El enemigo est¨¢ a la izquierda
Matteo Renzi provoc¨® un esc¨¢ndalo r¨¢pidamente al decir: intentemos dirigirnos tambi¨¦n a quienes hasta ayer votaban a Berlusconi. Para la izquierda reaccionaria esto supon¨ªa una traici¨®n a la firmeza, una condescendencia que enseguida se tach¨® de negaci¨®n de pertenencia. La izquierda italiana, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, ha tenido estas caracter¨ªsticas: sentido de superioridad, vocaci¨®n minoritaria y resistencia a cualquier forma de modernidad. Cuando apareci¨® en escena Matteo Renzi, que no ten¨ªa ninguna de estas caracter¨ªsticas, enseguida se dijo: no es uno de los nuestros, viene de otra historia.
Los enemigos de Renzi est¨¢n a la izquierda. Porque la izquierda est¨¢ acostumbrada a estar al margen y a pasar el tiempo echando en cara a los italianos el haber elegido lo peor. Ahora, en cambio, toca asumir la responsabilidad de gobernar por medio de un joven con camisa blanca y lengua suelta, algo fanfarr¨®n y muy pragm¨¢tico.
Los enemigos de Renzi lo consideran un peque?o Berlusconi
Los electores de las primarias del PD primero, y los electores de las europeas despu¨¦s, decidieron que estaban hartos de mantenerse al margen y confiaron en la esperanza de poner en marcha reformas que cambien la fisionom¨ªa rancia de este pa¨ªs. La elecci¨®n de los italianos es sencilla: hay un nuevo l¨ªder que ha creado un equipo joven y ha empezado a llevar a cabo algunas reformas, y ha prometido muchas otras: desde el sistema parlamentario hasta la ley electoral, pasando por el trabajo y la evasi¨®n fiscal. Otros (Grillo) dicen: mand¨¦moslos a todos a casa, dejemos a todos sin sueldo y salgamos del euro. Y otros (Berlusconi) no prometen nada. As¨ª pues, la elecci¨®n de a qui¨¦n votar era casi obligada. El exalcalde de Florencia ha encontrado un camino posible entre los dos extremos: entre la pol¨ªtica antigua e incapaz y la voluntad demoledora que pone en peligro incluso la democracia. Ha opuesto a las revoluciones abstractas y demag¨®gicas un reformismo concreto, visible. Ha apostado por la racionalidad (que hab¨ªa sido dejada a un lado durante a?os), por las ganas de volver a un pa¨ªs normal. Ha apostado por la esperanza de los hechos, y ha obtenido la confianza de los italianos, que ahora est¨¢n a la espera de ver si cumple o no sus promesas.
Por lo tanto: ?es Renzi un hombre de izquierdas o no? Si no es de izquierdas, lo dir¨¢n los hechos. Si es de izquierdas, lo es de una forma libre de los defectos que hacen que se reconozca enseguida. Ahora que ha alcanzado porcentajes que ni siquiera el gran PCI de Berlinguer hab¨ªa so?ado, el poder cultural italiano es intolerante: no es de izquierdas, no es uno de los nuestros, es un peque?o Berlusconi. Y si consigue tantos votos, es la reencarnaci¨®n de la Democracia Cristiana. As¨ª se restablecen las proporciones acostumbradas: quien est¨¢ en el Gobierno no nos pertenece. Aunque represente al mayor partido de izquierdas, no nos pertenece. Podr¨¢ parecer rid¨ªculo, pero la verdad es que el hecho de haber ganado las elecciones vuelve muy esc¨¦pticos a quienes estaban acostumbrados a perder. Casi como si la derrota electoral demostrara que se es de izquierdas.
Y sin embargo, entre perder y ganar las elecciones hay toda una posibilidad de cambiar el pa¨ªs. Una verdad sencilla y objetiva que hoy muchos ya han olvidado.
Francesco Piccolo es novelista y guionista italiano. Traducci¨®n de News Clips.
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