevos asesinatos y m¨¢s caos
La Cruz Roja Internacional ha suspendido sus actividades en Libia tras el asesinato ayer de uno de sus delegados en el golfo petrol¨ªfero de Sirte. El Tribunal Supremo ha determinado este jueves que la elecci¨®n hace un par de semanas del actual primer ministro interino, Ahmed Maitiq, fue ilegal, cuando ¨¦l ya se hab¨ªa apresurado a tomar posesi¨®n en la sede del Gobierno. Ahora debe esperar a que se pronuncie el lunes la alta corte sobre el recurso tramitado por su equipo contra esa decisi¨®n mientras el anterior jefe del Ejecutivo, que hab¨ªa querido dejar el cargo en mayo al sentirse amenazado, intenta retomar ahora la agenda, los viajes y el poder sin ninguna autoridad real. Esta ma?ana cuatro miembros de la ONU han denunciado un trato brutal en el aeropuerto de Tr¨ªpoli. Y mientras siguen los secuestros e intentos de asesinatos y el general renegado que amenaz¨® con un golpe de Estado hace diez d¨ªas, e intenta peri¨®dicamente bombardear Bengasi, sufri¨® ayer mismo un atentado en el que fallecieron cuatro de sus colaboradores.
Son algunas de las noticias m¨¢s relevantes que han sucedido en las ¨²ltimas 24 horas en Libia. Solo una selecci¨®n. Habr¨ªa m¨¢s. Por ejemplo que se est¨¢ produciendo una aut¨¦ntica desbandada de funcionarios internacionales, observadores extranjeros y diplom¨¢ticos de varios pa¨ªses que est¨¢n dejando sus trabajos y cerrando legaciones, en muchos casos de manera discreta.Y que sus superiores les han indicado que no tengan prisa por volver a sus puestos hasta que el escenario se aclare un poco.
El Gobierno de los Estados Unidos hace d¨ªas que tiene apostados en la base siciliana de Sigonella a m¨¢s de 250 marines pero tambi¨¦n ha traslado a la zona a una nave militar por si hay que proceder a una evacuaci¨®n de urgencia. El pa¨ªs vive a diario una situaci¨®n explosiva y de descontrol, en una espiral que no parece tener fin.
La Cruz Roja, por ahora, no ha dejado el pa¨ªs pero s¨ª ha paralizado de hecho su actividad hasta que se explique un poco mejor el propio suceso confuso que acab¨® con la vida el mi¨¦rcoles de uno de sus empleados. La direcci¨®n de la Cruz Roja Internacional (CICR) se reuni¨® hoy en Ginebra, mont¨® una c¨¦lula de crisis y sigue en contacto permanente con su personal sobre el terreno. En Libia hab¨ªa ahora unos 150 empleados de Cruz Roja. Las primeras informaciones precisan que los tres trabajadores locales de Cruz Roja hab¨ªan acudido a Sirte, en el golfo petrol¨ªfero de Es Sider, a mantener una reuni¨®n y que volv¨ªan ya hacia Tr¨ªpoli.
En Sirte, por cierto, la actividad de los pozos de petr¨®leo ha ca¨ªdo a tal nivel que ya hay autoridades del sector que se plantean el cierre total de un suministro b¨¢sico para el penoso funcionamiento del pa¨ªs. Hace tres a?os, cuando a¨²n no hab¨ªa ca¨ªdo el r¨¦gimen de Gadafi, en Libia se llegaban a producir 1.500.000 barriles diarios. Hace unas semanas no llegaban a 200.000 y siguen bajando.
Este descontrol de violencia vive parejo al barullo pol¨ªtico con el que el pa¨ªs pretende enfrentarse en 20 d¨ªas a unas te¨®ricas elecciones generales
El coche en el que viajaban los empleados de la Cruz Roja, que no portaba el distintivo de la organizaci¨®n humanitaria, fue ametrallado. Los tres ocupantes resultaron heridos y trasladados a un hospital. Y fue all¨ª donde el jefe de Cruz Roja en Libia, Michel Greub, de 42 a?os y nacionalidad suiza, falleci¨® tras haber encajado tiros en la cabeza y el pecho.
Este suceso, condenado inmediatamente por toda la comunidad internacional, incluido el Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol, ha sido el m¨¢s relevante de las ¨²ltimas horas, pero ha habido m¨¢s. El jefe de la misi¨®n de Naciones Unidas en Libia, Tarek Metri, convoc¨® hoy mismo a la prensa en Tr¨ªpoli para denunciar que una brigada de seguridad del aeropuerto de la capital hab¨ªa retenido a cuatro empleados de nacionalidad extranjera de la ONU y que los mismos hab¨ªan sido "tratados con brutalidad". No precis¨® m¨¢s. Eso s¨ª, Metri denunci¨® que esa acci¨®n era "inaceptable" porque los empleados de Naciones Unidas disponen de "inmunidad". Otras fuentes explican que los retenidos fueron considerados sospechosos de traficar con armas desde Al Baida (al este del pa¨ªs) hasta Tr¨ªpoli. La organizaci¨®n matiz¨® que sus empleados tienen permiso para llevar armas del Ministerio del Interior y que estaban en una misi¨®n de trabajo.
En esta misma semana se han producido m¨¢s incidentes y casos de violencia. Ayer mismo se difundieron tambi¨¦n noticias del secuestro por un grupo de armados en un barrio al este de Tr¨ªpoli, en Al Falah, de un diputado independiente, Abu Baker, de 69 a?os, cuando se encaminaba a su trabajo. En el mismo d¨ªa en que trascendi¨® la liberaci¨®n del hijo secuestrado de otro diputado.
El propio general renegado Jalifa Hifter, que protagoniz¨® hace dos semanas el intento de asalto al Parlamento y que ha desplegado varios ataques pesados contra las milicias islamistas m¨¢s radicales asentadas hace tiempo en la zona de Bengasi, fue v¨ªctima ayer de un atentado. Murieron cuatro de sus colaboradores y ¨¦l prometi¨® desde su campamento general en su villa natal de Marj una respuesta contundente.
Este descontrol de violencia vive parejo al barullo pol¨ªtico con el que el pa¨ªs pretende enfrentarse en 20 d¨ªas a unas te¨®ricas elecciones generales. El Tribunal Supremo ha decidido este jueves que la surrealista elecci¨®n que se mont¨® a mediados de mayo del hasta ahora primer ministro interino, Ahmed Maitiq, debe considerarse ilegal. Maitiq aprovech¨® entonces otro momento de caos, cuando el anterior primer ministro hab¨ªa avanzado que quer¨ªa dejar el cargo al sentir que su familia estaba siendo amenazada, para reunir al Parlamento y provocar una votaci¨®n que muchos cuestionaron porque no concit¨® ni la mitad de los 200 diputados te¨®ricos de la c¨¢mara, que se suelen reunir cuando pueden y suman suficiente qu¨®rum en un hotel de lujo de la capital.
Pero durante muchos d¨ªas ambos han cogido sus propios bastones de mando, han hecho promesas y han intentado gobernar este caos al mismo tiempo. El martes pasado, por ejemplo, Al Maitiq cit¨® a su gobierno en las oficinas preparadas para su Gabinete, a las que entr¨® con la ayuda de fuerzas de seguridad y cuando su predecesor hab¨ªa dejado esas salas para mudarse a otro edificio oficial. Este jueves, en pleno debate del Tribunal Supremo sobre qui¨¦n es el presidente leg¨ªtimo, el otro primer ministro, Abdul¨¢ Al Thinni, se ha trasladado hacia Bengasi para celebrar varias reuniones oficiales y con representantes de las supuestas fuerzas armadas para comprobar sobre el terreno los da?os que la violencia y el desbarajuste est¨¢n provocando sobre la zona m¨¢s castigada del pa¨ªs.
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