Boicot de los serbobosnios al centenario del magnicidio en Sarajevo
El pa¨ªs afronta fragmentado el aniversario del magnicidio que desencaden¨® la I Guerra Mundial


Ni la imagen de una paloma sobrevolando Sarajevo, ni la cara del magnicida Gavrilo Princip. Los coleccionistas no guardar¨¢n un sello conmemorativo bosnio del centenario de la I Guerra Mundial. Tras meses de negociaciones, las administraciones del pa¨ªs balc¨¢nico no se han puesto de acuerdo para poner en circulaci¨®n un timbre de aniversario. Un siglo despu¨¦s del asesinato del archiduque Francisco Fernando y su esposa Sof¨ªa en una calle de Sarajevo, el suceso --que desencadenar¨ªa la I Guerra Mundial-- y la figura del tirador reflejan un pa¨ªs partido. Para algunos serbobosnios, el joven de 19 a?os era un h¨¦roe que buscaba liberar el territorio de la ocupaci¨®n,? para muchos bosnios y croatas, el tirador era un terrorista que desencaden¨® un conflicto que segar¨ªa millones de vidas, destruir¨ªa cuatro imperios y redibujar¨ªa el mapa europeo. Ha pasado un siglo, pero las dos balas que cambiaron el mundo ahondan en la divisi¨®n de Bosnia.
Una l¨ªnea tambi¨¦n parece seccionar los actos de aniversario que inundan estos d¨ªas Sarajevo y otras ciudades del pa¨ªs, de unos 3,8 millones de habitantes. En la capital, bosnios musulmanes y croatas ¨Ccat¨®licos¡ª conmemoran con conciertos, conferencias y exposiciones ese trasfondo hist¨®rico. Eventos que, seg¨²n la alcald¨ªa, buscan ¡°impulsar una imagen de paz en la regi¨®n¡±, a los que han asistido los jefes de Estado de Croacia, Montenegro y Macedonia; tambi¨¦n el presidente austriaco, Heinz Fischer, pero no los representantes de la comunidad serbobosnia ¨Cortodoxos--, que tienen conmemoraciones paralelas. S¨ª estuvieron en Visegrado?(en la entidad serbia Rep¨²blica Srpska), donde cientos de personas participaron en los actos dise?ados por el cineasta Emir Kusturica, que coinciden con la inauguraci¨®n de Andricgrad, su proyecto cultural en homenaje al escritor y Premio Nobel Ivo Andric.
Las inundaciones mitigan la llama de las protestas
El pasado febrero la frustraci¨®n ciudadana por la situaci¨®n pol¨ªtica y la crisis econ¨®mica sac¨® a miles de serbios de todas las comunidades a la calle. La llama de las protestas parece ahora algo mitigada pero, apunta la activista Vedrana Kolar, no se ha apagado en absoluto.? La poblaci¨®n sigue exigiendo reformas. ¡°La sociedad civil ha despertado. Queremos avanzar y no nos dejaremos enredar en si las distintas comunidades pensamos diferente o no¡±, esgrime Kolar.
Pero las calles est¨¢n tranquilas. El mensaje del miedo que la Administraci¨®n transmiti¨®, comparando la quema de contenedores y edificios con lo sucedido entre 1992 y 1995, y las inundaciones de las ¨²ltimas semanas, en cuya recuperaci¨®n han participado de manera in¨¦dita todas los entes gubernamentales unidos, han alejado la huella de los disturbios.
Emir Muhamedagic, portavoz de los Estudiantes de la Universidad de Sarajevo, se muestra sin embargo esperanzado del despertar social. "Antes la gente estaba desmotivada. Ahora, la semilla de la movilizaci¨®n est¨¢ sembrada, ha cambiado la mentalidad", dice.
Mina Dinic, estudiante de 22 a?os que particip¨® en las manifestaciones de hace unos meses, critica la respuesta del Gobierno a lo sucedido. ¡°No estuvo bien que se tratara de quemar edificios [como el del archivo nacional o el de la presidencia de Sarajevo], pero comparar aquello con el asedio a la ciudad es tremendo. Y sabes qu¨¦, antes eran otros los que quemaban, ahora somos nosotros. Todo esto es nuestro, de los ciudadanos¡±.
Imposible introducir esa dualidad en un peque?o pedazo de papel timbre. Pero la idea del fallido sello, analiza la activista Vedrana Kolar, no es s¨ªmbolo s¨®lo de esa doble visi¨®n de lo ocurrido en 1914. Tambi¨¦n lo es del d¨ªa a d¨ªa pol¨ªtico de un pa¨ªs paralizado por un sistema burocr¨¢tico inmanejable. Los acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra de los Balcanes en 1995, dise?aron una arquitectura administrativa en la que las tres comunidades tienen presencia equilibrada pero que se divide en tantas partes ¨C-dos entidades aut¨®nomas, la Rep¨²blica Srpska de Bosnia y la federaci¨®n croata-bosniaca, dividida a su vez en cantones; adem¨¢s de los Gobiernos municipales¡ª que cualquier gesti¨®n gubernamental es complicada. ¡°La mayor¨ªa de los proyectos quedan bloqueados por el veto de las diferentes administraciones¡±, explica Kolar.
Como el sello. Vetado, seg¨²n algunas fuentes, por el representante serbio del Consejo de Correos de Bosnia Herzegovina porque el musulm¨¢n se hab¨ªa opuesto a un timbre sobre Andricgrad que circular¨ªa s¨®lo en Rep¨²blica Srpska. ¡°En Bosnia, la mara?a burocr¨¢tica no nos deja levantar cabeza¡±, reconoce el economista Damir Saljic. Porque adem¨¢s, de la par¨¢lisis que acarrea, el enorme aparato administrativo se come casi el 70% del presupuesto p¨²blico. Una cifra ¡°inexcusable¡±, dice, en un pa¨ªs espoleado por la crisis y con un 28% de desempleo --¨Ccifra oficial, los estudios independientes aseguran que es el 40%--. ¡°Tarde o temprano las costuras terminar¨¢n estallando¡±, augura el analista econ¨®mico del Instituto para la Pol¨ªtica Exterior, un think tank de Sarajevo.
La fragmentaci¨®n burocr¨¢tica que espanta a Saljic alcanza tambi¨¦n al sistema educativo. En Bosnia Herzegovina no hay un plan ¨²nico, sino varios; y son muchos los agentes que ponen algo m¨¢s que comas en su redacci¨®n. ¡°Te¨®ricamente hay un grupo nacional de asignaturas: Lengua, Historia y Geograf¨ªa, pero sus contenidos los deciden primero los ministerios, luego los cantones y despu¨¦s la propia escuela¡±, explica Semir Hambo, profesor de secundaria en un colegio de Sarajevo. Lengua, dice, porque en Bosnia hay tres oficiales: serbio, croata y bosnio ¨C¡°Pero, salvando que el serbio se escribe en cir¨ªlico, son casi iguales¡±, introduce la traductora¡ª. Y Geograf¨ªa e Historia porque se podr¨ªan considerar temas ¡°delicados¡±, dice, en un pa¨ªs que hace dos decenios sali¨® de un conflicto fraticida que seg¨® la vida de 110.000 personas. Una guerra, reconoce Hambo, en la que no se profundiza en la escuela.
Este profesor de 29 a?os, miembro del Instituto de Historia de Sarajevo, ha tenido la oportunidad de comparar contenidos que dan sus compa?eros en la Republica Srpska (la entidad serbia) o en las comunidades de mayor¨ªa serbia de Sarajevo, y encuentra ciertas diferencias. De nuevo la figura del magnicida de 19 a?os Gavrilo Princip es una de ellas. De nuevo h¨¦roe o villano, seg¨²n quien revisite la historia.
¡°No s¨¦ que hay que discutir. El chico era un asesino¡±, dice Esma, que regenta un kiosko de prensa y tabaco a unos metros de la fat¨ªdica esquina en la que Francisco Fernando y Sof¨ªa, que estaba embarazada, fueron tiroteados. En Visegrad, a unos 130 kil¨®metros, Dusko, no lo ve igual. Para ¨¦l, que trabaja como ¡°anfitri¨®n¡± en la ciudad cultural de Andricgrad, como para muchos serbios, Princip luchaba por liberar a su pa¨ªs. ¡°Creo que es Alemania quien est¨¢ impulsando esta revisi¨®n hist¨®rica porque busca sacudirse la herencia de haber comenzado las dos mayores masacres de la historia. Las dos primeras veces empezaron con las armas; ahora, con la econom¨ªa¡±, dice.
El profesor Hambo cree que no es malo comentar o discutir la historia. ¡°Siempre que se asuma que ocurri¨® lo que ocurri¨®¡±, dice. Cree que son los pol¨ªticos quien, ya desde la escuela, se empe?an en fomentar las diferencias. ¡°Bosnia es un pa¨ªs peque?o, las distintas comunidades compartimos costumbres. Est¨¢n creando un grave problema en una poblaci¨®n que va a vivir unida. La diversidad es buena, pero esto es otra cosa¡±, dice.
Emir Muhamedagic, portavoz de los estudiantes de la Universidad de Sarajevo (unos 40.000) explica que esa diferencia cultivada desde la burocracia dificulta, por ejemplo, los traslados de expediente escolar entre municipios. ¡°La poblaci¨®n sufre las consecuencias de una organizaci¨®n fallida¡±, zanja. La organizaci¨®n institucional es, de hecho, uno de los elementos que m¨¢s aleja a Bosnia --que fue el primer pa¨ªs en iniciar la carrera para lograr el estatus de candidato y que se ha quedado el ¨²ltimo-- de la UE. Su Constituci¨®n, con tres presidentes rotatorios, uno por cada una de las tres comunidades que habitan el estado, impide que representantes de las minor¨ªas jud¨ªa --unos 1.500, la mayor¨ªa sefard¨ªes-- o roman¨ª, por ejemplo, sean elegidos. Un obst¨¢culo insalvable, incide Andy McGuffie, portavoz de la UE en ese pa¨ªs, que vulnera los tratados internacionales. ¡°La UE quiere que Bosnia entre. Y los bosnios tambi¨¦n lo desean; pero si la Constituci¨®n no cambia no lo har¨¢¡±, dice.
Cada intento de modificarla ha fracasado. Como descarrilan otras muchas reformas. La ¨²ltima, que seg¨²n fuentes del Gobierno bosnio a¨²n se est¨¢ negociando, es una ley contra el blanqueo de capitales y la financiaci¨®n de organizaciones terroristas. Sin ella, Bosnia entrar¨ªa en la lista de pa¨ªses que carecen medidas para luchar contra estos delitos. Un nuevo lastre, dice el economista Seljic, que alejar¨¢ la inversi¨®n extranjera que, en los ¨²ltimos a?os, ha sido fundamentalmente rusa y turca. Europa, que nutri¨® (y a¨²n lo hace, aunque menos) al pa¨ªs con ayudas durante a?os, est¨¢ ahora mucho m¨¢s pendiente de su propia crisis.
¡°?Gavrilo Princip? ?Qu¨¦ importa! Todo aquello ocurri¨® hace cien a?os. No entiendo el inter¨¦s y el af¨¢n por analizar eso. Y como todo lo dem¨¢s es cosa de los pol¨ªticos, porque si no generaran esas diferencias no tendr¨ªan excusa para mantener el sistema que les da de comer¡±, apunta amargamente el excombatiente bosnio Sufret Ibrahimovic. Originario de Srebrenica, donde los serbios cometieron una de las mayores masacres de la guerra de 1992, insiste en que est¨¢ harto de la Administraci¨®n. ¡°Es una lucha continua; pero, salvando las distancias, antes sab¨ªas quien te disparaba. Ahora no sabes de donde llegan las balas. Es como pegarse contra una pared¡±, lamenta.
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