La contrarreforma de Pe?a Nieto
Como dicen del matrimonio en segundas nupcias, el regreso del PRI al poder en M¨¦xico es el triunfo de la esperanza contra la experiencia. Enrique Pe?a Nieto reconquist¨® Los Pinos para el viejo partido luego de doce a?os frustrantes e ineficaces de gobiernos panistas y r¨¢pidamente insufl¨® expectativas entre la poblaci¨®n: si bien gan¨® las elecciones con un magro 39% en el verano de 2012, para la primavera de 2013 alcanzaba niveles de aprobaci¨®n de 61%. Fueron los d¨ªas en que la prensa internacional hablaba del Mexico?s moment, del arribo de un presidente joven y de un partido con el oficio necesario para generar las ansiadas reformas estructurales que el pa¨ªs requer¨ªa para crecer.
Un a?o m¨¢s tarde, en el verano de 2014, los niveles de aprobaci¨®n de Enrique Pe?a Nieto apenas rebasan el 40%, el m¨¢s bajo de los ¨²ltimos veinte a?os, y los c¨ªrculos empresariales locales y externos expresan su descontento por el fam¨¦lico y desesperanzador comportamiento de la econom¨ªa: en 2013 el PIB creci¨® apenas 1,1% contra el pron¨®stico original de 3,5% y en 2014 la proyecci¨®n oficial de 3,9% ya ha sido reducida a 2,4% por el Banco de M¨¦xico.
Ciertamente Pe?a no est¨¢ en camino al despe?adero. Pero comienza a extenderse la sensaci¨®n de que el momento de M¨¦xico se qued¨® apenas en momento Kodak, una imagen feliz aunque congelada (la portada de la revista Time proclamando a Pe?a Nieto como el salvador de M¨¦xico). Una foto que no ha podido transformarse en pel¨ªcula. O quiz¨¢ apenas en un par de im¨¢genes afortunadas: al anunciar su Pacto por M¨¦xico al arranque de su gobierno seg¨²n el cual la oposici¨®n se compromet¨ªa a apoyar sus reformas y al meter en prisi¨®n a Elba Esther Gordillo, l¨ªder del poderoso y corrupto sindicato de maestros.
Por desgracia, la realidad se desempe?a muy por debajo de la narrativa. Las reformas que Pe?a Nieto ha puesto en movimiento son, en efecto, las correctas para sacudir a las viejas estructuras: reforma de apertura energ¨¦tica para eliminar el monopolio del Estado, reforma pol¨ªtica para propiciar la transparencia, reforma fiscal para sanear las finanzas p¨²blicas, reforma de telecomunicaciones y de antimonopolios para favorecer la competitividad, reforma educativa para mejorar la calidad de la ense?anza primaria y secundaria.
No obstante, hay dos circunstancias que impiden que estas reformas se hayan convertido hasta ahora en el detonante que busca la presidencia. Por una parte, fueron aprobadas por la oposici¨®n y toleradas por los grupos afectados gracias a que estaban enunciadas de una manera relativamente vaga. Los puntos sustanciales y m¨¢s pol¨¦micos quedaron pendientes de discutir hasta que se legislaran las leyes secundarias que aterrizan dichas reformas. Y es ahora cuando los poderes f¨¢cticos han sacado los dientes. Los monopolios cabildean para deslactosar las leyes que los afectan, el sindicato de maestros ya logr¨® neutralizar parte de la ley de educaci¨®n, la izquierda se moviliza para limitar la apertura en la explotaci¨®n del petr¨®leo, la derecha intenta modificar a su gusto la reforma pol¨ªtica a cambio de un voto favorable en los otros ¨¢mbitos. Y todos, empresarios y clase media, han emprendido una batalla de opini¨®n p¨²blica en contra de los nuevos impuestos (reforma fiscal).
El segundo factor es a¨²n m¨¢s preocupante. El propio PRI es en buena medida el mayor obst¨¢culo para las reformas priistas. Pe?a Nieto quiere los cambios pero no todos sus resultados: transformar a M¨¦xico implicar¨ªa desmontar las bases que hacen posible la existencia del PRI que conocemos. Sanear a Pemex sin tocar al sindicato; introducir reformas econ¨®micas sin afectar a los monopolios que gobiernan en alianza con el partido; fortalecer al ejecutivo sin castigar los excesos de los poderosos gobernadores que soportan la base territorial priista. En suma, gobernar sin molestar a los intereses creados porque necesitan de ellos. El mandatario quisiera pasar a la historia como un presidente modernizador, pero ¨¦l y los grupos que lo rodean est¨¢n anclados en la premodernidad y en ella encuentran el sustento y las posibilidades de su reproducci¨®n.
En m¨¢s de un sentido el PRI constituye el principal obst¨¢culo para las reformas del presidente. Art¨ªfices de su propia contrarreforma. Una batalla interna de pron¨®stico insondable.
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