La memoria menguante del D¨ªa D
70 a?os despu¨¦s, uno de los veteranos vivos del desembarco de Normand¨ªa recuerda la gesta
La memoria del 6 de junio de 1944, clave en la victoria aliada contra el nazismo, se aleja para los que estuvieron all¨ª, en las playas de Normand¨ªa. Y cada vez quedan menos personas que puedan acordarse.
¡°Est¨¢n todos muertos¡±, dice Joanna Lazo. ¡°No queda ni uno¡±, corrobora su marido, Walter Heline, en alusi¨®n a los compa?eros con los que el junio de 1944 desembarc¨® en Omaha Beach, donde 2.400 soldados norteamericanos murieron o resultaron heridos en el d¨ªa m¨¢s largo.
Heline era operador de radio en la 26? Divisi¨®n de Infanter¨ªa del Ej¨¦rcito de EE UU. Lleg¨® a Normand¨ªa en la segunda oleada de soldados durante la mayor invasi¨®n por v¨ªa mar¨ªtima de la historia. Hoy se cumplen 70 a?os del D¨ªa D y el presidente, Barack Obama, estar¨¢ all¨ª junto a otros mandatarios de los pa¨ªses aliados que en la Segunda Guerra Mundial derrotaron a la Alemania de Hitler en Europa.
¡°En total, viven cerca de un mill¨®n de los m¨¢s de 15 millones de veteranos de la Segunda Guerra Mundial¡±, dice Tim Holbert, director de la asociaci¨®n Centro de Veteranos Americanos. ¡°Mi estimaci¨®n es que existe una proporci¨®n similar del total de los que participaron en la invasi¨®n de Normand¨ªa¡±. Esto significa que el n¨²mero de supervivientes del desembarco, en el que participaron unos 73.000 estadounidenses, puede acercarse a los 5.000. La cifra se duplica si se cuentan los supervivientes de todos los aliados.
En su casa modesta de las afueras de Baltimore (Maryland), Heline compart¨ªa hace unos d¨ªas los recuerdos del desembarco en Normand¨ªa. Su mujer, de 84 a?os, le ayudaba a completarlos. Le hab¨ªa o¨ªdo contar estas historias decenas de veces: no a ella, con quien raramente las comparti¨®, sino a periodistas, historiadores o j¨®venes curiosos que le preguntaban.
Pronto ya no habr¨¢ testimonios. La Segunda Guerra Mundial y su episodio m¨¢s cinematogr¨¢fico ser¨¢n ya material para los libros.
¡°De los 16,1 millones de americanos en uniforme durante la guerra, solo alrededor de un mill¨®n siguen vivos, y la desaparici¨®n final de aquellos que todav¨ªa pueden prestar testimonio de la guerra significa que la autenticidad y la carga emocional que ellos arrastran habr¨¢ desaparecido¡±, dice Rick Atkinson, autor de la Trilog¨ªa de la liberaci¨®n, obra de referencia sobre los ¨²ltimos a?os de la Segunda Guerra Mundial. ¡°Podemos intuir que el entusiasmo y el inter¨¦s en la contienda se atenuar¨¢n y declinar¨¢n en las d¨¦cadas venideras: en cierta manera desaparecer¨¢ de la conciencia p¨²blica, para reaparecer m¨¢s tarde en una explosi¨®n renovada de inter¨¦s¡±, pronostica.
Atkinson escribe el mensaje mientras navega desde Lisboa hacia Normand¨ªa. Explica que hay pocos secretos por conocer sobre la Operaci¨®n Overlord, la invasi¨®n aliada por las fuerzas de EE UU, Reino Unido, Canad¨¢ y otros pa¨ªses que permiti¨® la liberaci¨®n de Francia.
Walter Heline ten¨ªa 19 a?os cuando se alist¨®. Dice que nunca hab¨ªa entrado en combate hasta que pis¨® Omaha Beach. Cuando piensa en Normand¨ªa, le viene a la cabeza una imagen: los aviones. Cuando lleg¨® a la playa y vio las aeronaves de los aliados en el cielo, se sinti¨® a salvo. ¡°Controlamos el aire. Por eso creo que tuvimos suerte¡±, dice.
Heline cree que, a diferencia de la Segunda Guerra Mundial, en Irak y Afganist¨¢n, en las guerras m¨¢s recientes, los soldados norteamericanos no sab¨ªan por qu¨¦ combat¨ªan. El veterano aplaude al presidente Barack Obama por haber sacado las tropas de Irak en 2011 y preparar la retirada de Afganist¨¢n para 2016. Recurre a calificativos impublicables cuando se refiere a Dick Cheney, vicepresidente del antecesor de Obama, George W. Bush, y uno de los art¨ªfices de la invasi¨®n de Irak.
¡°No deber¨ªamos haber estado en estas guerras. Son las guerras de Bush. No le considero un presidente. Miles y miles de personas han regresado sin piernas¡±, dice Heline.
¡°Pero entonces sab¨ªan lo que hac¨ªan. Ahora no. Ahora ni siquiera sabes contra qui¨¦n luchas¡±, dice ¨¦l.
Walter Heline nunca ha vuelto a Omaha Beach. Ni en los a?os que vivi¨® en Europa. ¡°Pens¨¦ que ya hab¨ªa tenido suficiente¡±, dice.
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