Una potencia desorientada
Por mucho tiempo cre¨ª que la inexistente pol¨ªtica exterior del presidente Obama hacia Am¨¦rica Latina, se deb¨ªa a falta de inter¨¦s por nuestro continente. En efecto, por razones familiares Obama ha estado desde ni?o en contacto con la religi¨®n musulmana y l¨®gicamente siente una cercan¨ªa intelectual con todo lo que ocurre en el mundo isl¨¢mico. Uno de sus primeros actos de pol¨ªtica exterior fue el discurso New Beginning pronunciado en la universidad Al-Azhar en el Cairo en el 2009. Quiz¨¢s fue ese discurso que motiv¨® a los noruegos para darle el premio Nobel de la Paz.
Desgraciadamente, aparte de un bello discurso, la pol¨ªtica mesoriental del gobierno de Obama ha sido catastr¨®fica. Empezando por la primavera ¨¢rabe que los tom¨® de sorpresa y luego, debido a los estudiantes, al Twitter y Facebook, la interpretaron como una especie de revoluci¨®n hippie, llena de paz y amor. Un primer despertar ocurri¨® en la plaza Tahrir la noche misma de la ca¨ªda de Mubarak, cuando la periodista Lara Logan, bella, rubia y totalmente gringa, fue asaltada por una multitud de hombres cuya cultura ella no conoc¨ªa, ni lleg¨® nunca a entender.
La llamada primavera ¨¢rabe result¨® ser en muchos casos una pesadilla ¨¢rabe, con el gobierno de Obama dando siempre la impresi¨®n de estar a la zaga de todo lo que ocurr¨ªa. Luego vino el caso de Libia. Un poco a la manera de Cantinflas, Obama interviene sin querer, interviniendo, pero en todo caso sali¨¦ndose del pa¨ªs norafricano lo m¨¢s r¨¢pido posible. El caos existente en Libia es tan grande que la muerte en Benghazi del Embajador de EEUU y de varios marines, aparentemente sin suficiente protecci¨®n por parte de Washington, puede ser uno de los puntos m¨¢s negativos en la campa?a de Hillary para su elecci¨®n presidencial.
La crisis siria, descrita por las Naciones Unidas como la tragedia humanitaria m¨¢s grave de nuestros tiempos, parece tomar tambi¨¦n a Obama por sorpresa. Traza una ¡°l¨ªnea roja¡± que ha sido violada pr¨¢cticamente por todo el mundo y conf¨ªa en Assad para destruir su armamento qu¨ªmico. Todo esto lleva a que Putin le d¨¦ lecciones sobre paz y moderaci¨®n, en una carta publicada por The?New York Times.
Llega ahora la tremenda y dif¨ªcil crisis en Irak. Es indudable que Obama gan¨® las elecciones con su promesa al pueblo de los EE UU, de regresar al pa¨ªs a todos los soldados que estuvieran en combates en el exterior. Cumplir con esta promesa ha sido una obsesi¨®n en su gobierno, que lo ha llevado a veces a retirar precipitadamente tropas indispensables para mantener la paz y el orden. En Irak, los americanos tumbaron a Saddam Hussein, un tirano sin lugar a dudas espantoso, pero de paso destruyeron todas las instituciones existentes. Se trata de un pa¨ªs con fronteras artificiales, constituido por minor¨ªas que se odian entre s¨ª.
Saddam manten¨ªa el orden a trav¨¦s del terror. Se hubiera necesitado una clase pol¨ªtica de alt¨ªsimo nivel, para conciliar chiitas y sunn¨ªs, m¨¢s las rivalidades tribales y el eterno problema kurdo. Los EE UU, como potencia que ocupaba el pa¨ªs, ten¨ªan la obligaci¨®n de ayudar a su reconstrucci¨®n, no solo material sino tambi¨¦n pol¨ªtica. El General Petraeus, que de paso tiene un doctorado en Princeton en Relaciones Internacionales, junto con todo un equipo trat¨® de conciliar los jefes de tribus sunn¨ªs con el nuevo gobierno chiita. Necesitaban m¨¢s tiempo para hacerlo. Pero Obama ¡°a petici¨®n del primer ministro al Maliki¡± sac¨® todas las tropas en 2011.
En este momento en Washington, muchos culpan al premier iraqu¨ª por su sectarismo y su torpeza al haber perseguido y alejado del poder a los sunitas. Pero cuesta trabajo creer que EE UU, como potencia que ocupaba al pa¨ªs militarmente, no pod¨ªa imponerle condiciones al hombre que hab¨ªan instalado en el poder. Al Maliki, a pesar de haber ganado elecciones en Irak, hab¨ªa tenido primero que ser examinado por la CIA para ver si era un gobernante ¡°aceptable¡±. Los saud¨ªs, que son junto con Israel los aliados m¨¢s antiguos de EE UU en la regi¨®n, lo catalogaron desde un principio como agente de Ir¨¢n, donde pas¨® gran parte de su vida pol¨ªtica. Por eso, las recientes declaraciones del secretario de Estado Kerry, seg¨²n las cuales su pa¨ªs estaba dispuesto a colaborar con Ir¨¢n para derrotar a la guerrilla sunn¨ª de EIIL, han debido caer como una bomba en los pa¨ªses del Golfo.
Quiz¨¢s consciente del error, Obama en su ¨²ltima rueda de prensa en la Casa Blanca, explic¨® que colaborar¨ªan con Ir¨¢n ¡°siempre que coincidiesen en sus objetivos¡± Pero cabe preguntarse: ?desde cu¨¢ndo Ir¨¢n y Washington tienen objetivos coincidentes? Esa pregunta se la deben estar formulando, muy alarmados, todos los soberanos que gobiernan los pa¨ªses sunitas del Golfo, que ven a Ir¨¢n como su enemigo tradicional y que, hasta ahora, se consideraban aliados y amigos de los EE UU. En su rueda de prensa, Obama habl¨® extensamente sobre Ir¨¢n pero ni siquiera mencion¨® a sus aliados sauditas, que indudablemente lo podr¨ªan ayudar a tener mejores contactos con esa guerrilla sunn¨ª que tanto asusta en este momento a la opini¨®n p¨²blica mundial.
En todo caso, viendo las enormes dificultades que tienen los EE UU en desarrollar una pol¨ªtica coherente en el Medio Oriente, pienso que hay que darle gracias al cielo que Obama no se interesa por Am¨¦rica Latina. Mejor estar lejos de la mirada de una potencia que no parece tener muy claro lo que pasa en el mundo.
@marujatarre Profesora USB, Caracas.
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