¡°Hay un enfado integral con la pol¨ªtica tradicional¡±
En su visita a Washington, analiza los cambios en su pa¨ªs y en el mundo
Aunque lleva ya algo m¨¢s de un mes como jefe de Estado de Costa Rica, Luis Guillermo Sol¨ªs (San Jos¨¦, 1958) dice sentirse tanto o m¨¢s c¨®modo cuando le llaman ¡°profesor¡± que ¡°presidente¡±. Algo comprensible cuando uno no es un pol¨ªtico profesional ¡ªhasta hace nada ejerc¨ªa de acad¨¦mico en la escuela de Pol¨ªticas de la Universidad de Costa Rica¡ª y viene de provocar un terremoto en la pol¨ªtica nacional, al pasar de ser un virtual desconocido a acabar con el bipartidismo reinante en el pa¨ªs centroamericano durante m¨¢s de medio siglo.
El presidente costarricense, que esta semana realiz¨® una gira por Estados Unidos en busca de inversiones, se sent¨® con EL PA?S en Washington para analizar su corta experiencia en el gobierno, sus planes inmediatos y su visi¨®n regional.
Pregunta. Usted acab¨® con 60 a?os de bipartidismo en su pa¨ªs. Y su inesperada victoria no es un caso ¨²nico. ?Qu¨¦ est¨¢ cambiando en el mundo?
Respuesta. Hay, por hablarlo en buen castellano, un cabreo integral con la pol¨ªtica tradicional. En eso creo que Espa?a, Costa Rica, Argentina, Chile, Estados Unidos, etc¨¦tera, estamos en la misma longitud de onda: los indignados, la toma de Wall Street, la elecci¨®n en Costa Rica¡ Lo que ha sucedido en Espa?a tiene como trasfondo un proceso de enojo con las estructuras tradicionales de poder que se expresa en un repudio no solamente de esas estructuras tradicionales, sino tambi¨¦n a los pol¨ªticos profesionales que la representan. Y eso vale igual para Luis Guillermo Sol¨ªs que para cualquier otro, [el presidente uruguayo] Pepe Mujica o el papa Franciso.
P. A poco m¨¢s de un mes en el cargo, ?se va haciendo al puesto?
R. Me est¨¢ costando, como nunca fui funcionario electo en otros momentos, excepto cuando estuve en la secundaria y me eligieron presidente de mi colegio, esto de ser presidente me ha tomado un poco por sorpresa. Pero no me siento inc¨®modo con el cargo, lo he asumido con un sentido de solemnidad reservada, no quiero tampoco ponerme demasiado solemne porque en estas cosas yo creo que incluso caen mal en este tiempo. Pero s¨ª hay una serie de responsabilidades que vienen con el cargo (...) especialmente cuando hay que tomar decisiones que, o se asumen o no se asumen, no hay puntos medios.
P. Usted vino a EE UU con el prop¨®sito declarado de alentar las inversiones y transmitir un mensaje de confianza a los inversores. ?C¨®mo le ha ido?
R. Costa Rica se vende sola. Lo que pasa es que aceler¨¦ este viaje porque en las semanas previas se produjo una situaci¨®n con Intel y con el Banco de Am¨¦rica que puso en entredicho para algunas personas la capacidad de Costa Rica de seguir siendo un destino competitivo para las inversiones extranjeras directas y me parec¨ªa de obligada responsabilidad del presidente salir a desmentir esas voces. Esta gira ten¨ªa ese objetivo y he de decir que se ha cumplido.
P. En EE UU volvi¨® a calificar de ¡°escandalosa¡± e ¡°inaceptable¡± la evasi¨®n fiscal en su pa¨ªs. Pero en Costa Rica hay una controversia por su decisi¨®n de que los grandes evasores de impuestos sean exonerados de la eventualidad de enfrentar procesos penales. ?No va esto en contra de sus promesas de dureza y transparencia?
R. Hay confusi¨®n, es todo lo contrario. Lo que hicimos fue derogar un decreto que hab¨ªa sido establecido por la presidenta (Laura) Chinchilla que imped¨ªa la conciliaci¨®n en casos de evasi¨®n fiscal. Pero conciliar no es perdonar. Conciliar no es disimular ni impedir que se asuman responsabilidades. Para conciliar, quienes han infringido la ley primero tienen que reconocerlo, segundo tienen que reparar integralmente el da?o que produjeron. Y tercero tienen que comprometerse a no repetir los actos cometidos, y esto en un marco de potestades adicionales para la Procuradur¨ªa general de la Rep¨²blica, que recupera la posibilidad de resarcir esos recursos p¨²blicos sin necesidad de ir a prolongad¨ªsimos procesos judiciales que en muchas ocasiones toman m¨¢s de diez a?os en resolverse.
P. Ha declarado que le interesa mucho entrar a la Alianza del Pac¨ªfico. A la par descart¨® el ingreso de Costa Rica en el ALBA. ?Son aspiraciones incompatibles?
R. Sobre la Alianza del Pac¨ªfico lo que hemos hecho es pedir m¨¢s informaci¨®n. Tengo preguntas todav¨ªa sin contestar en materia de desgravaci¨®n arancelaria, por ejemplo la velocidad a la cual ¨¦sta ser¨¢ exigida en la Alianza para el Pac¨ªfico, que pudiera exceder la que ya est¨¢ prevista en los tratados de libre comercio ya suscritos separadamente. Y despu¨¦s el otro tema es de orden migratorio, tiene que ver con la facilitaci¨®n de la movilizaci¨®n de las personas entre los espacios nacionales. No hay un rechazo ni mucho menos a la Alianza, pero s¨ª preguntas que tienen que ser contestadas. Y se van a tomar un tiempo, no creo que demasiado, porque tampoco creo que convenga dilatar esto hasta las calendas griegas, pero s¨ª tomar¨¢ alg¨²n tiempo. Lo segundo es que por talante personal y pol¨ªtico, me resisto a seguir viviendo en universos binarios y obligarnos a aceptar o al Alba o a la Alianza del Pac¨ªfico. Creo que Am¨¦rica Latina est¨¢ para m¨¢s.
P. ?Va a aprovechar la buena relaci¨®n que mantiene Costa Rica con EE UU para ofrecerse como mediador para integrar a Cuba en encuentros como la Cumbre de las Am¨¦ricas de 2015, ahora que es tambi¨¦n presidente pro t¨¦mpore de la CELAC?
R. EE UU no acepta mediadores en su relaci¨®n con Cuba, a ninguno, ni al Papa siquiera. Aqu¨ª hay una situaci¨®n de absoluto manejo bilateral y yo lo que quiero es que participen todos. Me parece que debemos propiciar la participaci¨®n de todos los pa¨ªses en ese marco
P. Costa Rica tiene fama de no haber dudado en el pasado dictaduras y violaciones de derechos humanos. En los ¨²ltimos a?os sin embargo se ha criticado el silencio oficial ante situaciones en China, Cuba o Venezuela. ?Va a cambiar ahora la actitud?
R. S¨ª, no le luce a un pa¨ªs como el m¨ªo el tener posiciones ambiguas. Lo que pasa es que no tener posiciones ambiguas no deber¨ªa entenderse como tener posiciones imprudentes. Y la verdad es que hay en Venezuela, as¨ª como en otros escenarios, factores de complejidad en el debate sobre violaci¨®n a los derechos humanos que no pueden ser tampoco ignoradas. Hay que reconocer esas complejidades, hay que mantener una posici¨®n clara respecto de principios, pero jugar en un ambiente de an¨¢lisis sofisticado de la realidad para no sobresimplificar las implicaciones que tienen en estos casos las acciones del colectivo.
P. A su pa¨ªs las encuestas le dan cero posibilidades de ganar en el gran evento del momento, el Mundial de Brasil. ?Qu¨¦ cree usted?
R. A m¨ª me daban el 2% de posibilidades de ganar, por debajo del margen de error, qu¨¦ quiere que le diga. Y mire d¨®nde estoy. As¨ª que, evidentemente, le tengo muy poca confianza a esas encuestas.
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