Las protestas en Brasil empa?an el inicio del Mundial de f¨²tbol
Ocho heridos en S?o Paulo y tres detenidos en R¨ªo en choques con la pol¨ªc¨ªa que intentaba dispersar las manifestaciones
Pocas horas antes de que el Mundial de F¨²tbol comenzara, se reprodujeron en S?o Paulo, sede del partido inaugural, las protestas y manifestaciones anticampeonato que han sacudido Brasil durante el ¨²ltimo a?o. A las diez de la ma?ana (tres de la tarde, hora peninsular espa?ola) un grupo de manifestantes,en torno a un centenar de personas, se reuni¨® cerca de la Radial Leste, uno de los accesos al estadio Itaquer?o, donde siete horas m¨¢s tarde (10 de la noche, hora espa?ola)? estaba previsto que se inaugurara el campeonato con el partido entre Brasil y Croacia.
La polic¨ªa disolvi¨® a los manifestantes con contundentes lanzamientos de gases lacrim¨®genos que les hicieron retroceder a la carrera varios centenares de metros. Acabaron uni¨¦ndose a un grupo de trabajadores del metro de S?o Paulo, concentrados tambi¨¦n en la zona pr¨®xima al estadio para protestar contra el Gobierno del Estado y reclamar que sean readmitidos los 42 despedidos de la reciente huelga, desconvocada el lunes, que paraliz¨® durante cinco d¨ªas la capital paulista. Se multiplicaron las carreras, los disturbios y las cargas. J¨®venes encapuchados, vestidos a la manera del grupo anarquista Black Bloc (Bloque Negro), arrancaron se?ales de tr¨¢fico, prendieron fuego a contenedores de basura y arrojaron piedras y cascotes a los antidisturbios. Los obreros del metro trataron de desmarcarse de ese conflicto.
El objetivo de la polic¨ªa era simple: impedir que los manifestantes alcanzasen los accesos del estadio o que se acercaran a las l¨ªneas de metro que comunican el centro de la ciudad con Itaquer?o. Lo consiguieron. Para ello tuvieron que cerrar a lo largo de la ma?ana alguna estaci¨®n a fin de que no fuera utilizada por los asistentes a la marcha. Durante toda la ma?ana y el inicio de la tarde, los manifestantes jugaron al gato y al rat¨®n con la polic¨ªa, perseguidos de cerca por una aut¨¦ntica nube de periodistas llegados de todo el mundo para cubrir el Mundial y todo lo que le rodea. Hubo al menos ocho heridos, varios de ellos reporteros. Mientras, a pocos kil¨®metros de all¨ª, la fiesta comenzaba, con miles de brasile?os, vestidos de amarillo, entrando al estadio.
Las protestas no s¨®lo se produjeron en S?o Paulo. R¨ªo de Janeiro tambi¨¦n alberg¨® una? manifestaci¨®n de profesores que, aunque discurri¨® pac¨ªficamente (y hasta de forma festiva) al principio, acab¨® con carreras policiales y tres detenidos. En Natal, al norte del pa¨ªs, los conductores de autobuses fueron a la huelga.
El despliegue policial, tanto en S?o Paulo como en Rio, fue enorme. Entre la gente, hab¨ªa quien denunciaba a los manifestantes por impedirles disfrutar tranquilamente del campeonato. Otros les apoyaban. Jo?o Cesar Fernandes, estudiante de Sociolog¨ªa, manifest¨® su apoyo a las protestas: ¡°La misma polic¨ªa que protege los juegos es la que ha ayudado a echar gente pobre para dejar sitio en los estadios¡±.
La polic¨ªa, mientras tanto, conten¨ªa las protestas y trataba de cercar a los manifestantes de modo que no se acercaran a los alrededores ni a los accesos del estadio. Todo esto suced¨ªa en la regi¨®n este de la ciudad. En el resto, todo eran viandantes con la camiseta amarilla, hinchas emocionados y sonrientes y turistas dirigi¨¦ndose al estadio. Cerca de ¨¦l, uno de los manifestantes enarbolaba una pancarta que rezaba: ¡°La Fifa es la que es terrorista¡±.
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