Jap¨®n reinterpreta su Constituci¨®n para ayudar militarmente a sus aliados
El Gobierno de Abe se aleja del pacifismo impuesto tras la guerra entre protestas sociales
El Gobierno de Jap¨®n ha aprobado este martes, entre fuertes protestas, una hist¨®rica reinterpretaci¨®n de su Constituci¨®n pacifista que acaba con la prohibici¨®n de usar la fuerza para resolver conflictos internacionales.
Tras un mes de negociaciones entre la coalici¨®n de Gobierno, el Gabinete aprob¨® finalmente una reinterpretaci¨®n del art¨ªculo 9 de la Ley Fundamental (impuesta por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial) que permite a Jap¨®n defender a sus aliados, algo hasta ahora limitado por el mencionado art¨ªculo 9, que impide al pa¨ªs declarar la guerra.
La nueva interpretaci¨®n del art¨ªculo 9 debe ser ratificada por el Parlamento pero no requiere modificar la Constituci¨®n.
La medida, un empe?o personal del primer ministro conservador, Shinzo Abe, supone un gran giro en la pol¨ªtica de seguridad que pretende dar a Jap¨®n un papel mucho m¨¢s activo internacionalmente aumentando su perfil militar.?
"Jap¨®n necesita un marco legal sin fisuras para hacer frente a las amenazas a su seguridad", explic¨® el primer ministro durante una rueda de prensa en la que insisti¨® en que, a pesar de la reinterpretaci¨®n del texto, el pa¨ªs "mantendr¨¢ su estatus pacifista".
Sin embargo, el proceso de modificaci¨®n de la denominada Constituci¨®n de la Paz, redactada tras la Segunda Guerra Mundial, se est¨¢ viendo acompa?ado por una importante ola de protestas y el rechazo de m¨¢s de la mitad de los japoneses, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas.
El pasado domingo, un hombre de entre 50 y 60 a?os se quem¨® a lo bonzo en una de las principales estaciones de Tokio tras lanzar proclamas en contra la pol¨¦mica medida gubernamental.
La reci¨¦n aprobada reinterpretaci¨®n de la Ley Fundamental permite por primera vez a Jap¨®n ejercer el llamado derecho de "autodefensa colectiva", si "la existencia del pa¨ªs se ve amenazada y existe un claro peligro de que se vean anulados los derechos del pueblo a la vida, la libertad y la b¨²squeda de la felicidad".
Este concepto de "autodefensa colectiva" est¨¢ contemplado en el derecho internacional y, adem¨¢s de la ayuda militar a aliados en caso de que estos sean atacados, permitir¨ªa la participaci¨®n de Jap¨®n en operaciones de seguridad de Naciones Unidas.
Tokio tambi¨¦n podr¨¢ aprobar m¨¢s f¨¢cilmente el env¨ªo de sus Fuerzas de Autodefensa (como se denominada al Ej¨¦rcito) a zonas en conflicto y ampliar de apoyo log¨ªstico y de otro tipo para misiones de paz en el extranjero.
La justificaci¨®n de Abe para esta impopular medida se basa en la necesidad de convertir a Jap¨®n en un actor "m¨¢s activo" en materia de seguridad dentro de la comunidad internacional, un papel completamente limitado tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial.
El primer ministro persigue adem¨¢s dar un verdadero papel militar a las Fuerzas de Autodefensa ante el avance de China en la regi¨®n y las amenazas de Corea de Norte.
En este sentido, Jap¨®n ha recibido un apoyo rotundo de su gran aliado, Estados Unidos, que ve este cambio como favorecedor para sus intereses en la zona, sobre todo para aplacar el dominio de Pek¨ªn.
La medida ha despertado, sin embargo, desconfianza y las cr¨ªticas de pa¨ªses vecinos que sufrieron el colonialismo imperial nip¨®n hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, como Corea del Sur o la propia China.
Precisamente, esta semana el presidente chino, Xi Jinping, visitar¨¢ Se¨²l, donde China y Corea del Norte podr¨ªan pronunciarse duramente contra los nuevos intentos de militarizaci¨®n nipones.
En casa, Abe tambi¨¦n se ha encontrado con una gran oposici¨®n a uno de los mayores cambios en su pol¨ªtica de seguridad del pa¨ªs desde hace d¨¦cadas.
Las manifestaciones, organizadas por grupos civiles, sindicatos as¨ª como catedr¨¢ticos de derecho y escritores, se han sucedido hasta este martes con miles de personas congregadas junto a la residencia del primer ministro en contra de que un cambio tan trascendental no se realice mediante refer¨¦ndum.
A pesar de su aprobaci¨®n por el Ejecutivo, la medida debe recibir el visto bueno del Parlamento nip¨®n y, aunque las fuerzas gobernantes cuenta con una mayor¨ªa, no se descarta que a la cl¨¢usula se le impongan algunas restricciones m¨¢s antes de su ratificaci¨®n definitiva.
Pol¨ªticamente, no ha sido f¨¢cil para el Partido Liberal Dem¨®crata (PLD) de Abe llegar hasta aqu¨ª.
El primer ministro ha tenido que negociar durante un mes con su socio de coalici¨®n, el budista y conservador Nuevo Komeito, que se ha mostrado radicalmente en contra de revisar o reinterpretar art¨ªculo 9, aunque finalmente ha aceptado incluir el derecho de autodefensa.
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