Cameron, h¨¦roe federalista
David Cameron, el primer ministro brit¨¢nico, est¨¢ haciendo m¨¢s por una Europa federal que ning¨²n pol¨ªtico federalista. Sus decisiones han minado la influencia en la UE del pa¨ªs que fue el mayor obst¨¢culo a la integraci¨®n; con el refer¨¦ndum de salida en el horizonte, cuando se habla del futuro de la UE Gran Breta?a es un pato cojo al que no puede tomarse en serio. Si Merkel no lo remedia, Cameron puede pasar a la historia como involuntario impulsor de la Europa que m¨¢s temen los antifederalistas: unida, bajo hegemon¨ªa alemana y sin Londres.
Bajo el liderazgo de Cameron, el Partido Conservador ha visto crecer en su seno a una corriente eur¨®foba que no se conformar¨¢ con nada que no sea dejar la UE. Los tories se salieron del Partido Popular Europeo para crear su propio grupo en 2009, ampliado tras las pasadas elecciones con euroesc¨¦pticos daneses, finlandeses y alemanes. Con esos aliados en Estrasburgo, se complica la relaci¨®n de Cameron con las derechas moderadas en Alemania, Europa Central y los pa¨ªses n¨®rdicos, a quienes necesita desesperadamente para su propuesta de reforma de la UE. Con dos tercios de sus diputados en grupos marginales en la din¨¢mica parlamentaria, Gran Breta?a (en particular, la derecha brit¨¢nica) tiene menos influencia que nunca en un Parlamento Europeo con poderes sin precedentes.
La corriente eur¨®foba en el seno de los ¡®tories¡¯ no se conformar¨¢ con nada que no sea dejar la UE
En diciembre de 2011 Cameron us¨® el poder de veto contra el tratado de disciplina fiscal. El resultado, la decisi¨®n de avanzar dejando fuera a los brit¨¢nicos, devalu¨® la opci¨®n nuclear en las instituciones europeas, tan odiada por los federalistas.
Tras las ¨²ltimas elecciones europeas Cameron, a pesar de contar con posibles aliados, prefiri¨® hacer declaraciones estridentes contra Jean-Claude Juncker a adentrarse en acuerdos y pactos. Si al final se busca otro candidato, Cameron se ver¨¢ casi obligado a apoyar a quien sea. Y, si acaba presidiendo Juncker, a quien Cameron tanto se esforz¨® en etiquetar de federalista, Gran Breta?a habr¨¢ perdido peso en la Comisi¨®n, el Consejo y el Parlamento.
Tras la minicumbre socialdem¨®crata de este fin de semana, la candidatura de Juncker est¨¢ m¨¢s fuerte que nunca: impedirla, o no, queda en manos de Angela Merkel. Fiel a su estilo, Cameron ha reaccionado amenazando con forzar un voto en la pr¨®xima reuni¨®n del Consejo Europeo. Los federalistas deben estar frot¨¢ndose las manos: la decisi¨®n en el Consejo se tomar¨ªa votando sobre un candidato propuesto por el Parlamento, no por las tradicionales negociaciones entre Estados a puerta cerrada.
Cuando el apetito por una mayor integraci¨®n est¨¢ bajo m¨ªnimos, tanto en la opini¨®n p¨²blica como entre los gobernantes, los federalistas siempre pueden contar con Cameron y su torpeza en Europa para mantener viva la llama de su proyecto. Aunque, de paso, ponga a Reino Unido m¨¢s cerca de salir de Europa, a su partido ante un refer¨¦ndum que lo puede partir en dos, y a Escocia un paso m¨¢s alejada de Inglaterra.
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