La reconstrucci¨®n de Hait¨ª
En el contexto de la crisis por las consecuencias del terremoto de 2010, podr¨ªamos aprender de la historia que una soluci¨®n de consenso es la m¨¢s duradera y viable para seguir hacia adelante
Hace unos d¨ªas, el presidente de Hait¨ª, Michel Martelly, anunci¨® que las esperadas elecciones del pa¨ªs se celebrar¨¢n por fin, despu¨¦s de numerosos aplazamientos, el 26 de octubre de este a?o. Dada la controversia producida por los repetidos retrasos de la convocatoria, se trata de un paso importante y positivo, si bien sigue existiendo cierta preocupaci¨®n, sobre todo por la decisi¨®n del presidente Martelly de no involucrar al Consejo Electoral Provisional (CEP) para que supervise el proceso.
Hace cuatro a?os Hait¨ª sufri¨® un terremoto que arras¨® gran parte de las infraestructuras del pa¨ªs y dej¨® al Gobierno en una p¨¦sima situaci¨®n para afrontar las consecuencias.
Hait¨ª tuvo la suerte de contar con la ayuda de sus vecinos. El Gobierno de Estados Unidos contribuy¨® con 2.000 millones de d¨®lares a nuestros trabajos de recuperaci¨®n. Y Naciones Unidas destin¨® m¨¢s ayuda y cre¨® un equipo de estabilizaci¨®n que ha estado trabajando todos estos a?os. Sin embargo, el proceso no se ha completado. Las infraestructuras siguen teniendo enormes deficiencias, todav¨ªa hay haitianos desplazados, y gran parte de la reconstrucci¨®n est¨¢ detenida o avanza con lentitud.
Una de las consecuencias m¨¢s devastadoras del terremoto es la epidemia de c¨®lera que ha asolado Hait¨ª durante los ¨²ltimos tres a?os y medio. Antes del se¨ªsmo, Hait¨ª llevaba m¨¢s de dos siglos sin sufrir un solo caso. En estos a?os se han documentado 700.000 casos y m¨¢s de 8.500 fallecimientos, despu¨¦s de que la enfermedad se extendiera como la p¨®lvora y afectara al suministro de agua. Ante la incre¨ªble destrucci¨®n del c¨®lera, el tratamiento y la prevenci¨®n son insuficientes para que la situaci¨®n cambie a corto plazo.
El c¨®lera no va a desaparecer por s¨ª solo. Apenas uno de cada cinco haitianos tiene a su alcance instalaciones de saneamiento, y la condici¨®n ruinosa de las infraestructuras hace que sea muy f¨¢cil el contagio de la enfermedad, que se transmite sobre todo mediante la contaminaci¨®n del agua. El pa¨ªs necesita cientos de millones de d¨®lares que no llegan con la rapidez necesaria. Hemos perdido la oportunidad de tomar la delantera al c¨®lera, y el Gobierno va a tener que incrementar radicalmente sus esfuerzos, sobre todo en materia de vacunaci¨®n, tratamiento e instalaciones sanitarias.
Pero la epidemia de c¨®lera y los intolerables retrasos en la reconstrucci¨®n no son los ¨²nicos problemas de Hait¨ª. La crisis pol¨ªtica existente desde hace a?os ha impedido que el Gobierno dirija a sus ciudadanos en este periodo tan dif¨ªcil, maniatado por las mismas divisiones pol¨ªticas que la constituci¨®n de 1987 pretend¨ªa evitar.
Seg¨²n una ley aprobada en 2008, el 13 de enero de este a?o se cumpl¨ªa el plazo para celebrar unas elecciones ya muy postergadas de las que saldr¨ªa un tercio del Senado. El incumplimiento de ese plazo quitar¨ªa sentido a la C¨¢mara, que se encontrar¨ªa sin los 16 miembros necesarios para el qu¨®rum.
En diciembre se aprob¨® una nueva ley que permit¨ªa prolongar ese periodo y dejaba permanecer en sus puestos hasta el ¨²ltimo instante a los senadores que se presentaran a la reelecci¨®n. Aunque, en el ¨²ltimo instante, se evit¨® el cierre de la legislatura, a muchos les sigue preocupando las consecuencias de esta situaci¨®n para la salud de la democracia haitiana y para la separaci¨®n de poderes consagrada en la Constituci¨®n.
Por desgracia, esta no es la primera vez que el Gobierno ha incumplido sus propios plazos electorales. Es una situaci¨®n que plantea a la vez un problema y una oportunidad.
Para empezar, la soluci¨®n que forje el Gobierno en los pr¨®ximos meses deber¨¢ ser una soluci¨®n acorde con la Constituci¨®n. En el contexto de esta crisis, podr¨ªamos aprender de la historia de Hait¨ª que una soluci¨®n de consenso es la m¨¢s duradera y viable para seguir hacia adelante.
La celebraci¨®n de las elecciones constituye la ¨²nica esperanza de restablecer la fe en la democracia, y la mejor forma de conseguirlo ser¨¢ una soluci¨®n que incluya a todos. Adem¨¢s, este proceso ser¨¢ la mejor forma de evitar otras crisis similares en el futuro.
Estos son, sin duda, los retos m¨¢s visibles que afronta Hait¨ª. Pero no son los ¨²nicos, ni mucho menos. Las carencias en vivienda, educaci¨®n, sanidad, infraestructuras de saneamiento, empleo, estabilidad econ¨®mica y seguridad siguen entorpeciendo la labor de un Gobierno atrapado en la crisis. A pesar del apoyo de la comunidad internacional, Hait¨ª no ha sido capaz de resolver estos problemas. Y, dadas las enormes divisiones de la sociedad haitiana, no es extra?o que sea as¨ª.
Los problemas no podr¨¢n tener soluci¨®n hasta que los haitianos se esfuercen por lograr un mayor sentimiento de unidad nacional. Solo entonces podremos labrar la voluntad y el impulso positivos que hacen falta para afrontar nuestros problemas end¨¦micos.
Si mantenemos nuestro rumbo actual, lleno de sectarismos, Hait¨ª seguir¨¢ avanzando a trompicones. Por el contrario, si somos capaces de unirnos, Hait¨ª podr¨¢ alcanzar las metas que con tanto esfuerzo ha tratado de conseguir.
Jean Henri Ceant fue candidato en las elecciones a la presidencia de la Rep¨²blica de Hait¨ª en 2010.
* Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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