Un trampol¨ªn para retar a Al Zawahiri
La toma de Mosul puede servir para cuestionar el liderazgo en Al Qaeda
La toma de Mosul obliga a valorar el contexto pol¨ªtico en el que se ha producido y las pretensiones de los actores combatientes implicados en la operaci¨®n. Tras las elecciones del pasado abril, Nuri al Maliki batalla para lograr un tercer mandato. Su autoritarismo ha terminado por irritar tanto a kurdos como a sun¨ªes, debilitando su capacidad para liderar el pa¨ªs y para frenar las significativas tendencias centr¨ªfugas de las provincias kurdas del norte. En Mosul, siete a?os despu¨¦s, se sigue a la espera de un refer¨¦ndum que determine si finalmente esta importante ciudad queda bajo la ¨®rbita de Erbil o de Bagdad.
Mientras, Bagdad ha acelerado el reasentamiento de poblaci¨®n ¨¢rabe y la expulsi¨®n de kurdos, con la intenci¨®n de evitar su p¨¦rdida por cambio en la estructura demogr¨¢fica. En paralelo, las desavenencias entre ambos centros de poder se han traducido en una menor atenci¨®n a los problemas de la poblaci¨®n local, crecientemente sensible a los infundados cantos de sirena del EIIL (Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante). A?¨¢dase a esto que los sun¨ªes ¡ªdotados de sus propias milicias¡ª se sienten tambi¨¦n traicionados por Maliki y se entender¨¢ por qu¨¦ bastantes de ellos, junto a l¨ªderes tribales, se han asociado con el EIIL.
Este ¨²ltimo, por su parte, despliega sus fuerzas (estimadas en no menos de 10.000 combatientes) a caballo entre Siria e Irak. La ofensiva contra Mosul no es un episodio aislado, sino la continuaci¨®n de una apuesta violenta que tiene a Faluya, Ramadi y Samarra como precedentes m¨¢s inmediatos. La falta de respuesta eficaz tanto por parte de los peshmergas kurdos como de unas fuerzas armadas que siguen respondiendo m¨¢s a claves sectarias que nacionales, ha animado al EIIL a continuar hacia el norte, en su af¨¢n por dominar (sin desgastarse hasta ahora en batallas frontales) un territorio que le sirva de base s¨®lida para la tan so?ada como imposible reinstauraci¨®n de un califato en todo el mundo ¨¢rabe. Para quien es consciente de su desventaja en el campo de batalla convencional, la decisi¨®n de abrir simult¨¢neamente varios frentes y de controlar por la fuerza un territorio suponen una preocupante confianza en sus fuerzas para resistir el previsible ataque y asedio del Ej¨¦rcito iraqu¨ª.
Si la situaci¨®n no se revierte de inmediato, Mosul ser¨¢ el trampol¨ªn que le sirva a Abubaker Bagdadi para cuestionar el liderazgo en Al Qaeda (m¨¢s simb¨®lico que operativo) de Ayman al Zawahiri (que no ha logrado imponer su criterio para que el EIIL se concentre exclusivamente en Irak, dejando Siria para el Frente Al Nusra). Pero tambi¨¦n le permitir¨¢ seguir reclutando combatientes (como muchos de los 1.400 prisioneros liberados de Badush) y seguir ampliando su radio de acci¨®n.
Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria
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